Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

sábado, 24 de noviembre de 2012

A LA SOMBRA DE PEÑA MEA



Desde  Pelúgano hasta Entralgo por la Collada, Doñango, Los Cuetos, Campa Felguera y Pumará

            El macizo de Peña Mea con su espectacular Ojo de Buey y su mayor altura en el pico Dubil (1 557 metros), forma parte de una crestería que separa los concejos de Laviana y Aller. En su vertiente sur se encuentra el pueblo de Pelúgano a 570 metros de altitud, donde iniciamos esta caminata propuesta por Manolo Llaneza, ligero andarín a quien es difícil encontrar en el camino. Pelúgano tiene dos barrios y nosotros salimos de Barriobaxo, donde está la capilla de San Pedro al lado de un tejo, y por la pista de hormigón subimos a Barriocima, donde está la iglesia parroquial de Santa María, edificio rectangular con espadaña para dos campanas sobre un pórtico cerrado; allí sendos carteles anuncian el PR AS-262 Ruta de Peña Mea y el GR-109 Asturias Interior: ambos coinciden al principio, pero pronto abandonaremos el primero para seguir por el GR hasta el final de nuestra caminata.

 Iglesia parroquial de Pelúgano en Barriocima

          Salimos del pueblo por pista en pronunciada pendiente, pasamos por el caserío de La Vallina, alcanzamos la pradería del Posadoiru y llegamos a la braña de Cerréu (975 metros). Es aquí donde abandonamos el PR pues no es nuestro objetivo alcanzar las crestas de Peña Mea; seguimos, en cambio, el GR y pronto llegamos a la Collada de Pelúgano (1 017 metros). Es el primer hito de la jornada: La Collá, como la nombran los ganaderos, campa grande y llana, vaguada que se abre al paso entre los dos concejos. A partir de aquí nos adentramos en la parroquia de Tolivia y una pista desciende por el valle de Les Campes para convertirse a la altura de Fresneo en la LV-9.

 El pueblo de Pelúgano desde la braña de Cerréu

            Abandonamos la pista antes de llegar a Les Campes donde está la ermita de la Visitación, para tomar una senda que alcanza la altura de El Colladín y más arriba la campa Doñango (1 022 metros). Es el segundo hito de la jornada, lugar de buenos pastos con fuentes y restos de boñiqueros; situada entre Peña Mea y el cordal de Los Cuetos, la campa Doñango también es lugar de paso entre las parroquias de Tolivia y Villoria. Nuestra propuesta incluye abandonar por el momento el GR para ascender a la cumbre más alta de Los Cuetos (1 178 metros), roquedal de piedra caliza que separa los valles de Les Campes y Los Tornos.

 Peña Mea vista desde la subida a Los Cuetos

            De vuelta a la campa Doñango caminamos por la parroquia de Villoria. La senda, embarrada y con abundante piedra resbaladiza hasta llegar a Campa Felguera, fue el tramo más difícil del camino. La empinada ladera cae hasta la foz del río Raigosu, que se une al río Mosquil para desembocar al Nalón en Ribota. Del Raigosu parte la primitiva conducción de agua a las zonas urbanas de Langreo y San Martín del Rey Aurelio.

 La niebla en la campa Doñango

            En Campa Felguera (914 metros) hay un área recreativa que forma parte del Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras, según leemos en un cartel del Ayuntamiento de Laviana; también hay una capilla dedicada a Santiago inaugurada en 2001, y cada 25 de julio se celebran allí animadas fiestas donde tienen fama las carreras de cintas a caballo. Aprovechando la techumbre que cubre parte del área, allí disponemos el lugar para el descanso, la comida y la conversación: además la lluvia cesa y parece que la tarde se torna apacible.

 Área recreativa de Campa Felguera

         Al reiniciar el camino después del descanso, de nuevo abandonamos de forma momentánea el GR para tomar una senda que bordea el pico Felguerina entre cabañas muy reformadas, prados donde pasta el ganado y espectacular vista sobre el concejo de Laviana; pronto enlazamos con la pista del GR y llegamos a la LV-7 que sube de Villoria a Los Tornos. Dejamos a la derecha Grandiella, pasamos por Campomoyáu (650 metros) y llegamos a Pumará, un pueblo bastante grande y estirado sobre la carretera que nosotros abandonamos para seguir por un camino ancho y cubierto de hoja entre prados cercados y bien cuidados. Antes de llegar a Arbín está el cerro de Monte Castiello con un repetidor de televisión y restos catalogados de un castro: el Castro de Pumará. 

