Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

sábado, 27 de abril de 2013

POR LOS MONTES DE QUIRÓS



Desde el alto La Cobertoria hasta Bárzana por Peñapodre, la ermita y la peña del Alba y La Villa de Salcedo

La situación del concejo de Quirós al sur de la zona central de Asturias, con un territorio que en casi su totalidad es de montaña, con una gran masa forestal y grandes extensiones de terreno dedicadas a pastizales de altura, lo convierten en la delicia de los caminantes. Por estas tierras quirosanas pasan además del inevitable GR-109 Asturias Interior, el GR-207 Ruta de las Reliquias y cómo no el GR-106 Ruta de San Melchor que viene de Oviedo hasta Cortes, donde está la casa natal del santo. Pero además se pueden planificar muchas rutas aprovechando sus cumbres señeras o lugares tan simbólicos como la ermita de la Virgen del Alba, patrona del concejo y de gran importancia devocional. Así fue esta interesante caminata del grupo La Peñuca desde La Cobertoria hasta Bárzana por iniciativa de José Manuel Álvarez, buen caminante y buen conocedor de la zona, que gusta de preparar bien sus propuestas.

La ermita del Alba y su entorno

Es el alto de La Cobertoria, en el límite entre los municipios de Lena y Quirós, el lugar donde se encuentra una necrópolis del neolítico; el nombre procede de cobertoiras (cuberteras): grandes piedras que recubren estos enterramientos. El alto se encuentra a 1 179 metros y desde allí la caminata comienza por la pista que asciende hasta el prado Llagüezos a 1 330 metros de altitud; aquí otras estructuras tumulares como un semicírculo de piedras hincadas se atruyen al pincipio de la Edad del Bronce. Pero Llagüezos, una collada cimera, es también, quizá más, famosa por la fiesta del cordero o corderada que se celebra el primer domingo de julio y que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional.
Es necesaria una breve parada para contemplar la amplia collada y las ineludibles fotos con el fondo de Peñarrueda, quizá la cumbre más representativa de Quirós, pues se divisa desde cualquier parte del concejo. Después viene el descenso por una senda entre monte bajo hasta enlazar con la carretera que sube al Gamoniteiru en el lugar por donde pasa el GR-109 en su etapa 14 entre Llanuces y Bárzana; el pueblo de Llanuces se ve a nuestra izquierda entre las curvas de la AS-229 que tras cruzar La Cobertoria desciende hasta la villa municipal. Nosotros seguimos por la carretea del Gamoniteiru contemplando a nuestra derecha parte del concejo de Lena, sobre todo el fértil valle de La Peral.

Peñarrueda desde Llagüezos

Más arriba, a la derecha de la carretera se extiende la braña de Los Veneros, amplia, con buenas cabañas y una laguna que sin duda en época estival servirá de abrevadero para el ganado; la carretera sigue ascendiendo hacia el pico de las antenas, hasta el momento que la abandonamos para tomar una senda que por el valle Cubiellos bordea la Mortera de Llanuces. Las morteras en Quirós son grandes extensiones de terreno comunal donde en otro tiempo se cultivaron cereales como la escanda y hoy son magníficos pastizales de altura. Nosotros pronto iniciamos la crestería que nos llevará a la primera cumbre de la jornada. A los pies de esta crestería está la Mortera de Muriellos y más abajo los pueblos de Muriellos de Arriba (Cimeiru) y Muriellos de Abajo (Fondeiru), donde se encuentra la iglesia parroquial de Santa María.

 Laguna en la braña Los Veneros

La cumbre de Peñapodre (1 617 metros) es una excelente atalaya sobre gran parte del concejo quirosano, pero nosotros nos fijamos en la otra ladera del valle que recorre el río Trubia: Ronderos, Villamarcel o Coañana, lugares que no hace mucho recorrimos en la Ruta de las Reliquias (Tierras y pueblos de Quirós, 10 de noviembre de 2012).
Al realizar el descenso de la peña por su cara norte, nos encontramos con un considerable nevero que nos obliga a extremar la precaución, pero que también nos hace agradable el caminar sobre la nieve dura; y así, de nuevo alcanzamos la pista que recorre la pradería donde pastan yeguas y caballos ajenos al paso de los caminantes y a los intentos de los fotógrafos por inmortalizar su imagen.

