Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 19 de diciembre de 2014

POR TIERRAS DE PAREDES EN VALDÉS



 Desde San Pedro de Paredes al Candanín y Merás, para volver por La Llamiella y La Vega a San Pedro de Paredes



             De las 15 parroquias que forman el municipio de Valdés, la de Paredes es la situada más al Sur, en el límite con Tineo. Es una parroquia extensa, recorrida por el río Esva en un valle abierto conocido como valle de Paredes; valle y parroquia recibieron en 2001 el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar. Los habitantes de estas tierras tuvieron acreditada fama como arrieros desde la costa hasta León a través de Tineo, Cangas del Narcea y el puerto de Leitariegos; hoy su economía se basa en la ganadería, aunque también destacan en la artesanía de la madera y la cestería: una muestra de su arte se puede ver en el bar de Paredes donde recalamos al final de esta caminata,
            En 1974 se elaboró una relación de brañas vaqueiras del concejo de Vadés: fueron catalogadas 58 brañas de las que 9 están en la parroquia de Paredes, incluyendo la renombrada de Aristébano. En la caminata de hoy, una propuestas para el grupo La Peñuca de Jesús Manuel (Mamel), nos acercaremos a algunas de las aldeas que fueron brañas y recorreremos los valles de dos ríos que en esta parroquia alimentan al Esva, por buenos caminos entre rodales de carbayeras y castaños, bosques de abedules y plantaciones de pinos y eucaliptos.

San Pedro de Paredes en el centro de su valle

            Iniciamos el camino a 155 metros de altitud a la entrada de San Pedro de Paredes, y lo hacemos por la AS-351durante algo más de un kilómetro, para desviarnos luego hacia la izquierda remontando el curso del río la Vieya y luego el de su afluente el reguero Candanín, siempre por buena pista que va ganando altura de forma moderada en busca de la sierra de Rañadoiro. Pronto, ya en la ladera de la sierra, divisamos el caserío de Candanín que se incluye en el citado catálogo de brañas; nos acercamos a la aldea (439 metros), y por la pista asfaltada que le sirve de acceso seguimos subiendo a la vera de los picos Rañadoiro y Cubia hasta un collado (480 metros) en el alto de la sierra. Allí está la ermita de San Juan; pertenece a la parroquia de Barcia y a las aldeas de Gallinero y Folguerón, también catalogadas como brañas.

Praderas y caserío en la braña de Candanín
 
            Después de la primera parada en el campo de la ermita, que fue reformada con gusto en junio de 2012, seguimos el camino por la ladera que cae a Barcia, contemplando al fondo todos los valles de esta parroquia que vierten sus aguas al río Negro. La vista alcanza también entre la bruma hasta Almuña en la rasa marina con la línea del mar en lontananza: la sierra de Rañadoiro sirve de límite natural entre las cuencas de los ríos Negro y Esva, y al borde del camino encontramos algunos mojones que marcan la separación forestal y de pastos entre ambas parroquias.

La ermita de San Juan y el pico Boubiatín

            Nuestro camino da la espalda a este bello panorama, y bordeando el pico Cándano u Horreo que con su vértice geodésico es la mayor altura de la zona, nos adentramos de nuevo en la parroquia de Paredes. Pasamos por encima de amplias praderías donde están las caserías de Carcabanín, Gaos y Enverniego; esta última considerada como "la braña más próspera y con más iniciativa de Asturias". Y así debe de ser, pues a nuestro paso divisamos entre su disperso caserío dos buenas naves ganaderas y escuchamos el ruido y ajetreo de sus gentes en el trabajo; en sus praderías abunda además el ganado.