 El pueblo de Pumará en la distancia

     Al pie del monte está la campa Castiello que atravesamos, y al divisar en la distancia la aldea de Arbín el caminante evoca a don César de las Matas de Arbín, el entrañable personaje de La aldea perdida que en el tumultuoso final de la historia se levanta gritando: “Decís que ahora comienza la civilización (…) ¡yo os digo que ahora comienza la barbarie!”
            Ya en la parroquia de San Juan de Entralgo, después de pasar por el caserío de Les Llanes, llegamos al pueblo de Armando Palacio Valdés, ante la casa natal del escritor, hoy Centro de Interpretación de su obra. Aquí en Entralgo, en la margen izquierda del río Nalón, terminamos esta caminata que desde Pelúgano discurrió, salvo en dos interesantes adornos -Los Cuetos y La Felguerina- por la etapa 10 del GR-109 Asturias Interior, sobre el que bien pronto volveremos a escribir. 

 Las zonas urbanas de Laviana desde el camino



 Las fotos son de Juan Lobelle


 
                               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 17 de noviembre de 2012)


sábado, 10 de noviembre de 2012

TIERRAS Y PUEBLOS DE QUIRÓS


    Ruta de las Reliquias (1ª parte): desde el puerto Ventana hasta Arrojo

            El puerto Ventana se incluyó con los de La Mesa y Pajares en un estudio realizado en el siglo XVIII para valorar el trazado de la carretera de León hacia el centro de Asturias. En los años cuarenta del siglo XX se abrió la carretera por Ventana y el concejo de Teverga, pues éste ya era un camino frecuentado por la ganadería de trashumancia de la comarca de Babia hacia Asturias. Siglos antes, este camino del puerto Ventana, atravesando el concejo de Quirós, había contemplado el paso de las Reliquias del Arca Santa que, tras una estancia de siglo y medio en las ermitas de Monsacro, hoy se conservan en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo.
       El GR-207 Ruta de las Reliquias sigue este itinerario bien señalizado desde el puerto Ventana hasta el pueblo quirosano de Pedroveya. Los del grupo La Peñuca fuimos invitados por José María Arnillas a realizar en una caminata las dos primeras etapas tradicionales de la ruta: casi 23 kilómetros y algo más de seis horas con rachas de viento, niebla y una persistente lluvia que fue desapareciendo hacia el mediodía para dar paso a una tarde bastante apacible. Al iniciar el camino en el alto del puerto, a 1 587 metros de altitud, entre los concejos de Teverga, Quirós y San Emiliano de Babia, la niebla nos ocultaba el espléndido panorama que desde allí se puede contemplar sobre las Ubiñas y la Babia alta. 

            Uno de los indicadores de la ruta

            En estas tierras altas de Teverga y Quirós hubo en el pasado siglo minas de montaña de las que aún se pueden apreciar algunos restos; por la pista carbonera caminamos hasta la ermita de Trobaniello, situada en una campa a 1 520 metros de altitud al sur de la sierra de Sobia, junto a una fuente con abrevadero. Vecinos de Teverga y Quirós comparten la campa y sus pastos, la ermita pertenece a la parroquia quirosana de Ricabo y la romería que se celebra el 15 de agosto, con romeros de toda la comarca, la organizan los vecinos de esta parroquia; en un lateral de la ermita el Foro Jovellanos colocó en 2003 una placa homenaje al insigne asturiano.

            Campa y ermita de Trobaniello

            A partir de aquí caminamos por una pista de trazado mucho más reciente, última década del pasado siglo, para dar servicio a los ganaderos de la parroquia de Ricabo que, para acceder a estos pastos, debían realizar un largo recorrido a través de Teverga y el puerto Ventana. Llegamos a la collada de Garrafe donde dejamos a nuestra izquierda la parroquia tevergana de Páramo y nos internamos de forma definitiva en el municipio de Quirós; el camino desciende con prontitud a través de las Vueltas de Garrafe y la niebla que juega con el viento nos enseña la belleza de Peña Rueda con las primeras nieves. Así llegamos a la braña de la Fonfría, donde conviene una breve parada antes de abandonar la pista y seguir por el viejo camino entre bosques y prados de diente.

 Peña Rueda se asoma sobre las Vueltas de Garrafe          

            El camino discurre por la ladera atravesando varios arroyos que conforma el río Ricabo, que corre al fondo del valle para unirse al Lindes cerca del pueblo de Santa María y formar entre ambos el río Quirós, que en Caranga de Abajo se unirá al Teverga para formar el río Trubia, afluente por la izquierda del Nalón. A nuestra derecha, en la otra vertiente se pueden ver los dos pueblos, Bueida y Ricabo, que forman esta parroquia.
Cuando atravesamos el arroyo Romanteiga por un puente de madera, entramos en la parroquia de Nimbra y pronto llegamos al pueblo de Ronderos, el mayor de esta parroquia, situado a 650 metros de altitud, al pie del pico también llamado Ronderos. En el centro del pueblo está la capilla de la Soberana, donde es tradición una parada y custodia de las Reliquias; también hubo aquí un albergue de caminantes. La iglesia parroquial de San Vicente de Nimbra se sitúa en un altozano desde el que se divisa todo el pueblo; es un edificio de buena talla, y allá subimos para ocuparnos del bocadillo, el descanso y la conversación en sus alrededores limpios y bien cuidados, con bancos y mesas de madera.