Subiendo a Peñapodre

Cuando llegamos a un lugar reconocible por la presencia de una caseta del tendido eléctrico y una torre metálica, saltamos una portilla y nos enfrentamos al paso más difícil de la jornada: el descenso por una vereda, sedo casi vertical, que aunque corto, obliga a los caminantes a avanzar de uno en uno con cuidado y habilidad, agarrándose a la piedra o apoyándose en el firme palo de avellano blanco cortado bajo la luna menguante de febrero.
Tras este angosto paso, encontramos una pista que también desciende del Gamoniteiru y que atravesando praderas nos lleva a la braña de La Techera: buenas cabañas bien conservadas y un poco más arriba, la ermita del Alba.

Recorriendo praderas y atravesando neveros

La ermita tiene orígenes medievales y su romería, declarada de Interés Turístico Regional, se celebra el 15 de agosto;  se  encuentra  a  1 240 metros de altitud en la ladera misma de la peña del Alba y está rodeada de algunos árboles, bancos y mesas que invitan al descanso. Pero antes nos espera un ascenso a la cumbre de la peña (1 308 metros) sin ninguna dificultad y compensado por una amplia panorámica del concejo: a la sombra de la montaña, los pueblos de Salcedo, Arrojo y Casares; más al fondo siguiendo el valle del río Trubia, allá en Las Agüeras, el embalse de Valdemurio; más cerca, cerrada por la propia peña y el pico Politrón, la Mortera de Salcedo por la que corre el río Alba para perderse en un sumidero en la parte inferior de la amplia pradera. Al descenso de la peña, entonces sí es obligada la parada para el descanso y la comida en el agradable entorno de la ermita por donde también pasan los GRs 109 y 106.

La Mortera de Salcedo y el pico Pelitrón

Hasta la ermita del Alba se llega por una carretera que parte de la AS-229 y que finaliza en un amplio aparcamiento siempre repleto de coches. No obstante, nuestro descenso será por el antiguo camino empedrado que aún se conserva, aunque en no muy buen estado. Primero encontramos a la vera del camino la fuente de La Llinar con abrevadero, y luego el camino se empina aún más por entre prados cercados de piedra, árboles y algunas cabañas; es lo que se conoce como la senda del Machacaculos: el nombre lo dice todo, mas por este camino transitaron en otro tiempo pastores y ganados. Eran otros tiempos en los que personas y animales subían a pie y por tanto los caminos debían conservarse en buen estado; ahora sólo transitan por aquí nostálgicos caminantes tal vez “en busca del tiempo perdido”.

Iniciando el descenso por el llamado Machacaculos

El lugar de Salcedo (800 metros) lo forman tres barrios, Las Vallinas, Heros y La Villa que es por donde pasa nuestro caminar, que prosigue, tras breve pausa para recopilar fuerzas, por el camino de hormigón que atraviesa el caserío en pronunciada pendiente, para llegar más abajo al reguero de los Molinos, que nace en la falda de Peñapodre y desemboca en el Trubia cerca de San Salvador, aguas abajo de Bárzana. El nombre del río también lo dice todo y por si fuera poco al lado mismo del camino vemos un viejo molino en estado ruinoso.

El reguero de los Molinos

Cruzamos el reguero por un puente de hormigón y madera, y la senda sigue en descenso moderado por un bonito bosque de castaños y robles; hasta que en el lugar conocido como La Senra enlazamos con la pista por la que entramos en Bárzana, la villa municipal, donde a 450 metros de altitud, a la vera del río Trubia, finalizamos esta caminata iniciada en las alturas de La Cobertoria, y que nos permitió recorrer lugares emblemáticos y de gran belleza por estas montañas de Quirós.

