Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 28 de febrero de 2013

POR CANGAS DE ONÍS



Desde Llueves hasta Margolles por el pico Arbolín, las colladas de Cardes y Llaín y la Peña Tresano


            En el ángulo que dibuja el río Sella sobre el mapa del concejo de Cangas de Onís, orientando su cauce hacia el noroeste en el límite con Parres, hasta encontrarse con el Piloña y luego girar al noreste y enfilar su curso bajo hacia Ribadesella, deja en la margen derecha una amplia zona rural y montañosa de alturas moderadas, en donde es posible realizar caminatas como la que hoy nos toca comentar. Recorre esta amplia zona canguesa, ocupada por parroquias como Labra, Margolles o Triongo, una vasta red de carreteras locales y pistas forestales o ganaderas que precisan para recorrerlas una persona que las conozca bien. Nosotros contamos para ello con Olvido de Següenco que nació en la parroquia de Labra y aprendió a andar en el pueblo que añade a su nombre: es por tanto, además de caminante ágil y divertida, excelente conocedora de los lugares que para esta ocasión propuso al grupo La Peñuca.
La caminata se inicia, en un día con duras previsiones de frío, lluvia y nieve que luego no lo fueron tanto, en el pueblo de Llueves, en la parroquia de Santa María de Cangas de Onís a kilómetro y medio de la capital municipal; allí donde una estela recuerda la muerte del rey Fabila en el año 737 en “un desafortunado lance con un oso”.

Ermita de Santo Toribio en Llueves y al fondo el pico Arbolín 

En cuanto se sale del pueblo, comienza el ascenso por una pista que recorre el GR-109 Asturias Interior en su 4ª etapa entre Benia de Onís y Cangas. Nosotros pronto abandonamos el GR, que se va a nuestra derecha, y seguimos ascendiendo con la vista puesta en el pico Arbolín, el más alto de una zona de pastos que también recibe ese nombre. La pista nos lleva hasta la collada donde están las antenas de telefonía y televisión, para luego seguir ascendiendo en vertical por entre monte bajo hasta la cumbre; este ascenso desde los 216 metros de Llueves hasta los 577 del pico es fácil y agradable, con buenas vistas sobre la zona urbana de Cangas y el curso medio del Sella. Desde la cumbre hacia el norte se divisa el pueblo de Olicio y la parroquia de Triongo, desde donde los ganaderos suben con sus reses.
             El fácil descenso del pico Arbolín nos deja en una collada donde tomamos un camino carretero que recorre un castañedo en la falda del monte Onao; por debajo de nosotros, en la misma ladera, vemos una pista que pasa junto a la cabaña de la guardería de montaña y por la que discurre el ya citado GR-109. Ambos caminos coinciden en la collada de Cardes, encima del pueblo del mismo nombre, en cuyas inmediaciones se encuentra la cueva prehistórica del Buxu.

 Panorámica desde el Arbolín hacia el norte

             Desde la collada de Cardes seguimos el GR hasta la collada Llaín a 340 metros de altitud. Este es un amplio collado entre las parroquias de Cangas y Labra, que a su vez separa dos vertientes: hacia el sur, la del río Güeña que desemboca en el Sella en la misma Cangas y hacia el norte, la del Zardón que lo hace en el bajo Sella. Es también un gran cruce de caminos: de nuestra derecha viene de Labra el GR; a la izquierda, otra pista desciende hacia el lugar de El Pasadoiro; nosotros nos internamos en la parroquia de Labra, pero hacia el pueblo de Tresano que vemos al frente, en la base misma de la peña que lleva su nombre.

El pueblo de Tresano y su peña

            Cuando atravesamos el pueblo de caserías dispersas y algunos hórreos, iniciamos el ascenso a la Peña Tresano, que en su vertiente norte nombran como pico Carroceo y en algunos mapas, como La Peña Llanielles: sus modestos 553 metros de altitud nos ofrecen sin embargo la mayor dificultad de la jornada, tanto por la verticalidad desde los 290 metros del pueblo como por lo intrincado del terreno, entre monte bajo y la presencia de piedra en los últimos metros.

 Subiendo a la Peña Tresano

            Desde la cumbre se divisa hacia el sur el pueblo de Labra, con la iglesia parroquial de San Bartolomé y el palacio de Soto Cortés; hacia el norte y más cerca está otro de los pueblos de la parroquia: Cebia, al que nos encaminamos atravesando algunos prados cercados de piedra o de madera y alambrada.
            En Cebia hay una quesería de Gamoneo del Valle y es el lugar elegido para ocuparnos del bocadillo, lo que por la amabilidad de la propietaria podemos hacer a cubierto.

