Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

lunes, 17 de diciembre de 2018

POR LA COSTA ORIENTAL


Desde Llanes hasta Villahormes por Poo, Celorio, Barro, Niembro y San Antolín

            Después del de Ribadedeva, Llanes es el concejo costero más oriental de Asturias. Su área norte forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Este territorio costero, con extensas planicies y formaciones de tipo cárstico es muy reconocido turísticamente; no en vano, el concejo dispone de un potente sector servicios que alcanza su punto álgido en los meses de verano.
            En esta caminata pudimos contemplar, e incluso en algún caso pisar, la arena de sus incontables playas; bordear la rías y otear los numerosos islotes que adornan la costa. Caminata que fue propuesta en el grupo La Peñuca por Rafa Carretero, quien ya se ha convertido en auténtico patrón de las rutas por la costa oriental. Fueron unos veinte kilómetros y medio por siete parroquias, desde Llanes, la capital municipal, hasta la de Hontoria en el pueblo de Villahormes.

Pisando los arenales -como la playa de Poo- también
se hace camino al andar.
 
            Fue bonito iniciar el camino en la zona urbana de Llanes; en la parte antigua. Así pudimos recorrer algunas calles, vimos parte de la bien conservada muralla medieval, pasamos junto al puerto, bordeamos la playa del Sablón y ascendimos hasta el paseo de San Pedro. Caminando por este agradable paseo tenemos buena vista de la zona urbana, sus modernas urbanizaciones y también los terrenos aledaños que por distintas razones quedaron sin urbanizar. Y después, dejando a la derecha el islote llamado el Peñón y la conocida como Playina, alcanzamos en amplia zona verde, La Talá (Atalaya). Desde allí, hacia la parte meridional de concejo, la vista se pierde en la barrera natural de la sierra de Cuera.

En el paseo de San Pedro la vista se reparte entre 
la zona urbana y el mar.
 
            Poco a poco, siempre por buena senda en zona verde y al borde del acantilado, nos acercamos a la ría de Poo. En este recorrido podemos contar el buen número de islotes que adornan la rasa costera. Todos están en el mapa; desde el Castro de Poo hasta la isla de Almenada, ya al otro lado de la ría. Pero para enfrentarnos con esta isla, la mayor, que cuenta incluso, en bajamar, con su playa, debemos bordear la ría.
            Caminamos, para ello, hacia el Sur, pisamos la arena de la playa de Poo y cruzamos sobre el río L'Agüera, que nace cerca de Porrúa y desemboca en la cabecera de esta ría. De nuevo hacia el Norte, por el acantilado pasamos junto a la playa de San Martín, también frente a su islote. Cerca de esta playa, vemos las ruinas de la ermita de San Martín y nos dirigimos hacia Celorio.

El camino por la zona verde que se acerca a la costa.
 
            Es ésta, Celorio, una de las villas del concejo; con amplio caserío disperso, abundantes chalés, urbanizaciones y diversas instalaciones turísticas. Nos detenemos en la bonita plaza ante el Monasterio de San Salvador. Fue fundado como monasterio benedictino a principios del siglo XII y reformado en el siglo XVII, su época de mayor esplendor. En la plaza llama la atención la torre románica, cuadrada y de gran tamaño. Tras las leyes de desamortización del siglo XIX, el monasterio pasó por diversas compras hasta que en 1919 lo adquirió la Compañía de Jesús, y en la actualidad alberga una pequeña comunidad de monjas.

Llegando al Monasterio de San Salvador; a la 
derecha asoma la torre románica.
 
            Al salir de la plaza, tenemos la ensenada de Celorio con sus dos playas: la de los Frailes, justo frente al monasterio, y la de Palombina. Nos toca ahora un tramo de casi tres kilómetros por carretera. Pasamos junto al cámping y nos acercamos a la playa de Borizu, frente a la que también destaca una isla de considerables dimensiones. Entre esta última playa y la Tayada está la punta de Troenzo. Acercarse a su extremo supone un desvío de kilómetro y medio; y es para ver lo que llaman el Cristo de Celorio: una rocosidad que, dicen, semeja la figura de un cristo. Tras el regreso a la carretera después de figurarse aquella imagen en la roca, pero también apreciar desde la punta una buena vista de la costa desde Celorio hasta aquí, nos vamos acercando a Barro.

Una muestra de los islotes que decoran esta etapa 
por la costa oriental.
 
            Barro es una de las tres localidades de su parroquia, junto a Niembro y Balmori; esta última más al sur, al paso de la AS-263. Las otras dos, Barro y Niembro, se encuentran al borde de la ensenada de Niembro, y entre ambas localidades pasamos junto a una "capilla de ánimas". Algo más allá están la iglesia parroquial y el pequeño cementerio, sobre un saliente rocoso y al borde del agua. Entre ambos, el pequeño puerto de El Vau, donde vemos algunas barcas varadas.
            Cruzamos Niembro por sus empinadas callejas y seguimos subiendo por Cabo Prieto hasta el mirador de Cerro Castiello, donde hay un área recreativa con mesas y bancos. En lo alto de cerro hay una gran antena que ya habíamos visto a lo lejos, casi al inicio del camino, desde La Talá de Llanes. Al fondo tenemos la reconocida playa de Torimbia, a la que sólo se puede acceder por una senda peatonal que desciende por la ladera del cabo. Sin duda fue un acierto destinar este lugar, mirando al mar, al momento del descanso, la comida y la conversación.

