Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

lunes, 4 de diciembre de 2017

POR LA SENDA COSTERA DE NAVIA




Desde el Bao hasta la villa de Navia, un recorrido por el litoral costero de las cuatro parroquias: Villapedre, Vega, Piñera y Andés

            El concejo de Navia se sitúa en la marina occidental asturiana, entre los de Valdés y Coaña. Se trata de uno de los concejos más prósperos del occidente astur, que combina la economía tradicional con un buen desarrollo industrial y de servicios. Como toda su comarca, la del Eo-Navia, se articula en torno al río Navia, el segundo por su caudal y el primero en longitud entre los ríos asturianos; también, con una amplia cuenca fluvial que es la segunda en la geografía de Asturias. Cuenta, además, Navia, con una extensa rasa marina; varios kilómetros de costa con profundos acantilados, llamativas playas y pequeños estuarios; también, fértiles llanuras de pastos y tierras de labor para los pueblos y aldeas de la parte más septentrional de concejo.
            Precisamente, a recorrer esta rasa costera fuimos los del grupo La Peñuca en una caminata propuesta y coordinada por Manuel Llaneza. Se trata de una senda que recorre todo el litoral naviego. Y después de recorrerla, de cuantas conozco la tengo para mí como una de las mejor acondicionadas: muy bien señalizada, con amplia información de los lugares de paso y sus oportunos mojones kilométricos.

Buen camino, siempre al borde del acantilado.
 
            El recorrido se inicia en las proximidades de la aldea del Bao, donde de la N-634 parte la NV-2. Al abandonar la carretera local, por un ancho camino de tierra nos acercamos al cauce del río Barayo. Este río, que nace en la cara norte del pico El Can, en la sierra de Panondres entre Villayón, Valdés y Navia, es en todo su recorrido límite natural entre los dos últimos concejos. Nosotros lo recorremos por su margen izquierda en la parroquia naviega de Villapedre; al otro lado del río son tierras de la parroquia valdesana de Otur. El camino pasa junto a una instalación ganadera rodeada de prados y luego se interna en un frondoso bosque de castaños, pinos y eucaliptos donde vimos una espectacular bolsa de la abeja velutina.
 
El camino por el bosque de Barayo.
 
            Pasada Vega Barayo, nos acercamos al río para luego iniciar un ascenso hacia el mirador de la misma playa de Barayo. Esta playa está catalogada, con toda la cuenca del río, como Reserva Natural desde 1995. Desde el mirador sobre un profundo acantilado pizarroso, contemplamos la arena oscura y la desembocadura del río después de trazar amplios meandros.
            La playa y el estuario del río Barayo, en el extremo más oriental de la costa naviega. Y a partir de aquí, nuestro camino ya será siempre al borde del acantilado; a nuestra izquierda, pradería y tierras de labor y, más al sur, la sombra de pueblos y caserías que se comunican por la NV-2. Al norte, el continuo cantar de las olas en acantilados y playas: Los Anaos, la Punta el Oligo y la de Salgueiro frente a sus tres islotes; la ensenada de Asteiro, la Punta el Castillo, la de la Farola... Así hasta llegar a Puerto de Vega.

La playa y el río Barayo, desde el mirador.
 
            Es Puerto de Vega la segunda localidad del concejo y en ella reside la cofradía de pescadores. Descendemos hasta el puerto, donde desemboca el río Romallande que nace cerca de Villapedre, y atravesamos el pueblo por sus estrechas callejas. Pasamos ante la casa de Trelles Osorio, donde se retiró Jovellanos y falleció en 1811, y llegamos a La Atalaya; bonita plaza con su mirador, un busto de bronce de Jovellanos y la ermita: buen lugar para la labor de los fotógrafos.

La Atalaya y la ermita de Puerto de Vega.
 
            Tras el breve descanso, descendemos hasta la ensenada de La Losera, cruzamos el arroyo Cabrarigal y desde el camino contemplamos la isla de Soraina. Pronto llegamos a la esperada playa de Frejulfe, una de las más frecuentadas del occidente pues cuenta con buen acceso desde la NV-2, aparcamiento y todo tipo de servicios. Aquí desemboca el río Frejulfe, también llamado río Monte, que nace en la vertiente más noroccidental de la sierra de Penondres. Está catalogada como Monumento Natural, con su campo de dunas, las limpias arenas de color oscuro y la limpieza de sus aguas. Al borde, bajo un pinar, hay un área recreativa, excelente lugar para el descanso, la comida y la conversación.

Vista parcial de la playa de Frejulfe.
 
            Al oeste de la playa de Frejulfe vemos la Punta el Picón como indicador de por donde seguirá nuestro recorrido. De nuevo el desfile de nombres que adornan el mar Cantábrico. Primero, la playa de Cereizo, pequeña ensenada en la desembocadura del arroyo homónimo; luego, después de bordear la Punta de Cereizo, pasamos sobre las playas de Fabal, de Coedo y de Las Rubias, que tal vez debe su nombre a antiguas explotaciones mineras de oro.
            Así llegamos a la playa del Moro, más amplia, y a diferencia de las anteriores con acceso por carretera y aparcamiento. Está situada a la derecha de la bocana de la ría de Navia, y tras unos metros por la carretera, una senda con escalinata nos deja en la playa de Navia. A ésta se le conoce también como la playa de Andés, pues no en vano se ubica dentro del territorio de esta parroquia.

Mirador y escalinata en la playa del Moro.
 