 Iglesia parroquial de San Vicente de Nimbra

Después del descanso, el viejo camino nos obliga a una considerable subida y luego se transforma en una pista de zahorra que discurre entre prados, castaños y robles. El castaño será el árbol que nos acompañe de forma mayoritaria el resto del camino, por lo que algunos aminoran la marcha para dedicarse a la “gueta”. Hay quien dice “debo llevar un par de docenas”: no le habrá costado mucho esfuerzo, pues la cosecha era abundante y el camino estaba repleto.

Ronderos, desde el campo de la iglesia de San Vicente

Así, entre castañas y bellotas, llegamos a la aldea de Villamarcel (780 metros) donde nos detenemos ante la capilla de una casona del siglo XVI que en el XIX fue reformada y habitada por Bernardo Álvarez Terrero, afamado ganadero del concejo. El viejo camino, ahora una buena pista con retazos de hormigón, nos lleva a la braña de Trespando y más allá al pueblo de Coañana (550 metros), situado al pie del pico la Cerra, en la parroquia de Bárcena. Coañana sorprende al caminante por sus hórreos y casas blasonadas; en el dintel de una puerta puede leerse junto a la inscripción “Ave María Purísima” una fecha: 1781. También hay alguna casa reformada con gran trabajo artesanal de madera, lo que confirma la reputación de los habitantes de estas tierras en la ebanistería.

 El viejo caserón muestra su escudo

Algo más allá, sobre un promontorio rocoso, están las ruinas del castillo de Alba, del siglo XII, que fue fortaleza militar y símbolo del poder en el concejo. Luego, ya todo es descenso por camino estrecho y empedrado, primero hasta el pueblo de Faedo en la parroquia de Casares, donde también hay una pequeña capilla con pórtico, y por donde pasa la Senda del Oso sobre el antiguo trazado del ferrocarril minero.  Entre Coañana y Faedo hemos podido ver Bárcena, la capital municipal, al fondo del valle y, en la otra margen del río, en la ladera de la Peña del Alba, los pueblos de Salcedo, Las Vallinas y La Villa. Después, acercándonos ya al final del camino, a nuestra izquierda quedan Villagondú, Vega y Fresnedo.

 Ermita con pórtico en la aldea de Faedo

La caminata termina en Arrojo, al lado de una fuente con lavadero y el albergue en el edificio que fue escuela rural; por aquí pasa también la Senda del Oso en dirección a Bárcena distante 2,5 kilómetros. En la parte alta del pueblo, en la AS-229, junto al palacio de la Casa de Quirós, está la iglesia parroquial de San Pedro; allí iniciaremos la segunda parte de esta Ruta de la Reliquias que hoy terminamos aquí, en la parte baja del pueblo, junto a la fuente, el albergue y una casa vecinal donde en animada conversación nos cuentan detalles de los  lugares que hemos recorrido. 

 La niebla deja ver la belleza otoñal del bosque
  

Las fotos son de Juan Lobelle 


 
                           (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó el sábado, 3 de noviembre de 2012 estas dos etapas de la Ruta de las Reliquias y tiene previsto concluirla el próximo 9 de marzo)

viernes, 26 de octubre de 2012

EN LOS MONTES DE RIAÑO



El PR. LE-25, cuatro cumbres y algunos pasos más

            Hablar del municipio leonés de Riaño es hacerlo de su embalse, el mayor de la provincia de León y el tercero de la comunidad autónoma, después de los de Almendra y Ricobayo; a simple vista, en el mapa, parece ocupar la tercera parte de su término municipal, extendiéndose también a otros limítrofes como el de Valdeburón. Además de la villa municipal de Riaño, que se suele nombrar como Nuevo Riaño para distinguirlo del viejo oculto bajo las aguas, hay en el municipio otros pueblos: Escaro, Carande y Horcadas, donde comienza y termina el PR. LE-25 Puerto de Horcadas, de seis kilómetros y dos horas y media de camino.
         José Manuel Álvarez es un excelente conocedor de las montañas leonesas, además de haber dedicado buena parte de su tiempo libre a recorrer casi todos los PRs de Asturias y León. Él ha invitado al grupo La Peñuca a esta jornada tomando como base el citado PR adornado con la ascensión a cuatro cumbres; el resultado fueron catorce kilómetros y seis horas de una bellísima caminata que nos dejó bien satisfechos.