Espectacular imagen de la iglesia parroquial y
 el cementerio de Barro, junto al puerto 
de El Vau en la ensenada de Niembro.

            Continuamos el camino desde lo alto del cerro iniciando, por zona boscosa, el descenso hacia la playa de San Antolín de Bedón, al lado de la N-634. Tengo para mí que este tramo entre Barro, la ensenada, Niembo, el ascenso al Cerro y el descenso por senda entre bosque hasta San Antolín, fue el más agradable y bonito de toda la caminata. Cuando llegamos al llano, cruzamos por puente sobre el río Bedón. Un río que nace en la vega de Tebrandi, Cabrales, con el nombre de río Las Cabras; pasa por el concejo de Onís y desemboca en esta playa, dejando en su margen derecha la parroquia de Posada y en la izquierda, la de Naves.

Después de culminar Cerro Castiello, pasamos, ya en zona 
de bosque, junto a esta sorprendente laguna.

            Es la de San Antolín la playa más larga de Llanes, en la que destacan sus arenas blanquecinas. A su lado, también llaman la atención las ruinas del Monasterio de San Antolín de Bedón. Sus legendarios orígenes como monasterio benedictino datan de los siglos XI-XII. En el siglo XVI pasó a depender del de San Salvador, y a partir de la desamortización, en 1820, comenzó su ruina hasta su actual total abandono.

 Detalle del Monasterio de San Antolín de Bedón.

            El camino discurre por senda adaptada paralela a la carretera, hasta que por un túnel cruzamos bajo la vía del FEVE, para tomar de nuevo rumbo hacia la rasa costera. La siguiente visita será la espectacular playa de Gulpiyuri, declarada en 2001 Monumento Natural por el Principado de Asturias. Se trata de una depresión cárstica que comunica con el mar por una caverna que deja paso al oleaje y las mareas, formando una espectacular playa rodeada de pradería. Es, por lo demás, un lugar muy visitado, al que sólo se accede caminando desde un aparcamiento próximo.

Gulpiyuri: la playa y la verde colina que impide la vista al mar. 
 
            Sólo nos resta recorrer el último trecho sobre los acantilados junto a la playa de la Canalina, el Castro de las Gaviotas y la playa de la Huelga. Nos dirigimos luego hacia el Sur, y después de pasar junto a las ermitas de Santa Rita y Santa Eulalia, llegamos a Villahormes, un pueblo extendido a ambos lados de la AS-263. Allí, junto a la vía del FEVE y al lado de la estación, termina, al caer la tarde, esta atractiva y entretenida caminata por la costa oriental asturiana.

 Niembro, sobre la loma que cierra la ensenada, con su caserío 
orientado al Sur y bien visible a lo lejos.


Las fotos son de Juan Lobelle.

                       (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 8 de diciembre de 2018).

viernes, 7 de diciembre de 2018

MONTES, TIERRAS Y PUEBLOS DE PILOÑA


Recorrido circular desde Espinaredo por Porciles, Pendedor, Pandulosil, Sabonéu y la Escosura

            Piloña forma parte de la Mancomunidad de Municipios  del Oriente de Asturias. La orografía de su territorio es muy variada. Tiene una suave zona central por donde corre el río Piloña; allí, alrededor de la N-634, se asientan los principales núcleos de población: Infiesto, la villa municipal, Villamayor y Sevares. La zona norte, en la falda meridional de Sueve forma parte de la Red de Espacios Protegidos, y es la más reconocida por los amantes de la montaña.
            La zona sur, en cambio, con valles alargados y estrechos cuajados de prados y bosques autóctonos, es muy adecuada para caminatas como esta que realizamos los del grupo La Peñuca. Fue propuesta y coordinada por Eduardo Fernández, veterano caminante, conocedor como pocos de los montes de Asturias y buen patrón de las rutas que propone. Al sur, atravesadas por la PI-4 se encuentran la localidad de Espinaredo y su parroquia, la más extensa del concejo, que llega hasta la linde con los de Ponga y Caso, de donde baja el río el Infierno, que luego se llamará río Espinaredo antes de desembocar al Piloña en Infiesto.

La Escosura, casería de la parroquia de Espinaredo, 
en la parte final de nuestro camino.
 
            Aquí, en Espinaredo, iniciamos un recorrido que en su primera parte nos obligó a superar un fuerte y persistente desnivel hasta alcanzar la mayor altura de la jornada. Por una carretera local ascendemos hasta las casas de El Barro, donde abandonamos la carretera para tomar un camino que cruza por un puente la riega la Vallina. A partir de aquí el camino se empina de forma considerable. Pasamos junto a las casas de Llaviada y, más arriba, llegamos al pueblo de Porciles, colgado en la ladera de esta sierra Bedular que estamos recorriendo.