Disperso caserío en la braña de Enverniego

            La pista discurre ahora entre plantaciones de pinos y eucaliptos y una zona afectada por el corte de la madera; al fondo, a nuestra derecha, corre el río de la Solana que también baja de la ladera de la sierra de Rañadoiro. Así llegamos a Merás a 200 metros de altitud, en donde entramos por el barrio de la Requeixada para descender hasta la AS-351 que atraviesa el pueblo y lo comunica con Almunia y Luarca, la villa municipal y cabecera del Partido Judicial. En este lugar, cuna del apellido Merás, nos vemos obligados a buscar un sitio que nos proteja de la lluvia, que aunque no muy abundante ni molesta nos acompaña desde casi el inicio del camino, para el descanso, la comida y la conversación: lo encontramos, gracias al amable consejo de una vecina, en el atrio limpio y bien cuidado de la iglesia de Santa María, en la parte alta del pueblo.
 
 El pueblo de Merás, nudo de comunicaciones en el valle

            Después, continuamos el camino descendiendo a la era por donde corre limpio y  bien canalizado el río de la Solana que en su día movió buen número de molinos; hasta ocho, dicen, abasteció este río, todos del pueblo de Merás de los que hoy sólo se conservan sus ruinas. A partir de aquí, ya con el nombre de río Merás se va en busca del Esva donde desemboca en la linde con la parroquia de Muñás. Nosotros lo atravesamos sobre un puente de piedra y vamos ascendiendo por una caleya entre bosque de castaños y abedules para encontrarnos de nuevo con la AS-351 en la aldea de La Llamiella (233 metros). Seguimos un trecho por la carretera hasta que pasada otra aldea, La Puchica, la abandonamos, y por La Candana llegamos a La Vega (280 metros); desde aquí ya se ve cerca el lugar donde iniciamos la caminata y donde está también su final.
 
Cartel de bienvenida al valle, junto a la AS-351
 
            Pero en La Vega, demorando ese final, la señalización nos exige tomar el camino que nos llevará a contemplar el dolmen de Restriello. Está bien señalizado, se atraviesa el pueblo y se asciende por una buena pista maderera, hasta llegar a la última señal, que nos invita a abandonar la pista y a adentranos en el bosque para descender por una empinada pendiente entre piedra, monte bajo y matorrales que ocultan y dificultan el camino.

Por el bosque en el camino hacia el dolmen

            Es la guinda de la jornada que añade un plus de dificultad a esta caminata, por lo demás fácil y cómoda; el descenso se hace complicado, pero al final llegamos junto al dolmen y podemos palpar sus piedras sagradas. Al fondo, corre el río Esva encajonado ya en la sierra La Llamiella, y en las proximidades del dolmen, rodeado de matorrales, hay un cortín donde se protegían las colmenas del apetito goloso de los osos; el cortín está abandonado, pero por allí vemos al aire libre algunas colmenas, lo que hace pensar que o bien los osos ya no están o han perdido su apetito.

El dolmen de Restriello exigió un buen esfuerzo al fotógrafo

            Recorremos el camino de ascenso con más facilidad que en el descenso y llegamos de nuevo a La Vega; un poco más allá, en Toural, contemplamos la capilla de las Mercedes junto a dos palacetes de principios del siglo pasado. Por un puente de piedra cruzamos el río la Vieya que viene de la sierra de Estoupo en el límite con Tineo a desembocar aquí en el Esva cuando éste marca su hermoso meandro antes de encaminarse hacia el Norte. Ahora sí, ya restan pocos pasos para llegar a San Pedro de Paredes, principio y final de esta interesante caminata por valle y parroquia de la comarca vaqueira y dentro del Paisaje Protegido de la Cuenca del Esva.

Panorámica de la sierra de Rañadoiro


                 (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 13 de diciembre de 2014)

Las fotos son de Juan Lobelle


viernes, 5 de diciembre de 2014

ENTRE CABRALES Y ONÍS




El G. R. 109  Etapa 3: desde Carreña hasta Benia por Asiego, la Cruz de Raos, La Salce, el Coto de Alda y Avín