 Las primeras curvas del camino en una mañana aún sombría

            Iniciamos el camino en el pueblo de Horcadas, situado a 1 120 metros de altitud en la base misma del pico Jilbo. Siguiendo las señales del PR, tomamos el camino que pasa por un túnel bajo la N-621 y pronto comenzamos a ascender por la senda que recorre la Hoz de los Escalones. Como su nombre indica, es una fuerte subida que nos lleva al alto de la Prada, un sestil, lugar donde sestea el ganado en las horas de calor, con pradería y fuente; a nuestra derecha queda el camino al pueblo de Remolina. Un poco más arriba, dejando a la izquierda el pico Peñalba y a la derecha, las Peñas del Diablo, alcanzamos el puerto de Horcadas (1 566 metros), lugar de buenos pastos que comparten los vecinos de Hueldo, Remolina y Horcadas, aunque hoy sólo lo puebla una considerable yeguada. 

El ganado caballar pasta en el puerto de Horcadas

            Abandonamos aquí el PR para iniciar el ascenso a la primera de las cuatro cumbres previstas: el pico Hato (1 770 metros). Coronarlo no es difícil si lo hacemos por su vertiente más oriental, desde donde ya empezamos a columbrar el pueblo de Riaño y parte del extenso embalse; desde la cumbre vemos al otro lado el pueblo de Remolina y su valle ocupado por un brillante robledal. Contemplando el espléndido panorama nos tomamos el primer descanso y la correspondiente sesión fotográfica.
            Descendemos al collado los Nevarines (1 676 metros) y por la cresta donde abunda la piedra, ascendemos a la segunda cumbre: el pico Loto (1 808 metros) con su artístico buzón montañero y su vértice geodésico. 

 El pico Loto: panorámica y curioso buzón montañero

            El camino sigue por una senda en la ladera dejando la cresta a nuestra izquierda; al fondo divisamos el valle del arroyo Valcavado por cuyas laderas se extiende un gran hayedo. La senda cruza al otro lado de la crestería y nos lleva a un pequeño collado (1 655 metros) por donde pasa el camino de Horcadas a Tejerina y Prioro, muy transitado en su tiempo por pastores y ganados. A este lugar volveremos después de coronar las dos cumbres que nos esperan; primero Piedra del Agua-1 (1 768 metros), donde ya la vista alcanza a los pueblos de Tejerina y Prioro en la cuenca alta del río Cea, afluente del Esla que nace en el puerto de Pando. Sobre Prioro, villa capital de su municipio, podemos apreciar en la lejanía rodeado de árboles el santuario de Nuestra Señora del Rosario.
            La cuarta cumbre de la jornada es el pico Piedra del Agua-2   (1 777 metros), y entre ambos picos de idéntico nombre se nos interpone un collado de ida y vuelta, pero merece la pena ascender al segundo, pues allí encontramos la más amplia panorámica: además de los pueblos del alto Cea, al otro lado tenemos la mejor vista de Riaño, la totalidad del embalse con sus viaductos y hasta las carreteras que suben hacia los puertos de San Glorio y Tarna; sin duda, el mejor lugar para la comida, el descanso y la conversación.

 Los caminantes acuden a la cumbre del Piedra del Agua-2

            Para la segunda parte de la jornada es necesario regresar hasta el colladín del paso a Tejerina y desde allí por el valle de Peña Llampa, entre el incómodo piornal, descender hasta la parte baja del puerto de Horcadas. Aquí conectamos de nuevo con el PR. LE-25 que ya seguiremos hasta el final del camino. En las praderas que cuelgan del puerto está el Chozo de la Junta Vecinal, un refugio para ganaderos, caminantes y cazadores. Por allí nace el río de las Horcadas que labra la profunda garganta por donde seguiremos descendiendo: la Hoz Oscura, encajada entre dos murallones de negras rocas cuarcíticas que le dan su aspecto característico.
            A la entrada de la hoz hay una portilla para regular el paso del ganado y hemos podido contemplar un ejemplar de serbal de los cazadores con todo su verdor. La Hoz Oscura, aun en su aspecto imponente, es corta, y pronto el valle se abre dejando paso, por la margen derecha del río, a un buen sendero ganadero desde el que varios puentes de madera cruzan a la otra margen dando acceso a bosques y praderías.

 La Hoz Oscura en sus inicios

            Poco a poco el camino alcanza el llano y, tras cruzar por otro túnel bajo la N-621, ya estamos en el pueblo de Horcadas, donde nos esperan una cuidada fuente y un bar que lleva el nombre de uno de los picos que vimos al pasar: el Peñalba, entre el sestil de la Prada y el puerto de Horcadas; allí termina, donde empezó, esta caminata que fue un PR adornado con cuatro cumbres  y algunos collados.

