Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 23 de abril de 2015

ENTRE CÁRMENES Y ALLER



Traspasando la cordillera desde Canseco hasta Casomera por el collado de La Maera: Busturil, Llanacaorna, Rioaller, La Paraya...

            El municipio leonés de Cármenes está situado al Norte de la región y sus caminos alcanzan la vertiente sur de la cordillera Cantábrica, con varios pasos hacia el municipio vecino de Aller. Uno de estos pasos es el puerto de Piedrafita, donde nace el río Torío, que recorre el término de Cármenes y después el de Vegacervera en su camino hasta León para desembocar en el Bernesga.
            Tiene el Torío importantes aportaciones de agua por su izquierda, como la del río Cansequillo, más arriba llamado arroyo de Murias. En una propuesta para el grupo La Peñuca coordinada por Domingo Melero, remontamos el valle de este afluente del Torío en busca de otro paso franco hacia los valles alleranos en la vertiente norte de la cordillera.

Valle de Cansequillo, primera parte de la caminata

            La caminata se inicia a 1 250 metros de altitud en Canseco, uno de los pueblos más altos del término de Cármenes; atravesamos el pueblo y en buena pista de tierra vamos ganando altura por la margen derecha del río Cansequillo. Llegamos al llano de Los Pontones donde confluye a nuestra derecha el valle del arroyo Cascaro; nosotros seguimos por el de Cansequillo, y pronto nos sorprende un chorrón torrencial que cae al río desde lo más alto de la montaña que cierra el valle por su margen izquierda. Un poco más arriba, es una fuerte cascada lo que llama la atención de los fotógrafos; y sobre todo, un rebeco que por la ladera nevada de la sierra cruza ajeno a la expectación de los caminantes.

Espectacular chorrón de agua al río Cansequillo

            El valle se abre cada vez más hasta llegar a las praderías de La Vegona a 1 415 metros de altitud; por nuestra derecha viene el río, hasta aquí llamado arroyo de Murias, y una pista remonta su cauce hacia el pico Faro y más allá el puerto de Vegarada. Lo que tenemos frente a nosotros es la vertiente sur de la cordillera totalmente cubierta de nieve; sin posibilidad de apreciar sendero alguno, se impone remontar esta ladera haciendo vertical camino al andar entre la nieve. De esta manera alcanzamos la mayor altura y primer objetivo de la jornada: el collado de La Maera a 1 784 metros de altitud encajada entre los picos Bolero y Las Mulas.

Praderías de La Vegona y nieve en la cordillera

            Se impone un alto en el camino en este habitual lugar de paso entre los dos valles: el de Cansequillo, que dejamos a nuestra espalda y el del Orria, a nuestros pies, un rincón bastante olvidado en la geografía allerana. Es muy agradable contemplar este profundo valle cubierto de bosque y con múltiples brañas y majadas; por él corre el río Orria que mucho más abajo cruzaremos en el lugar de su desembocadura.
            Recorre el valle del Orria una pista por la que nosotros podríamos descender hasta su final en el pueblo de Rioaller; pero no será así, porque nuestros pasos van hacia la derecha por la senda de La Varera que comunica este collado de La Maera con el puerto de Vegarada. Por la ladera norte de los picos La Fitina y La Fitona discurre esta senda, en ocasiones oculta bajo los abundantes neveros motivo de diversión para quienes se dejan deslizar en los descensos sobre la nieve blanda.

Por la senda de La Varera

            Así llegamos a la vega del Pozu (1 535 metros), con dos cabañas en buen estado, algunas otras en ruinas y una fuente con abrevadero. Poco más allá está el collado Busturil (1 503 metros) que se asoma a dos valles alleranos: el del Orria, cuyas profundidades vinimos contemplando y el de Carbayalín, por donde desciende desde el puerto de Vegarada el río que le da nombre.

El collado Busturil desde la senda de La Varera

            Sobre el collado Busturil se eleva el pico Castiellu, segundo objetivo de la jornada. No resulta complicado; sólo la salida del collado por entre incómodos arbustos dificulta al principio el camino. Después, algo de monte bajo y la desnuda piedra nos permiten ganar la cumbre a 1 609 metros de altitud. Desde aquí, la panorámica es completa hacia los dos valles que confluyen en la aldea de Rioaller, las montañas que rodean Vegarada y, más a lo lejos, cumbres como Peña Redonda, La Panda, Laguna...
            Cresteando la sierra, llegamos luego al pico Caorna, cuya vertiente sur ocupa un frondoso hayedo que espera nuestros pasos. Antes, en un pequeño collado entre el pico y el bosque disponemos el lugar para la comida, breve y sin tiempo para el descanso y la conversación porque la amenazante tormenta nos obliga a retomar el camino sin demora.

