Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 30 de enero de 2015

DE CANGAS DE ONÍS A VILLAMAYOR



El G R 109 por tierras y pueblos de Cangas de Onís, Parres y Piloña; etapa 5

            De nuevo en el G R 109 Asturias interior, recorremos en esta ocasión la quinta etapa entre Cangas de Onís y Villamayor. Una etapa caracterizada por su largo recorrido, pues con sus 23 kilómetros es una de las más largas entre las 27 que forman el G R, y ofrece al caminante la oportunidad de conocer distintos núcleos rurales de los municipios que atraviesa sirviéndose de las comunicaciones que los unen: viejos caminos, pistas de uso agrícola y ganadero, y también carreteras locales entre aldeas y villas.
            Otra característica de esta etapa es la continua presencia de los ríos Sella, primero, y Piloña, después, cuyo cauce seguimos, en ocasiones aproximándonos a sus aguas y en otras, alejándonos por la ladera de las sierras de su cuenca fluvial, atravesando también los numerosos ríos y regueros que son sus afluentes. Todo ello en una propuesta para el grupo La Peñuca de Rafa Carretero, quien presentó un proyecto bien estudiado de este recorrido que por otra parte también se caracteriza por su coincidencia con otros rutas, entre las que destacan el camino de Gijón a Covadonga, que en el término de Parres está señalizado como Camino de la Reina, y el G R 105 Ruta de las Peregrinaciones, que es el camino a Covadonga desde Oviedo.

Agradable el camino por la ribera del río Piloña

            Nosotros partimos en la ciudad de Cangas de Onís de la estación de autobuses, para recorrer primero Contraquil, antaño una zona rural y hoy un moderno barrio de Cangas; es el lugar donde se encuentra la iglesia de Santa Cruz fundada por Favila y edificada sobre un dolmen. Luego, seguimos el sendero entre bosque de ribera en un coto salmonero señalizado como Coto Brezo.
            Así llegamos a Villanueva, donde al cruzar el río por un puente y la N-625 cambiamos de municipio pero no de parroquia, porque la que tiene su centro en Villanueva comparte su territorio entre los dos términos. Al otro lado del río, ya en Parres, está La Vega de los Caseros, desde donde podemos ver en la otra margen la iglesia parroquial y el monasterio de San Pedro de Villanueva, hoy moderno parador nacional.
 
La salida de Cangas a la vera del río Sella
 
            Comenzamos a ganar altura de forma moderada por la pista de "exclusivo uso agrícola, ganadero y forestal", y pronto encontramos dos paneles informativos de las vistas panorámicas que contemplamos: el primero, con diversas cumbres de Picos de Europa; el otro, algo más arriba, en el collado Los Coros, hacia la sierra del Sueve. En este continuo ascenso llegamos al lugar de San José, donde se impone un primer alto en el camino; allí está la ermita de San José que data del siglo XVII y junto a ella el consabido edificio escuela del Plan Quinquenal  de Lora Tamayo.
            Por San José pasa la PR-5 que une Cangas con Ozanes de Parres; podríamos seguir por ella, pero la ruta marcada elude la carretera dando un amplio rodeo para volver a encontrarla en el lugar de Romillín. Desde aquí sí seguimos la carretera descendiendo por la conocida como Cuesta de Romillín hasta encontrarnos con el río Mampodre que viene del pico Fontecha, en la linde entre Parres, Ponga y Amieva, para desembocar aquí en el Piloña. Cruzamos el Mampodre pero no el Piloña, aunque en la otra margen vemos Ozanes y el apeadero del ferrocarril.