Panorámica desde la cumbre del Piedra del Agua-2


Las fotos son de Juan Lobelle 


                     
                             (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 20 de octubre de 2012)



viernes, 12 de octubre de 2012

POR SAJAMBRE Y AMIEVA



Desde Oseja de Sajambre, por Vegabaño, Carombo, la Jocica y Angón, hasta Ceneya en Amieva

            El municipio leonés de Sajambre se extiende por la vertiente septentrional de la cordillera Cantábrica; en su territorio nace el río Sella y comparte con Amieva y Ponga el curso alto del río que labra el largo y profundo desfiladero de los Beyos. Por los dos primeros concejos -Sajambre y Amieva- discurre esta caminata que para el grupo La Peñuca propuso Carlos González (Carlinos), guía joven y entusiasta para quien los Picos de Europa no parecen tener secretos.
            Partimos de Oseja, la villa municipal de Sajambre, a 742 metros de altitud y comenzamos a caminar hacia Soto por la ruta señalada como Pueblos de Sajambre. El camino empinado pasa junto a la hermosa ermita de San Roque, para más adelante dejar la dirección de Soto y tomar la indicada hacia la majada de Vegabaño. Es un frondoso hayedo el que vamos atravesando por esta pista de tierra que gana altura sin cesar; así llegamos al mirador de Los Porros (1.152 metros). Merece la pena apartarse unos 200 metros del camino principal, pues desde este mirador, acondicionado con mesas y bancos de madera, se obtiene una magnífica panorámica de los pueblos de Sajambre: Oseja, Vierdes, Pío, más arriba la central eléctrica de Pío y sobre ella se adivina la Canal de los Chinos para subir al puerto de Zalambral; otra caminata que tuvimos oportunidad de realizar hace unos meses (En Oseja de Sajambre, 8 de mayo de 2012).

 La ermita de San Roque, en el camino de Oseja a Soto

            De vuelta al camino principal seguimos por el hayedo, donde varias personas se afanan en la tala de madera y su carga en tractores para el transporte; pasamos la portilla que cierra el paso a los vehículos e impide al ganado abandonar los pastos de la majada, y llegamos a Vegabaño (1.320 metros).
            La majada de Vegabaño es amplia, cuenta con varias cabañas en muy buen estado y un refugio de montaña abierto en esta época del año; lo que no vimos fue el ganado que desde los primeros días de octubre ya ha abandonado estos pastos de altura. Los Moledizos y el pico Jario flanquean esta bonita majada, donde es obligada una parada para recuperar fuerzas y las consabidas fotos.

 Caminantes descansando en la majada de Vegabaño

            La salida de la majada la hacemos por el PR-PNPE-7 que ya no abandonamos hasta casi el final del camino. Primero, por el bosque de Vegabaño la senda discurre entre peña Beza y el pico La Cotorra, que en su cumbre ya marca el límite con el concejo de Amieva; luego, desde el puerto de la Barcinera (1.349 metros) comenzamos el descenso por el monte el Milagro de Pericón entre hayas, abedules y robles buscando el río Dobra. Antes atravesamos la riega La Rebellada para cruzar el Dobra, que viene del puerto de Dobres en Valdeón, por un puente de hormigón: puente Carombo (1.050 metros). En la margen derecha del río estamos en el monte Carombo y, según nos anuncia un letrero, en terrenos del Parque Nacional, lo que sorprende al caminante, pues deja desprotegida la hermosa zona que hemos venido recorriendo.
            Por este monte Carombo, cuyo aprovechamiento forestal y pastoril comparten los parroquianos de Amieva, Sajambre y Valdeón, subimos a una de sus majadas: la de Chamozo donde hay una cabaña y una fuente con abrevadero. Es el lugar elegido para la comida, pero como la caminata es larga y el tiempo apremia, el descanso y la conversación serán breves.

 El puente Carombo sobre el río Dobra

            La segunda parte de la caminata sigue el río encajado en una profunda garganta que cierran, a su izquierda el Canto Cabronero y la peña Beza y en su margen derecha, las estribaciones del Cornión, por donde hay una senda a bastante altura sobre el cauce del río. Es la antigua senda de acceso desde Amieva a estas majadas y montes que nosotros recorremos en una hora de camino para llegar a la presa de la Jocica. La senda, por entre pastos y también matas de hayas y acebos, pasa por Dobraseca, un curioso lugar donde se ve al fondo el lecho del río que sólo es una playa de grandes piedras redondas, pues el agua se sume en un curso subterráneo. Más allá, debajo de la canal de Pedro Montés hay una lápida que recuerda a José Alonso Fernández fallecido aquí en 1948 al despeñarse a la edad de 18 años; llama la atención la limpia y bien conservada lápida en el recuerdo de un luctuoso acontecimiento ocurrido hace tantos años.