El pico Castiellu sobre el collado Busturil

            Es el bosque de Llanacaorna un inmenso hayedo que cuelga desde la ladera del pico hasta las profundidades del valle de Carbayalín. No fue, por fortuna, la tormenta de consideración, así que pudimos disfrutar en un recorrido casi vertical, sin apenas camino definido hasta encontrar en su parte más baja la senda que nos acerca a la vera del río de aguas torrenciales.
            Por su margen izquierda llegamos a un remanso donde se recogen las aguas para una central hidroeléctrica que encontraremos casi al final de la caminata. Por los aledaños de esta canal caminamos unos metros hasta la pista por la que se puede bajar desde el collado de La Maera recorriendo las majadas y brañas del valle del Orria. Por esta pista descendemos, ahora sí, hasta Rioaller (860 metros) y allí en la parte baja de la aldea, en el lugar de Solasmestas es donde el río Orria desemboca en el Carbayalín; por un puente de piedra cruzamos ambos ríos y subimos hasta el caserío desde donde parte la pista que recorriendo el valle sube a Vegarada.

Perdidos en la inmensidad del Llanacaorna

            Nosotros tomamos la carretera trazada en 1979 para romper el aislamiento de este pueblo, y pronto nos internamos en las reconocidas Foces de Rioaller, un profundo estrechamiento que apenas deja libre el paso de la carretera y el río entre el pico Panda y el Sierru del Campanal. A la salida de las foces el valle se abre, y pronto llegamos al lugar de La Paraya (650 metros) y a la central hidroeléctrica que aprovecha el agua de la canal que recorrimos más arriba.

Praderías entre Rioaller y La Paraya

            En La Paraya se unen el río Carbayalín y el Llananzanes dando lugar al río Mera, que más abajo, en Collanzo, al unirse al San Isidro, pasará a llamarse río Ayer. El valle de Llananzanes fue motivo de otra caminata hasta su parte más alta en las proximidades del puerto de Piedrafita (Por tierras de Casomera, 14 de noviembre de 2014).
            Desde La Paraya sólo restan algo más de dos kilómetros hasta Casomera, el centro parroquial que fue hasta 1869 capital del concejo de Aller; aquí a 615 metros de altitud, bastante inferior a la del punto de partida, termina esta caminata iniciada en el municipio leonés de Cármenes, que después de atravesar la cordillera nos permitió recorrer y ver estos valles alleranos que sin duda ofrecen al caminante variados alicientes para realizar por ellos otros posibles recorridos.

Contemplando el valle del Orria desde el collado de La Maera



Las fotos son de Juan Lobelle

                         (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 18 de abril de 2015)

viernes, 10 de abril de 2015

EN LA SIERRA DEL SUEVE



Caminando por la sierra, desde Cofiño en Parres hasta el Alto La Llama en Piloña: Bustaco, Beluenzu, El Potril, Espineres...

            La sierra litoral del Sueve se reparte entre los municipios de Parres, Piloña, Colunga y Caravia, adentrándose también en Ribadesella a través de su estribación oriental que es la sierra del Fitu. Su proximidad a la costa y su altura media configuran un sistema montañoso único en Asturias, lo que sin duda atrae a visitantes de todo tipo dadas sus amplias posibilidades de acceso.
            Es, por otra parte, la sierra del Sueve Reserva Regional de Caza y forma parte de la Red Regional de Espacios Protegidos; asimismo, sus abundantes brañas y majadas configuran un territorio de buenos pastos regidos por una Junta o Comunidad de las parroquias afectadas. Para realizar un recorrido integral por este singular y atractivo territorio, acudimos en el grupo La Peñuca a una propuesta de Andrés Tuya que coordinó, tras una minuciosa preparación, José Manuel Tejera.

Una muestra de la fauna del Sueve

            En la AS-260, la carretera que une Arriondas con Colunga a través del Fitu, iniciamos a 235 metros de altitud la caminata, en el punto donde arranca la carretera local que sube a Cofiño, sede de la Mancomunidad de Pastos. Atravesamos el pueblo y dejamos la carretera que sube hacia otros lugares, Villar, Pandiello, de la misma parroquia; por buena pista de tierra y zahorra pronto llegamos a la majada de Pandellebancu, ya a 484 metros de altitud. Aquí, la vista atrás nos permite ver el camino recorrido y hacia adelante, la foz de Corteguera.

La aldea de Cofiño frente al pico Tiegu
 
            Un buen sendero, limpio y recién arreglado, recorre esta profunda y hermosa foz que labra el arroyo la Corteguera, que más arriba, ya en plena sierra, veremos nacer, y que desciende hasta unirse en la parroquia de Collía al arroyo Bodes, para más abajo, junto con el río Fíos desembocar en el Piloña cerca de Arriondas. Al salir de la foz alcanzamos la majada de Bustaco (662 metros), por donde cruza el arroyo y hay algunas cabañas en ruinas junto a otras en buen estado.
            Es este el punto donde enlazamos con la ruta más habitual para alcanzar la cumbre del Sueve, que se inicia en el Fitu y por la que se llega a Bustaco casi llaneando. Nosotros, al iniciar el camino cerca de Cofiño, a mucha menos altitud, nos obligamos a vencer considerable desnivel para llegar aquí, pero el esfuerzo se compensa con la belleza del recorrido por la foz.