Cabras en la quesería de Cebia

             Después el camino prosigue bajo la lluvia por pista de tierra, atravesando distintos caseríos de la parroquia de Labra: Duruxa, La Cabañina, La Cerezal, Carroceo o La Ería; con la presencia siempre a nuestra izquierda de Peña Parda que nos vigila desde sus 508 metros y a la derecha, más lejos y más alta, la sierra de Santianes cubierta de nieve. Hasta encontrarnos con el río Zardón, que baja sinuoso de las agüerias de Tresllendes en la parroquia de Zardón que le da también el nombre; lo cruzamos por un puente de piedra y, caminando por su margen izquierda, pronto entramos en la parroquia de Margolles que él, como nosotros, recorre de sur a norte hasta desembocar en el Sella a escasos metros de donde finalizaremos nuestro camino.

El río Zardón

             Seguimos pues por la margen de río y llegamos al lugar conocido como Molín de Mingo, donde hay un restaurante al parecer bastante concurrido; cruzamos sobre otro puente y, ahora por la margen derecha, seguimos la misma pista de tierra que nos lleva a la carretera que sube a San Tirso y a Santianes de Ola. Por esta carretera que sigue el curso del río pasamos por Les Canaliegues, donde hay un molino y donde dos hermanos, hombre y mujer, de avanzada edad muestran a los caminantes su destreza en el trabajo de la madera: un interesante taller de talla que llama la atención por la calidad y la variedad de sus obras.
            Por la carretera que ya comienza a pesar en los caminantes se llega al pueblo de Peruyes, el centro parroquial de Margolles. Allí está la iglesia de San Martín, reconstruida después de haber sido destruida como tantas otras durante la Guerra Civil, en un amplio campo de hayas y robles centenarios; también algunas casonas de los siglos XVII y XVIII y el edificio que fue de las Escuelas Nacionales. En la fachada de este edificio de finales del siglo XIX hay una placa que reconoce al periodista e historiador Juan Antonio Cabezas, nacido en este lugar y en cuyo cementerio reposan sus restos, como hijo predilecto del concejo.

La iglesia de San Martín en Peruyes

             Desde Peruyes, sólo un kilómetro nos separa de la N-634 en las Erías de Margolles, donde finaliza nuestra caminata y donde nos volvemos a encontrar con el río Sella, ahora con mucho más caudal y cerca ya de su desembocadura: no en vano hemos recorrido más de 20 kilómetros desde las proximidades de Cangas por riscos, collados, caseríos y pueblos de las tierras que esconde en su margen derecha.
           
 Cangas de Onís desde la subida al pico Arbolín


Las fotos son de Juan Lobelle


                                       (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 23 de febrero de 2013)


viernes, 15 de febrero de 2013

EL GR-109 EN PILOÑA



Desde Villamayor hasta Espìnaredo por la parroquia de Valle, con ascenso al pico Coroña


Por el GR-109 Asturias Interior se puede recorrer a través de una única senda la región de este a oeste, desde Panes hasta Santa Eulalia de Oscos; un trayecto de unos 505 kilómetros en veintisiete etapas, que fue señalizado hace unos años bajo el patrocinio de la Consejería de Agricultura.
Fernando Espina es asiduo caminante  del grupo La Peñuca y excelente conocedor del municipio de Piloña, no en vano sus raíces familiares engarzan en las parroquias de Beloncio y Ques. Así fue que tuvo el acierto de proponernos realizar de este gran recorrido la sexta etapa que une, sin salir de Piloña, los lugares y parroquias de Villamayor y Espinaredo, atravesando también la de Valle: unos 14 kilómetros que hicimos en algo más de cinco horas con el añadido de un adorno hacia la mitad de la etapa.

La llamada casa Pastrana en Villamayor

El camino comienza, como queda dicho, en Villamayor junto a la iglesia parroquial de San Pedro, no sin antes detenernos a ver la casa Pastrana y el ábside románico, Monumento Nacional desde 1931, de la iglesia del monasterio de Santa María; aquel que, fundado en el siglo XII, acogió una comunidad de monjas benedictinas, hasta que en el XIV fue clausurado por el obispo Don Gutierre para pasar a ser, a partir del XVI, priorato del monasterio de San Pelayo de Oviedo.
 