 Por la senda de la Jocica

            La majada de Bellanzo, con una fuente y un refugio para los caminantes, está justo encima de la presa de la Jocica; hasta el fondo, donde se ven las ruinas de los barracones de esta obra realizada al final de los años cincuenta del pasado siglo, se puede bajar por larguísima escalinata no apta para personas con vértigo. A partir de Bellanzo, el camino es por buena pista de tierra que recorre algunas majadas como la de Ceremal hasta la central eléctrica del Restaño. Esta central se encuentra a 700 metros de altitud, por lo que el descenso realizado ha sido considerable, y en su perpendicular se yerguen los impresionantes murallones del mirador de Ordiales.

 La presa de la Jocica, desde el camino

            Después de la central, el camino por la pista de servicio que recorre el valle de Angón asciende hasta el Collado en una fuerte pendiente sobre el duro hormigón. El Dobra ahora se aleja a nuestra derecha para encontrarse en el lugar conocido como la Mecedura con los ríos Pelabarda y Junjumia, que bajan del corazón del macizo occidental de los Picos para aumentar de forma considerable su caudal. A partir de aquí, marca el límite entre los municipios de Amieva y Cangas de Onís en un vertiginoso recorrido entre estrechas paredes que lo hacen impracticable, salvo para barranquistas de mucha experiencia; sólo abre su cauce al llegar a la Hoya de San Vicente, a cinco kilómetros de su desembocadura al Sella en Puente Dobra.
            En el Collado de Angón nos encontramos con la Senda del Arcediano que viene desde Soto de Sajambre por la Portilla de Tarabico y las majadas de Tomeyo y Sabugo; fue este camino, la principal vía de comunicación entre León y el oriente de Asturias antes de la carretera del Pontón por el desfiladero de los Beyos.

 El valle y el Collado de Angón

            A partir de aquí, el camino discurre por lugar de mucho tránsito. La carretera nos acerca hasta el pueblo de Amieva, que bordeamos dejándolo a nuestra derecha, para tomar la carretera que, entre curvas y socavones sin arreglar, por la margen izquierda del río Vallejón sin apenas agua, nos deja en Ceneya, en la N-625.
            En el lugar de Ceneya de la parroquia de Argolibio, a orillas del Sella, termina esta caminata larga y variada por el concejo de Amieva, iniciada ocho horas antes en Oseja de Sajambre, cerca de donde se encuentran las fuentes de este mismo río que ahora nos recibe después de haber recorrido las profundidades del Dobra, uno de sus afluentes importantes.

 Panorámica de Oseja de Sajambre al inicio del camino


Las fotos son de Juan Lobelle



                                (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 6 de octubre de 2012)


viernes, 28 de septiembre de 2012

ENTRE EL NANSA Y EL SAJA



Desde Collada de Carmona hasta el pueblo de Tudanca, por el cordal que separa las cuencas de ambos ríos
  

     A Mari Luz, porque sus raíces familiares 
     se hunden en estas tierras de Cantabria 
     por donde hoy caminamos




              El río Nansa nace en la vertiente septentrional de Peña Labra y desemboca en la ría de Tina Menor; el Saja corre desde la Sierra del Cordel a unirse al Besaya para, después de atravesar la zona industrial de Torrelavega, desembocar en la ría de San Martín de la Arena. Entre las cuencas de estos dos ríos se extiende un montañoso cordal que nosotros hemos recorrido desde el puerto Collada de Carmona en la CA-182. El puerto se encuentra a 611 metros de altitud en el municipio de Cabuérniga, y a partir de ahí caminamos en dirección sur por una amplia pista de tierra que va ganando altura en la ladera de la sierra.
            Pronto se encuentra el pico Matamigüela, y la pista lo bordea dejándolo a la derecha de los caminantes que, protegidos por la sombra del bosque, siguen subiendo hasta donde la guardería de montaña tiene su cabaña de vigilancia. Es el collado de Zercedillo a 904 metros de altitud, entre los municipios de Cabuérniga y Tudanca: buen lugar para el primer descanso. A nuestra izquierda, hacia el nordeste, en la amplia cuenca del Saja, los pueblos de Cabuérniga, -Renedo, Solares, Terán…-, se confunden en la distancia; hacia el suroeste, contemplamos el municipio de Tudanca en el valle del Nansa, más estrecho y escarpado con el fondo amurallado de la sierra de Peña Sagra.