Panorámica del Sella, Villanueva y al fondo las cumbres nevadas
 
            El río Mampodre marca la divisoria entre las parroquias de Villanueva y Viabaño; en ésta nos adentramos, seguimos algo menos de un kilómetro por la PR-4 que desde Ozanes sube a Llerandi y pronto llegamos a la aldea de Romillo que ofrece un buen conjunto de hórreos y paneras. Abandonamos la carretera y por buena pista descendemos a la vera misma del Piloña, donde el río dibuja un amplio meandro conocido como la Ería de Arobes; a la vera del río, tan cerca que casi podríamos palpar sus aguas caudalosas, recorremos un trecho muy agradable por un camino de tierra entre bosque con hermosa vegetación de ribera.
            Donde la riega del Golondrón y el reguero de Granda, juntos, entregan sus aguas al Piloña abandonamos nosotros la ribera y nos acercamos a la iglesia parroquial y el cementerio de Viabaño; hay también allí un molino en el río Beleño que nace en las proximidades de Peña Llerandi, parroquia de Los Montes: hasta seis molinos, dicen, alimentó este afluente del Piloña, una muestra de los cueles es el que ahora contemplamos.

Molino junto al río Beleño en Viabaño

            Estamos en Llames de Parres, de caserío disperso en barrios y lugares como el mismo Viabaño, El Otero o Collado de Llames donde se encuentra la plaza de juegos infantiles y el Centro Social "Amigos La Cuesta-Bodes". Aunque nos encontramos aún a mitad de la etapa, éste ha de ser el lugar adecuado para el descanso, la comida y la conversación; y es que Llames de Parres es un lugar emblemático en el camino y un señalado cruce de rutas. El camino de Gijón a Covadonga, que el Ayuntamiento de Parres bautizó a partir de Soto de Dueñas como Camino de la Reina en recuerdo de cuando Isabel II acudió a tomar baños a Gijón y desde allí quiso visitar con su séquito la basílica de Covadonga, se encuentra aquí con la Ruta de las Peregrinaciones, que viene desde Oviedo por Piloñeta en Nava, Les Praeres en Peñamayor, Puente Miera, Espinaredo y La Matosa en Piloña.

Llames de Parres y al fondo la sierra de Bodes

            A la salida de Llames está la ermita de San Martín de Escoto, Monumento Histórico con elementos románicos reconstruida en 1566. Desde aquí descendemos otra vez hasta la orilla del Piloña para cruzar la riega Oscura que nace en la sierra de Bodes, y poco más allá, frente a Soto de Dueñas, el arroyo de Carrocea que baja del Cueto del Arbolín y que nos señala el final de municipio de Parres  para pasar a Piloña, parroquia de Sevares.
            Ya en Piloña, atravesamos Villar de Huergo y nos acercamos a Sevares; en este recorrido no dejamos de contemplar el pico Priede, soberbio a nuestra izquierda. Cruzamos el río Tendi, que se forma con la unión de varios arroyos en la parroquia de Los Montes, y la AS-339, que remontando el valle de este río llega hasta la AS-261 en Sellaño, Ponga. Caminamos unos metros por la PI-1 que sube a la aldea de Priede y bordeamos Sevares, la tercera localidad del municipio por su población.

La ermita de San Martín de Escoto en Llames de Parres

            En la otra margen del Piloña vemos la iglesia de Sorribas, cuya parroquia linda con la de Sevares por medio del río; en ella está el sepulcro familiar de los Condes de Peñalba, propietarios del palacio que se levanta en las proximidades de la iglesia. La parroquial de Sevares y el cementerio también se encuentran en un altozano próximo al lugar de La Piñera, donde cruzamos el río Color que viene de la Collada de Piedrafita, límite entre Piloña y Ponga.

El río Color cerca de su desembocadura en el Piloña

            A partir de aquí, ya en la parroquia de Villamayor, comenzamos el ascenso por la sierra de Pesquerín; es el mayor y más prolongado ascenso de la jornada que a estas alturas ya comienza a pesar en las piernas del caminante, pero al final alcanzamos en Mones la PI-1 que sube a la aldea de Pesquerín. Mones es un lugar formado por distintas caserías como La Foyaca, La Torre, El Calero o Rodiles, todas ellas comunicadas por esta carretera recién asfaltada por la que en poco tiempo bajaríamos a Villamayor; pero la señalización del G R nos obliga a descender por una caleya empedrada y algo embarrada que, entre prados cercados de piedra, sigue el curso del río Pequeño que nace en la peña Niañu.