El camino en el bosque después de pasar junto a las casas de El Barro.
 
            Este camino, como se puede ver en varios indicadores, forma parte del GR 105 Ruta de las Peregrinaciones, a Covadonga desde Oviedo; según el catálogo de la FEMPA, en su 5ª etapa desde Espinaredo hasta La Vega La Matosa. También por aquí pasa el G R 109 Asturias Interior en su etapa 6ª entre Villamayor y Espinaredo. Como se puede ver debe de ser un camino bastante frecuentado, aunque hoy no nos hayamos cruzado con nadie.
            Poco más arriba de Porciles nuestro camino, por pista de tierra, gira al Este y ya será sólo nuestro. Alcanzamos la collada Tayada, y a partir de ella, tomamos la senda que asciende por la ladera norte del Cerro Sopiedra. Es una senda bien aérea con buenas vistas hacia Infiesto, toda la zona centro del municipio y más allá, al Norte la linde con Cabranes y Villaviciosa.

Cuando ya manda la cuesta, es agradable la vista 
atrás; al fondo, a la derecha, Infiesto.
 
            En lo alto del cerro, también conocido como pico la Muda, estamos en el vértice entre tres parroquias de Piloña: Espinaredo, San Juan de Berbío y Valle. Hemos alcanzado la cumbre de la jornada. Es una cumbre modesta para los amantes de los más altos riscos; estamos a 941 metros de altitud. Pero como Espinaredo se encuentra a 240 metros, nuestro ascenso continuo por Porciles (520 metros) y la collada Tayada (611 metros), fue considerable, y además sin pausa, para unos modestos caminantes.

El Cerro Sopiedra o pico la Muda, su vértice geodesíco
 y panorámica hacia la ladera meridional 
y las cumbres de la sierra del Sueve.

            Después de disfrutar del buen tiempo y las buenas vistas desde la cumbre, seguimos por el cordal de Abedular en la confluencia entre las parroquias de Valle y Espinaredo. Perdiendo altura, pasamos por el collado Espina (841 metros) y llegamos a Pendedor a 742 metros de altitud. Es una braña con buenas cabañas rodeadas de centenarios fresnos y con una fuente de hormigón. Allí cambiamos de dirección; vamos hacia el Sur y nos internamos de forma definitiva en la parroquia de Espinaredo.

Despues de la cumbre de la jornada, hacia la braña de Pendedor.
 
            El descenso continúa por el valle de La Castañar, al fondo del que suena el arroyo que le da nombre. El camino es una senda que recorre la ladera en la margen derecha del arroyo. Pasamos por la collada Carriceda, sobre la braña Les Mates, y llegamos a la majada de Pandulosil: cabañas, cuadras y prados bien cercados con alambrada. Estamos a 468 metros de altitud y hasta aquí sube una pista desde el Campón, donde el arroyo La Castañar desemboca en el río de la Felguerina. Es el lugar elegido para el descanso, la comida y la conversación.

La entrada y las primeras cabañas de Pandulosil.
 
            Al salir de Pandulosil se inicia un nuevo ascenso hasta alcanzar el collado Caneyu (672 metros), para entrar en el profundo vado de la riega Caneyu, otro afluente más del río de la Felguerina. Fue algo duro y difícil este tramo desde Pandulosil hasta la riega Caneyu, pues entre abundantes argomales y altas escobas, la senda casi desaparece y el andar se complica. Al fin el camino mejora y llegamos a la aldea de Sabonéu a 531 metros de altitud. Desde aquí, por carretera se podría llegar hasta Espinaredo, pero no lo dispone así el patrón de la caminata. A la salida del pueblo abandonamos la carretera y tomamos la vieja caleya que, después de cruzar la riega Tronquiellos, nos lleva a la casería de La Escosura, donde iniciamos el descenso final.

Camino y caminantes casi ocultos en la maleza.
 
            En este descenso ya vemos al fondo el cauce del río Espinaredo, el pueblo mismo y la PI-4 que sube hasta Riofabar. A nuestra derecha, en la otra ladera del valle que forma la riega la Vallina, apreciamos el empinado recorrido de la primera parte del camino: Llaviada, Porciles y, más arriba, la collada Tayada.
            Al atardecer, el descenso culmina donde se inició aquel fuerte ascenso mañanero. En Espinaredo, un pueblo que conserva buena arquitectura tradicional y alardea con su espléndido conjunto de hórreos. Recorremos el pueblo y poco más allá nos espera el descanso, el refresco y los elogiosos comentarios sobre esta caminata por pueblos, brañas... y hasta una cumbre en los montes de Piloña.

Bonita panorámica de Espinaredo y su entorno.
 Inicio y final de esta caminata.
 

Las fotos son de Juan Lobelle.

                           (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 1 de diciembre de 2018).