El embalse de Valdemurio desde la peña del Alba

Las fotos son de Juan Lobelle

                         (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 20 de abril de 2013)

jueves, 18 de abril de 2013

EL RÍO ESVA ENTRE TINEO Y VALDÉS



Desde el Sucu de Paredes hasta Ese y Calleras, para regresar por Adrado a San Pedro de Paredes

        El Esva se constituye por la unión de cuatro ríos que forman la red fluvial del concejo de Tineo: Naraval, Navelgas, Bárcena y Grande. El Naraval viene de la sierra de la Bobia de Bullacente y se extiende por la parroquia que le da el nombre en la parte  noroccidental del concejo. El Navelgas y el Bárcena nacen muy cerca el uno del otro, en la sierra de Fonfaraón, en la linde con el concejo de Allande; el primero se orienta hacia las parroquias de Navelgas y Muñalén, donde sus aguas son conocidas por la arenas auríferas que arrastran y que recogen los expertos bateadores; el segundo, en un rumbo más directo, se orienta hacia Bárcena del Monasterio y San Fructuoso; por último, el río Grande, que a pesar de su nombre es el más corto de los cuatro, nace en la parte nororiental del concejo, en la sierra de Toural. A partir de la unión de los cuatro ríos tinetenses surge el Esva, un hidrónimo del que se deriva el nombre de Valdés, municipio que atraviesa de sur a norte.
         Y a recorrer este río en una prometedora caminata de ida y vuelta fuimos a propuesta de José María Arnillas, en cuyo informe para el grupo La Peñuca encontramos muchos de los datos históricos y curiosidades que aparecen en esta crónica.

El río Esva a punto de abandonar el concejo de Tineo

El camino comienza en el lugar del Sucu, en una vega de prados de siega y huertas de labor, al lado de un Centro de Interpretación clausurado como viene siendo habitual en este tipo de proyectos. Desde allí nos encaminamos por el PR AS-2 Hoces del Esva hacia Bustiello de Paredes en cuyas proximidades estuvo la Central Hidroeléctrica del Esva; es necesario abandonar el camino para descender a la orilla del río y contemplar esta instalación que estuvo operativa casi hasta finales del siglo XX. Después, subimos al collado donde estuvo la vivienda del encargado de la central y entramos en las hoces que desde allí se muestran impresionantes, cubiertas de exuberante vegetación y con el río encajonado entre las abruptas montañas. Por una senda de piedra remontamos el río por su margen derecha, hasta llegar a donde estuvo el embalse de Calleras: estamos ya en el municipio de Tineo y es un buen lugar para la primera parada observando el camino recorrido.

La abandonada Central Hidroeléctrica del Esva

A partir de aquí, el PR AS-1 nos devolvería hacia San Pedro de Paredes, pero por el PR AS-2 seguimos remontando el río hacia Calleras. Para ello contamos con una pasarela de madera con tramos de escalera, que tan pronto nos aleja como nos acerca a la vera del río; es zona de bosque que llega hasta el agua, con algunos bancos y mesas repartidos a lo largo del recorrido, así como carteles que informan de la fauna y flora del lugar: nutria, roble, mirlo acuático, avellano… Así el camino es agradable y placentero, hasta que la senda se convierte en pista forestal que se aleja del río y por un pinar en fuerte ascenso nos aproxima al lugar de Ese de Calleras; allí, al lado de la TI-8 hay un cartel informativo del PR AS-287 Las Vueltas del Gato, que sería el adecuado para acercarse a donde los ríos citados se unen para conformar el Esva.

 Entrada a las Hoces del Esva
Será para otra ocasión, porque hoy el itinerario nos pide cruzar la carretera, atravesar el pueblo de Ese, que situado a 150 metros de altitud es el más bajo del concejo de Tineo, y dirigirnos hacia el centro de Calleras. Pasamos junto a los restos de un calero (caleyu), cruzamos el río Grande y a la entrada del pueblo nos topamos con el edificio de las viejas escuelas convertido en otro proyecto que quiso ser y no fue: el Centro de Interpretación de la Mirada del Paisaje; vaya usted a saber cómo se puede “mirar el paisaje” con un presupuesto de 315 000 euros (diario El Comercio, 24-01-2011).
Bien, pelillos a la mar y sigamos haciendo camino para acercarnos al lugar destinado al bocadillo, el descanso y la conversación: el campo de la iglesia parroquial de San Martín de Calleras, donde hay bancos de piedra y una bolera para el juego de los bolos de Tineo.