El camino por la foz del arroyo la Corteguera

            A partir de aquí, una buena y ancha senda asciende  por la margen izquierda del arroyo bordeando el agreste paredón de la Múa hasta la majada de Mergullines, donde hay una fuente de dos caños que ofrece agua abundante y fresca. Más arriba llegamos al collado Beluenzu (928 metros), en cuyas proximidades nace el ya citado arroyo la Corteguera; allí finaliza la senda y es la base para alcanzar la más alta cumbre del Sueve, situada en la linde entre los términos de Parres y Colunga.

Hacia Beluenzu; atrás, la majada de Bustaco, cruce de caminos

            El vertical ascenso por pradera, monte bajo y algo de piedra no presenta mayor dificultad, y así llegamos al pico Pienzu, la cumbre que el geólogo Guillermo Schultz declaró como una excelente atalaya para divisar tanto el interior como la casi totalidad de la costa asturiana: en nuestro caso contemplamos lo que a retazos nos permitió la habitual niebla azotada por el viento norte. Está, además, el Pienzu, con sus 1 161 metros de altitud, catalogado como la cota más alta de Europa en relación a su corta distancia al mar. Es también típica y reconocida desde la lejanía su cruz metálica, levantada en 1955 en sustitución de otra anterior de madera derribada por un rayo, y proyectada por el destacado arquitecto gijonés Miguel Díaz Negrete.

Panorámica de la sierra desde la cumbre del Pienzu

            Tras las fotos y los comentarios de rigor, la vista se va en busca de la siguiente cumbre: es el pico Miriellu y lo divisamos hacia el Oeste. Debemos seguir pues recorriendo la sierra, sin senda definida, por terreno caótico, entre zonas herbosas o pedregosas y con abundantes dolinas donde se ocultan los gamos. Y siempre perdiendo altura, pasamos por el alto Les Cuerres (1 074 metros), el Cerro de Corripies (1 033 metros) con su laguna que sirve de abrevadero, hasta los 1 021 metros de Tras la Cuenya, para iniciar el ascenso hasta el pico Miruellu (1 137 metros).

Escarpado camino hacia el pico Miriellu

            Desde este pico que es la segunda altura de la sierra, nuevo descenso hasta la majada El Potril (986 metros). En la linde más noroccidental del concejo de Parres, es una majada con buenas cabañas, un refugio para la guardería de pastos y una hermosa laguna asentada en una dolina; encajada entre dos cumbres también señeras de la sierra, les Fontanielles, al Norte y el Cueto les Cabres, al Sur, es el lugar apropiado para el merecido descanso, la comida y el agradable momento de la conversación.
            Después del descanso prosigue nuestro camino por la sierra. Cuando llegamos a la braña El Requexu (948 metros), estamos ya en el municipio de Piloña, parroquia de Cereceda y nos aprestamos a alcanzar la tercera cumbre de la jornada: el pico la Múa o Salgar de 1 027 metros de altitud. Bordearlo para ascender por su cara sur no resulta difícil; su vertiente norte, sin embargo es abrupta y cortante.

Curiosa laguna en forma de trébol en la majada El Potril

            Nuestros pasos nos llevan ahora hasta Espineres, que sin duda debe su topónimo a los abundantes espinos que, con algunos fresnos, se reparten por esta majada piloñesa reconocida sobre todo por la Fiesta del Asturcón, declarada de Interés Turístico Regional. Hay también varias cabañas, todas bien cuidadas, un cercado para el ganado y, con el correspondiente vallado, una hornacina en la roca y el altar de piedra para la función religiosa del día de la fiesta.
            A partir de aquí, sólo faltan por recorrer unos 4,5 kilómetros por la buena pista de acceso a la majada. Por la linde entre los municipios de Colunga, parroquia de Libardón y Piloña, parroquia de Borines, pasamos por el collado Obies, en cuya vertiente norte nace el arroyo de los Moros, origen junto con otros del río Libardón, que desemboca en la playa La Griega. Luego, por las brañas Sames y La Raíz, contemplando hacia el Norte el espectacular panorama del amplio valle de Libardón y sus pueblos; más allá, la vista alcanza también hasta Colunga, Lastres o el faro de San Roque.
 
Vista general de la majada de Espineres con la pista de acceso

            Hasta que, adentrándonos ya de forma definitiva en Piloña, llegamos al Alto La Llama a 419 metros de altitud, donde se encuentran la AS-259, que sube por Borines desde Villamayor, con al AS-258, que sube por Pintueles y continúa por Libardón hasta Colunga. Así termina nuestro recorrido integral por este paisaje de gran belleza; una zona privilegiada por su situación, que sin duda merece la catalogación como Paisaje Protegido de la Sierra del Sueve.

Panorámica por el valle de Libardón hacia la costa


Las fotos son de Juan Lobelle

                           (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 4 de abril de 2015)