 El collado de Zercedillo y la caseta de vigilancia

         A partir de este collado la pista cesa, y por senderos y praderías, siempre en el límite entre los dos municipios, vamos ganando altura por el alto de Mostadoiro hasta alcanzar la cumbre de La Guariza (1.021 metros) que nos permite columbrar los cuatro pueblos que componen el municipio de Tudanca: Sarceda; Santotís, donde se ubica la casa consistorial; La Lastra y Tudanca, el de mayor población. Pasado el cueto Tamaredo (1.051 metros), en la braña del Salce poco antes del collado de Sierra Linares (1.107 metros), nos encontramos con la sorpresa, no por esperada menos agradable, de un buen rebaño de vacas raza tudanca.

 El alto de La Guariza

            Estas vacas de reducido tamaño, con su pelaje casi negro en los machos y avellanado, pardo siempre oscuro en las hembras; junto con las astas largas, abiertas y torcidas, son fáciles de identificar en las praderías de la montaña cántabra. Dicen que la tudanca produce poca leche, pero rica en grasas y que su carne es magra y sabrosa. Más adelante en nuestra caminata tendremos ocasión de ver otras, en verdad no muchas pues la cabaña es escasa, aunque en los últimos años parece que va en aumento al ser catalogada como “raza autóctona de protección especial”.
            Seguimos caminado por el Portillo Buceñores, donde abundan árgomas, arandanales y brezales, hasta el cueto Caorra, la mayor altura de la jornada a 1.189 metros de altitud: es el lugar elegido para el descanso, el bocadillo y la conversación, también adornados, todo hay que decirlo, con algunas botas de buen vino. Frente a nosotros están las pandas de Bucierca, que en esta tierra llaman panda a la pradería situada en una loma suave y prolongada.

 Pedregal, zarzas y mosquitos en el cueto Caorra

        Consumidos los minutos de descanso, damos la espalda a Cabuérniga para adentrarnos de forma definitiva en el municipio de Tudanca. Lo primero es el descenso hasta la braña de Carracedo, donde esta señalizado el GR 71 (Sendero de la Reserva de Saja); lo seguiremos hasta el final del camino por una buena pista de tierra que bordea el llamado Prado del Concejo de Tudanca. Es otra agradable sorpresa esta extensa pradería, hermosísima por lo limpia, cuidada y bien cercada de piedra y madera; terreno comunal que los vecinos del concejo trabajan como pasto y siega. La labor de siega y recogida de la hierba se realiza en la actualidad con moderna maquinaria, pero fue en otro tiempo duro trabajo manual en el que participaban todos los vecinos en comandita. Eduardo Fuente Díaz lo ensalza en una canción:

Empezamos en Tudanca
a segar el Prau Conceju,
siempre se empieza por Mota
y se acaba en Llanu Fuegu.

 
 Braña de Carracedo y pandas de Bucierca

            En el Prado del Concejo, una considerable cabaña vacuna, en la que destacan algunas tudancas, hoy pasta y retoza ajena al paso de los caminantes. Y cuando el camino se aleja del prado en su parte inferior, estamos en la Vargona, ya casi sobre el pueblo que se nos ofrece en buena perspectiva a vista de pájaro.

Al llegar a la Vargona,
descansan mirando al pueblu;
una dice qué bien huele
alguna entornó el pucheru.
 
 Vista del Prado del Concejo con Peña Sagra al fondo

         Pero en el descenso aún nos resta una amplia curva para encontrarnos con el cruce del sendero que por el barranco del Jalgar sube hasta la ermita de Bado la Reina, donde se venera a la Virgen de las Nieves. El descenso en su último tramo se adorna con las abundantes moreras que ofrecen a los caminantes su fruto en sazón, y un cartel con la ruta Peñas Arriba (Reinosa a Tudanca), memorial en el centenario de José María Pereda. Entramos pues en el pueblo de Tudanca por estrechas y bien cuidadas calles entre casas de piedra, para llegar al campo de la iglesia, donde una buena fuente de dos caños satisface a quienes sedientos, en un día seco y soleado, terminan aquí esta larga e interesante caminata por las montañas de Cantabria.

Panorámica del municipio de Tudanca en el valle del Nansa


Las fotos son de Santiago Rubio 


                               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 22 de septiembre de 2012)



lunes, 17 de septiembre de 2012

TODA PEÑAMELLERA



Desde los puertos de Sotres hasta San Esteban de Cuñaba en Peñamellera Baja, por majadas, brañas y collados de Peñamellera Alta

        Si quieres ver a Cabrales,
        sube a la sierra de Cuera;
        allí verás a Cabrales
        y a toda Peñamellera.