            El G. R. 109 Asturias interior recorre la región de punta a punta desde Panes hasta Santa Eulalia de Oscos: algo más de 500 kilómetros en 27 etapas, entre 15 y 25 kilómetros cada una. Son etapas bien señalizadas, por caminos que unen distintos núcleos rurales y cruzan antiguos puentes, buscando siempre la distancia intermedia entre las grandes cumbres de la Cordillera y el llano de la marina. Con el grupo La Peñuca hemos realizado ya algunas de estas etapas; así, la 1, entre las dos Peñamelleras, y la 2, entre Peñamellera Alta y Cabrales, pero también otras más adelante como la 6 por Piloña, entre Villamayor y Espinaredo o la 10, entre Laviana y Aller.
            Hoy, a propuesta de José María Arnillas, nos aprestamos a recorrer la etapa 3 entre Cabrales y Onís; primero por las tierras que vierten al río Casaño en su margen izquierda, para luego descender en Onís hacia el fondo del valle del Güeña. Siempre acompañados de una pertinaz llovizna y la molesta niebla que en escasas ocasiones nos dejó ver la estimable panorámica que este recorrido promete.

El río Güeña nos espera al final de la caminata

            Salimos de Carreña, a 200 metros de altitud, atravesamos el pueblo hacia el barrio alto y comenzamos el ascenso por una pista que remonta el arroyo de La Ría por su margen derecha. Pasamos junto a la fuente las Llamas, donde hay un área recreativa en evidente estado de abandono, varias cabañas y una nave ganadera, y pronto llegamos al cruce entre las etapas dos y tres del G R; la primera viene de nuestra derecha para finalizar en Carreña descendiendo el mismo trecho por donde nosotros iniciamos el ascenso.
 
El área recreativa de Fuente las Llamas

            Estamos en los invernales bien cuidados de Llanu Molín, e iniciamos un descenso hacia el puente que cruza sobre el arroyo de la Alisa, uno de los que alimentan al de La Ría en su camino hacia el Casaño. Cruzamos los invernales de Forcao, con cabañas y cuadras en buen estado, y retomamos el ascenso por buen camino bajo un frondoso bosque de castaños y robles; el ascenso moderado con algunos tramos llanos nos lleva a las praderías donde se encuentra, a 476 metros de altitud, el atractivo mirador que reclama un primer alto en el camino.

El miradar hacia Picos en las proximidades de Asiego

            El mirador Pedro Udaondo nos permite asomarnos a Asiego, pueblo al que pertenecen los pastos de estas praderías. Hay paneles informativos sobre la gran panorámica del Macizo Central de Picos que nosotros podríamos ver si la niebla no lo impidiera. También nos informan de algunas curiosidades, como que quien da nombre al mirador fue un montañero vasco nacido en 1934, que Asiego es el quinto pueblo en habitantes del municipio de Cabrales, que se encuentra a 375 metros de altitud y en línea recta, a la misma distancia del Urriellu que del mar Cantábrico. El descenso hacia Asiego lo hacemos por la carretera que sube al mirador, y sin entrar en el pueblo lo bordeamos por su parte más alta, dejándolo a nuestra izquierda para descender hacia el río Ricao, que encontramos junto al molino que lleva su nombre.
 
Caserío y praderías de Asiego, desde el mirador

            El río Ricao desemboca en el Casaño después de pasar bajo el puente El Golondrón en la AS-114, y aquí hace límite entre las parroquias cabraliegas de Carreña y Puertas; así que, tras cruzarlo por un puente de piedra, iniciamos el ascenso por la buena pista de hormigón que une Puertas con este molino sin uso, pero arreglado y bien cuidado para el disfrute de los caminantes. En este ascenso podemos contemplar a nuestra izquierda el pueblo de Puertas y más arriba Pandiello, otra aldea de esta parroquia; más a lo lejos, al otro lado del estrecho paso de Las Estazadas que labra el río Casaño, acertamos a columbrar parte del caserío de Berodia, también cabecera de otra parroquia cabraliega.
 