La Piñera al comienzo de la sierra de Pesquerín

            Hasta el fondo del valle, en Carúa, un barrio del mismo Villamayor, en donde entramos por la calle de Las Carretas y la plaza de la Rectoral Vieja para terminar frente al ábside del antiguo monasterio de Santa María; el mismo lugar donde en otra ocasión iniciamos el recorrido de la etapa seis hasta Espinaredo por iniciativa del recordado Fernando Espina (El G R 109 en Piloña, 15 de febrero de 2013).

Panorámica con el pico Priede y su sombrero de niebla



Las fotos son de Juan Lobelle


                       (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 24 de enero de 2015)

jueves, 15 de enero de 2015

EL CAMINO DE SAN SALVADOR



Por la cuenca del Lena y del Caudal, desde Pola hasta Ablaña

            Cuando los peregrinos medievales que se decidían a abandonar en León el Camino de Santiago Francés para visitar la basílica de San Salvador en Oviedo llegaban al fondo del valle por donde corre el río Lena, sin duda gozarían de un gran alivio. Habían subido por las ásperas tierras leonesas hasta el alto de la cordillera Cantábrica para atravesarla por el puerto de Pajares, entonces nombrado como puerto de Arbás, lo que en aquellos tiempos debía de exigir un esfuerzo considerable. Una vez alcanzado el fondo del valle, su Camino discurriría, hemos de suponer, por terreno más o menos llano buscando siempre los mejores pasos.
            Quiso el grupo La Peñuca iniciar su campaña 2015 con esta etapa por iniciativa de su vicepresidente José Montero, para quien no hay secretos en los asuntos del Camino. La orografía es hoy sin duda totalmente distinta a la que contemplaron aquellos peregrinos, pues nuestro recorrido entre Pola de Lena y Ablaña, como no podría ser de otra manera, tiene la continua presencia de la A-66, el ferrocarril y los polígonos industriales, no en vano caminamos por uno de los más importantes núcleos del desarrollo industrial de España.
 
Presencia de la autovía a lo largo de la etapa

            Al iniciar la caminata en Pola es necesario recorrer algunas de sus calles centrales pasando por la plaza donde está la iglesia parroquial y donde se celebra el mercadillo semanal de los sábados. A la salida de la villa, el camino discurre por la estrecha carreterita de poco tráfico en la margen izquierda del río; vamos paralelos a la A-66 hasta que, ya en la parroquia de Villayana, poco antes de llegar a la estación de servicio de La Vega, por un paso subterráneo cruzamos la autovía y dejándola a nuestra espalda ascendemos por una caleya con escalinata hasta Castiello. Es un caserío con varias cuadras y buenas praderas a su alrededor; hay también un edificio escuela de los construidos en los años sesenta del pasado siglo en el Plan Quinquenal del ministro Lora Tamayo.

El ascenso hacia Castiello con la autovía a la espalda

            Tras cruzar el caserío, salimos a la LE-1 que sube hasta Carabanzo, abandonamos la carretera y por buena senda entre bosque de castaños y robles, descendemos hasta encontrar de nuevo la A-66. Otra vez en el llano, sigue la estrecha senda entre la autovía y la ladera de la montaña cubierta de bosque; pasamos ante la bocamina La Catalana y pronto llegamos al pueblo de Los Tableros, un grupo de viviendas alineadas a la orilla de la carretera por la que se accede desde Sovilla. Estamos ya en el municipio de Mieres del Camino y hemos dejado atrás el de Lena, en su día nombrado como el conceyón por su vasta extensión desde Pajares hasta el Padrún; esto fue hasta 1836, cuando se partió en dos concejos: el de Mieres, en las tierras de Lena de Yuso (de abajo, del Caudal) y el de Lena de Suso (de arriba, Pajares, Güerna...).

En la tapia de La Catalana está grabado el año 1997
 
            En el polígono industrial de Sovilla en la parroquia mierense de Santa Cruz, nos detenemos ante una joya de la arqueología industrial construida por iniciativa de Claudio López Bru (1853-1925), segundo Marqués de Comillas y propietario de Hullera Española, una de las primeras empresas que explotó la riqueza minera en los valles del Caudal, Lena y Aller; se trata de una nave destinada a la reparación de locomotoras de su empresa minera, un edificio de aire modernista con alusiones al mudéjar que en la actualidad sirve de almacén de locomotoras de Hunosa.
 