Al inicio del camino

Luego de atravesar la AS-634 y cruzar sobre el río La Cueva, ascendemos por la ladera norte de la sierra de Pesquerín hacia el pueblo de Melardi, contemplado al fondo el curso del río Piloña y en su margen izquierda  la población y caserías de la parroquia de San Román, otra de las veintitrés que componen el concejo. En Melardi se encuentra en muy buen estado la capilla de Santo Tomás del siglo XVIII. Seguimos ascendiendo por pista y entramos ya en la parroquia de Valle, cuyo núcleo rural limpio y bien asfaltado hemos de atravesar en descenso.

La capilla de Santo Tomás en Melardi

Valle perteneció a los citados monasterios de Santa María y San Pelayo, y allí está el templo dedicado a Santa María Magdalena, a la vera del antiguo Camino de Santiago que atravesaba la parroquia y del que se conservan distintas alusiones toponímicas. En la parte baja del pueblo encontramos el río Valle y a su lado un molino harinero que por su aspecto debió de funcionar hasta no hace muchos años. Pasamos sobre el río por un puente de piedra y nos acercamos al otro núcleo de población de la parroquia. Es Cardes, un conjunto de casas diseminadas que nosotros dejamos atrás por el barrio de Taradiello y que en el altozano conocido como de la ermita tiene la capilla de La Visitación.

Molino junto al río Valle

A partir de aquí, el camino por pista de zahorra atraviesa la riega de Saliencia y recorre la ladera oeste de la sierra Abedular entre prados de diente y bosque de castaños, abedules y robles; es el mayor ascenso de la jornada, en el que se disfruta con la espléndida vista de Infiesto al fondo, y más a lo lejos, las sierras del Sueve y del Sellón. Al acercarnos al cordal es cuando a los caminantes se les antoja adornar esta etapa con el ascenso al pico Coroña en el alto de la sierra, a nuestra izquierda. Para ganar esta cumbre de 753 metros de altitud, es preciso abandonar la pista y trepar en línea recta por entre monte bajo de brezos y tojos.

En busca de la cumbre del Coroña

Desde la cima, donde el viento azota, llama nuestra atención el espectacular Peñón del Diablo junto a la muy nevada Peña Niañu, adonde nuestra Camparina pisapraos ascendió para contárnoslo en una de sus Crónicas vagabundas que podemos leer al lado de este artículo. También al fondo de la sierra se adivinan las hoces del río Valle que nace en el alto de Tebrandi y recorre toda la parroquia de sur a norte para desembocar en el Piloña cerca de Infiesto.

Peña Niañu y a su lado el Peñón del Diablo

Tras el descenso del Coroña, recuperamos la pista en el cordal de la sierra y, en el refugio que ofrecen las cabañas de la braña, buscamos el descanso: el sol se anima y torna más agradable el momento de la conversación y los bocadillos. A partir de ahora, en la segunda parte de la jornada, se caminará por la vertiente hacia el río Espinaredo, al principio casi en llano bordeando el pico Colinas.

La cumbre del Coroña y, por la ladera, la pista del camino

Cuando llegamos a la collada de La Tayada nos cruzamos con el GR-105 Ruta de las peregrinaciones, de Oviedo a Covadonga. Este GR que atraviesa Peñamayor por Les Praeres de Nava, llega aquí desde Espinaredo para salir a nuestra izquierda hacia el río Color y La Matosa, antes de entrar en el municipio de Parres. Para nosotros, lo que resta es un pronunciado descenso por pista de tierra con retazos de hormigón, donde nos llama la atención el abundante tráfico motorizado de los ganaderos de la zona.
En este fortísimo descenso entre prados y bosques, pasamos por el pueblo de Porciles y, más abajo, por el caserío de Barro, sin población estable; y siguiendo la riega de este nombre llegamos a Espinaredo con sus muchos y afamados hórreos; allí, en la plaza de la iglesia parroquial se muestra orgulloso el tejo al lado de un lánguido roble al que sin duda le pesan los siglos, y termina esta entretenida caminata que fue una etapa del gran sendero que recorre Asturias.

                            Panorámica de Infiesto desde la sierra Abedular


Las fotos son de Juan Lobelle


                                   (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta etapa del GR-109 el sábado, 9 de febrero de 2013 y tiene prevista la realización de otras etapas esta misma temporada)