Puente sobre el río Ricao junto al molino

            El camino junto a cabañas, cuadras y alguna casa de excelente factura, nos sube hasta Llaneces, lugar de prados y bosque donde, como su nombre indica, se inicia el llano que nos acerca a la Cruz de Raos (491 metros). Es éste un lugar de buenos pastos, donde también un panel nos informa de que fue cruce de caminos y punto de reunión entre ganaderos de Cabrales, Onís y Llanes; una cruz de piedra que señalizaba el lugar fue trasladada a las proximidades de Pandiello.
            Desde Raos por camino llano o en ligero descenso en buena pista de tierra, llegamos hasta la AS-114; estamos ya en la parroquia de Prado, la más occidental de Cabrales y a muy poca distancia del alto de Ortiguero (427 metros). Caminando unos metros por el arcén de la carretera llegamos al alto, y allí un oportuno tendejón nos ofrece cobijo para el descanso, la comida y la conversación.

En las proximidades del alto y del pueblo de Ortiguero
 
            Luego, recorremos por carretera la corta distancia hasta el lugar de La Salce, atravesamos su cuidado caserío, y seguimos ascendiendo hacia el Coto de Alda, amplia zona con abundantes dolinas, invernales y buenos pastos en el límite entre Cabrales y Onís. El nombre de coto viene de la práctica de acotar parte de la pradera por medio de cercados con el fin de reservar la hierba para la siega, diferenciando estos terrenos de los abiertos al pasto libre.
            Aquí, a 529 metros de altitud estuvieron las minas de Alda de las que se conservan el castillete, parte de los muros de la tolva y la caseta del polvorín. Perteneciente a una familia inglesa, fue una mina de cobre conocida como mina Delfina, nombre que tomó de Jessie-Delphine, la hija de su primer propietario. Desde 1956, la explotó una sociedad de Gijón hasta 1958 cuando cesó la actividad y fueron abandonadas las instalaciones.

 Por el Coto de Alda: castillete de las minas de cobre

            A partir de aquí, un ganadero de la zona nos aconseja que sigamos el camino que bordea por el norte el collado de Alda, dejándolo a nuestra izquierda, por ser más fácil que el marcado por la otra ladera. Nosotros, sin embargo, preferimos seguir el camino señalizado en el G R, donde la senda se pierde en ocasiones en la maleza del bosque, otras nos obliga a saltar entre la piedra o pelear con el suelo totalmente embarrado, lo que convierte este tramo en el más difícil y complicado de la etapa: tal parece como si el señalizador quisiera poner a prueba la paciencia de los caminantes.

Bonitas praderías en el Coto de Alda

            Cuando al fin llegamos a las cabañas de Julacienda (565 metros), ya en el municipio de Onís parroquia de Robellada, podemos mirar hacia atrás, ver las instalaciones mineras y comprobar que el camino recomendado habría sido más corto, amplio, llano y seco. También desde aquí, en la ladera del alto la Molina vemos la cueva de Alda, cercada por motivos de seguridad, hasta cuyas inmediaciones asciende la pista que atraviesa las praderas. Por esta pista de uso ganadero llegamos al collado el Pandal (573 metros), invernales con cabañas y cercado para recoger el ganado.
            Desde aquí la vista domina todo el valle de Onís por donde corre el río Güeña que baja de las tierras altas de Robellada para desembocar al Sella en Cangas: Benía y más cerca Avín, hasta donde desciende la pista, casi una carretera con firme de hormigón.

En los invernales del collado el Pandal

            Por esta pista o carretera con curvas y pendientes de vértigo, descendemos raudos hasta la orilla del Güeña donde hay un camping, y cruzando el puente entramos en Avín (260 metros), pueblo tendido a ambos lados de la AS-114. Atravesamos este pueblo que bien se podría nombrar como el de los museos, de la Minería Prehistórica, de la Prehistoria, de la Fauna Glacial..., y por la acera de la carretera recorremos el escaso kilómetro que nos separa de Benia, la villa municipal de Onís, para finalizar esta caminata que nos ha mostrado lugares no muy frecuentados pero llenos de interés por tres parroquias de Cabrales y dos de Onís.

Onís en el valle del río Güeña, desde el collado el Pandal


                (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 29 de noviembre de 2014)

Las fotos son de Juan Lobelle