El pueblo de Calleras

La iglesia de San Martín es un sólido edificio terminado en 1898, construido gracias a la influencia del tinetense Santiago Fernández Negrete, ministro de Gracia y Justicia, y del marqués de Lerma, junto a la diligencia del párroco Manuel Gallo Valderrín, con la participación de canteros gallegos y del artista local Ceferino El Porro. Fue construida la iglesia a propósito para albergar los retablos barrocos del monasterio cisterciense de Santa María de Lapedo de Belmonte de Miranda. Estos retablos, cuyas piezas fueron transportadas en carros de bueyes, son tres: los dos de las capillas laterales de principios del siglo XVIII y el central, más antiguo, de finales del XVII obra de Antonio de Borja, escultor nacido en Valladolid y afincado en Asturias.
El pueblo de Calleras, como toda su parroquia, presenta gran interés etnográfico con varias paneras, una de 1835, molinos y dos casonas: la de los Giraldo, del siglo XVII y la natal del magistrado Nicolás del Riego, construida junto a una torre del siglo XVI.

 Panera en el pueblo de Calleras

Desde los 230 metros de altitud de Calleras, dejando a nuestra derecha la fuente del Oso, el camino comienza a ganar altura en busca de la sierra de Adrado en la divisoria entre Tineo y Valdés. Al principio, por una pista forestal de moderada pendiente atravesamos un pinar hasta llegar al alto del Mirador; luego, la pendiente se hace mayor hasta encontrarnos casi en la vertical del embalse de Calleras por donde hemos pasado hace una horas y adonde podríamos volver por una senda que desciende zigzagueando a nuestra izquierda: es emocionante recorrer dos veces las Hoces del Esva, ahora en el sentido de la corriente del río y elevados a más de 400 metros por la ladera de la sierra. Sobre nosotros, colgada de la sierra está la aldea de Adrado: estamos ya en el municipio de Valdés. Los habitantes de Adrado, de la parroquia de Paredes, pagaban su foro a los señores de Merás elaborando y entregando las cucharas de palo necesarias para el servicio de la casa.

 Subiendo hacia la sierra de Adrado


Nos aproximamos al pueblo dejándolo a nuestra derecha por un camino carretero que acentúa la pendiente hasta alcanzar en la mayor altura de la jornada (550 metros), la braña vaqueira de Adrado con varias cabañas y amplias praderías. Desde aquí la vista es espléndida: a nuestro pies el fértil valle de Paredes y todos sus pueblos, más allá sigue el concejo de Valdés y a lo lejos el cabo Busto y el mar Cantábrico.

                                                                     Disperso caserío de San Pedro de Paredes

Sólo resta el largo descenso final por camino de carro y pista de tierra hasta San Pedro de Paredes en el fondo del valle (155 metros). A la entrada del pueblo bordeamos el cementerio en el lugar que lleva el sugerente nombre de El Retiro, y al paso de un puente medieval nos despedimos del río Esva que se va a nuestra derecha hacia Brieves y Trevías, para acercarse al mar en Canero y desembocar en la playa de Cueva.
Puente medieval en Paredes

Ya en el pueblo, de caserío disperso, amplio y soleado, por gentileza del vecino que custodia las llaves, podemos visitar la iglesia parroquial de San Pedro. Es del siglo XVIII con la tribuna y el campanario añadidos a comienzos del XX, y llaman la atención de los caminantes su retablo bien conservado con algunas tallas románicas, un Cristo barroco de brazos articulados y extensibles y la capilla mandada levantar en 1782 por Joaquín de Merás para panteón familiar. Espléndido colofón para una caminata por estas dos parroquias, Paredes y Calleras, en los concejos de Valdés y Tineo, siempre con la vista puesta en el río Esva y sus hoces, que por su espectacularidad y belleza bien merecen ostentar el título de Monumento Natural.

El lugar del embalse de Calleras desde sierra

 Las fotos son de Juan Lobelle

                                           El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 13 de abril de 2013)