         No, no subiremos en esta ocasión a la sierra de Cuera; la propuesta para La Peñuca de Manuel San Juan, gran conocedor de las montañas de Asturias y buen interprete del grupo para disfrute de los caminantes, es en esta ocasión distinta: recorrer buena parte de los dos concejos de Peñamellera partiendo de Cabrales y pisando también el municipio cántabro de Tresviso. Esta larga caminata la dividimos en tres tramos. En el primero de ellos, desde los puertos de Sotres al lado de los invernales de la Caballar, un lugar bellísimo con espectacular panorámica sobre el macizo central de los Picos de Europa, alcanzamos el techo de la jornada.

El ganado pasta en los puertos de Sotres a la sombra de los Urrieles

            Pasamos en este primer tramo por lugares de gran interés como el alto de Pirué que, a 1.242 metros de altitud, fue importante punto de comunicación con Asturias para los vecinos de Tresviso antes de que se abriera la carretera desde Sotres, pues en ausencia de nieve ofrecía paso cómodo para las caballerías. Desde aquí, bordeando una plantación de árboles autóctonos, descendemos a la carretera, ya en el municipio de Tresviso, y caminamos por ella unos dos kilómetros. Caminar por la carretera es un placer cuando podemos contemplar un panorama tan bello como las praderías del valle de Sobra que cierra a nuestra derecha el hayedo de la Llama. Abandonamos la carretera, tomamos un empinado sendero que sube a la collada La Piedra y seguimos ascendiendo, con los Urrieles siempre a nuestra espalda, hasta la cima del pico Jajao.

El Urriellu se asoma en la panorámica desde el alto de Pirué 
           
           El Jajao, de 1.449 metros de altitud, es el pico más alto de Peñamellera Alta y se encuentra en el límite entre este concejo, Peñamellera Baja y Tresviso; está situado en la parte más occidental de la sierra del Cocón y es una despejada plataforma para contemplar los macizos oriental y central de los Picos de Europa.
            La segunda parte de la caminata es un amplio recorrido por la vasta parroquia de Oceño en el municipio de Peñamellera Alta, el que tiene el Ayuntamiento en Alles. Lo primero es descender hacia las proximidades de la majada Tajadura (1.200 metros), lugar de buenos pastos y de donde parte el barranco formado por el río Tajadura que, engrosado por otros como el Nario o el Collantes, es afluente del Cares en Mildón.

La majada Tajadura, desde la falda del pico Jajao

Nosotros seguimos la senda que va por la ladera de la sierra. Un manantial que brota abundante incluso en esta época de sequía permite a los caminantes llenar sus cantimploras y, poco más allá, aprovechar el paso por la majada de Collantes para la parada destinada al bocadillo, el descanso y la conversación. Descanso necesario, porque luego vienen las fuertes cuestas que nos suben a la horcada Llamea y, tras bordear la majada de Tamandón, atacar el último gran ascenso de la jornada hasta el collado Galabín (1.038 metros). En la majada Tamandón nace el río Rubó que se precipita barranco abajo para entregar sus aguas al Cares en las proximidades del pueblo de Trescares. El collado Galabín se encuentra en el límite entre las dos Peñamelleras y ofrece una laguna que en esta época del año se encuentra casi seca.

El collado Galabín

            En el collado Galabín abandonamos Peñamellera Alta para internarnos en la parroquia de Cuñaba de la otra Peñamellera, la baja, la que tiene la villa consistorial en Panes. Es el tercer tramo del recorrido que realizamos por lo que se ha marcado como PR. AS-208 Senda del Pastor al Collado Galabín: un descenso de algo más de siete kilómetros y 800 metros de desnivel hasta la conclusión de la caminata. Bajamos hacia la braña de Sombejo, un lugar con buenos pastos que riega el río del mismo nombre que hemos visto nacer poco más arriba en espectacular cascada. Más abajo con el nombre de río San Esteban corre a desembocar en el Deva junto al caserío de Rumenes en el desfiladero de La Hermida, pero antes forma la canal de Ciercos entre la sierra Nedrina, a la izquierda y la de Cocón, a la derecha. La senda recorre, y nosotros caminamos por ella, la canal por la margen izquierda del río, entre praderías, pedregales, monte bajo y algunos árboles.

Impresionante canal de Ciercos

Pronto se dejan ver al fondo del barranco, en la margen derecha del río, las casas de San Esteban de Cuñaba. Allí termina esta caminata, en la parte baja del pueblo, en el cruce de las carreteras que desde la N-621 suben a las dos únicas localidades de la parroquia: Cuñaba, donde está la iglesia parroquial y San Esteban de Cuñaba, el pueblo que recibió en 1990 el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo ejemplar. Sin subir a la sierra de Cuera como pide la copla, fue bonito caminar desde Cabrales por los montes de Peñamellera y contemplar las brañas, majadas y collados donde corre y se alimenta su cabaña ganadera.

La braña de Sombejo, cerca de donde nace el río San Esteban


 Las fotos son de Juan Lobelle



                                (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 8 de septiembre de 2012)