Cerámica multicolor en la nave de Hullera Española

            Poco más allá, nos detenemos en una plataforma sobre la confluencia de los ríos Lena y Aller: aquí nace el río Caudal, y nuestro camino seguirá hasta el final por la senda fluvial que lleva el nombre del río y que lo recorre por su margen izquierda.
            Eso sí, pronto entraremos en Ujo y recorreremos algunas de sus calles para detenernos en la soleada plaza donde se levanta la iglesia parroquial de Santa Olaya (Monumento Histórico Artístico), románica del siglo XII que fue derribada en 1920 para facilitar el trazado del ferrocarril y levantada de nuevo en estilo historicista, conservando algunos elementos originales entre los que destaca su ábside semicircular. Al otro lado de la plaza está el barrio de La Estación a la que se accede salvando la vía férrea por una espectacular pasarela con ascensor; nosotros abandonamos Ujo pasando junto a un bloque de viviendas para obreros construido a principios del siglo XX y conocido como Los Cuarteles.

El río Caudal se forma por la unión del Lena y el Aller

            El camino sigue, como ya hemos dicho, por la senda fluvial en la margen izquierda del río y a nuestra derecha dejamos Figaredo, donde desemboca el río Turón cuyo valle recorre la AS-337 que por el alto de La Colladiella comunica con San Martín del Rey Aurelio. Más allá, Santullano, hasta donde Jovellanos en su "Carta del viaje de León a Oviedo" dirigida a don Antonio Ponz deja constancia de encontrar "la nueva carretera que continúa hasta Oviedo, y de la cual diré algo después" (1). De lo que habla Jovellanos después en su carta es de la cuesta del Padrún, pero antes quiere comunicar a su amigo las ventajas de que la carretera se abra pronto hasta León y lamenta la demora de las obras con palabras que, aunque escritas entre 1772 y 1794, parecen referirse a la realidad actual: "Van a cumplir diez años que nada se adelanta en ella (...) las dudas, los recursos, los enredos y los chismes de los mismos naturales interesados en la conclusión de esta empresa, han opuesto los mayores obstáculos a su continuación. Cada territorio, cada pueblo, cada particular la ha querido convertir en su propia utilidad" (2).

Paisaje desde el pueblo de Los Tableros

            Donde desemboca el arroyo Valdecuna hay una oportuna área recreativa a la orilla de la carretera que por este valle comunica los pueblos de las parroquias de Gallegos y Cuna que quedan a nuestra izquierda: es el lugar adecuado para el momento de la comida, la conversación y el descanso, aunque la caminata en sí, tal como habíamos previsto al comienzo, no se muestre muy exigente.
            Al llegar a Mieres, el Camino de San Salvador penetra en la villa, la recorre y llega hasta el albergue instalado en las antiguas escuelas de La Peña. Nosotros, por el buen criterio del patrón, seguimos la senda fluvial hasta su final en Ablaña, ya en la parroquia de Loredo.

En las proximidades de Mieres abundan las garzas en el río Caudal

            Ablaña, donde desemboca el reguero Nicolasa que dio nombre a un importante pozo minero, es un pueblo dividido en tres barrios: Ablaña a Abajo, El Pachón y Ablaña de Arriba. Aquí, junto al campo de fútbol y frente a las estaciones de Renfe y Feve finalizamos nosotros una etapa que dejaba a los peregrinos medievales casi a la vista del final de su aventura, aunque para ello aún tuviesen que salvar las difíciles rampas del alto El Padrún y algo más.

Estrecha senda por el lugar más umbrío


(1) Gaspar Melchor de Jovellanos: Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz), Oviedo, 2003
(2) Gaspar Melchor de Jovellanos: Cartas del ...

Las fotos son de José  María Arnillas

                               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 10 de enero de 2015)