            Navia se encuentra a kilómetro y medio de distancia por la NV-1. Nosotros, por un bonito parque arbolado que va remontando la navegable ría por su margen derecha, al otro lado se encuentra ya el término de Coaña, nos acercamos a la villa que es la cabecera comarcal. Así, en un entorno deportivo, festivo y comercial, terminamos esta caminata costera que nos ha permitido recorrer la rasa marina naviega de punta a punta, de oriente a occidente.

Vista hacia Puerto de Vega y su empinado caserío.


Las fotos son de José María Arnillas. 
 
              (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 25 de noviembre de 2017).

viernes, 21 de julio de 2017

EN LOS PICOS DE EUROPA



Desde Buferrera hasta el Alto las Estazadas por los puertos de tres concejos: brañas, majadas, collados y valles

            De la amplísima extensión del Parque Natural de los Picos de Europa, en su sector occidental, hemos elegido para esta caminata los puertos de tres concejos: Cangas de Onís, Onís y Cabrales. A lo largo del camino tendremos la oportunidad de recorrer brañas y majadas, comprobando la abundancia de ganado procedente de varios pueblos de las parroquias que se extienden por este sector del parque,
            Además, la caminata, propuesta y coordinada por Alberto Noriega en el grupo La Peñuca, se inicia en uno de los lugares más frecuentados en la también llamada Montaña de Covadonga. Es el entorno de los lagos La Ercina y Enol, de acceso restringido y bien controlado en esta época del año.

Vista hacia las tierras de Cabrales. En el centro 
de la imagen, el final de este recorrido.
 
            Allí está el dispositivo de Buferrera: amplio aparcamiento, centro de interpretación del parque y reconstrucción turística de ciertos elementos de la explotación minera que tuvo gran actividad durante la primera mitad del pasado siglo. Fue, sin embargo, Buferrera, una antigua majada y vega de pastos, situada bajo el lago La Ercina y sobre la amplía vega Comeya. Aquí, pues, a unos 1 040 metros de altitud comienza nuestro camino.

Detalle de La Molina; aldea de la parroquia de Prado, en Cabrales.
 
            Lo primero es el ascenso por la escalinata hasta las inmediaciones del lago La Ercina. Dejamos a la derecha el lago y la vega La Tiese y remontamos la loma; desde allí, por sendero llegamos a la majada La Llomba que ya está a 1 150 metros de altitud. Esta majada pertenece a la parroquia de La Riera, la más extensa de Cangas de Onís, y que ocupa todo el sector sur del concejo. Más allá, nos encontramos con la majada y vega de Belbín, a 1 050 metros de altitud, y ya estamos en el concejo de Onís y su parroquia de Bobia.
            Situada sobre un valle glaciar, esta majada es una de las más amplias de la Montaña de Covadonga y una de las pocas que aún están habitadas todo el verano. Llaman la atención sus bien conservadas cabañas y cuadras, orientadas al sur y abrigadas bajo la loma; también, la abundancia de agua repartida por toda la majada en varios bebederos. Belbín se comunica con los pueblos de la parroquia, Bobia de Arriba y de Abajo, Gamonéu y Demués, por una pista que desde éste último sube hasta el Cantón del Texéu; luego a partir de allí el paso es por el viejo camino, por lo que el acceso rodado se hace por la pista que parte de La Ercina.

Belbín: pastos, cabañas y cuadras. Al fondo,
 la pista que viene desde La Ercina.
 
            Luego, nuestro camino sigue subiendo por la vega de La Güelga, un valle alargado por el que corre un reguero, en esta época seco, que, junto con otros conocidos como los Reguerones, aportan el agua que algo más abajo se sume para reaparecer en el Oyu la Madre, dando lugar al río Casaño. Pasamos por la braña Cuencos, donde hay una buena fuente, y llegamos junto a la majada Parres (1 125 metros). Es ésta otra buena majada del puerto alto de Onís; si la atravesáramos, pasando junto a sus cabañas, podríamos llegar hasta Ostón siguiendo la Ruta de la Reconquista para luego bajar hasta el Cares y Poncebos. Pero no es ésta hoy nuestra intención, sino dejar Parres a la derecha y alcanzar a 1 173 metros de altitud la collada La Muda, en cuya ladera norte también nacen otros dos "reguerones" que conforman el río Casaño.

El camino por la vega de La Güelga.
 
            Superada esta collada, llegamos a los Camplengos, un doble amajadamiento en las estribaciones de la Peña el Jascal. Pasamos por Camplengo el Viejo (1 300 metros) y dejamos a la derecha Camplengo la Cueva, donde podemos ver en el collado rocoso que la cierra por el sur la cavidad que le da nombre. Desde Camplengo el Viejo ya se levanta frente a nosotros, a la izquierda del Jascal, la más modesta Peña Ruana, nuestro próximo objetivo.

Peña Ruana, vista desde Camplengo el Viejo.
 
            Alcanzarlo no presenta mayor dificultad; primero, un callado y luego, tras unos pasos finales un poco más forzados, ya estamos en Peña Ruana a 1 510 metros de altitud. Desde allí podemos ver el lago La Ercina y casi todo el camino andado; y sentados en la misma cumbre, disfrutamos del Macizo Central: frente a nosotros el imponente Torrecerredo y, a su lado, Los Cabrones.
            Peña Ruana, nuestra cumbre de la jornada, se levanta en la divisoria entre los concejos de Onís y Cabrales. Así que dejamos atrás el primero, sus brañas y majadas, y caminamos por la parroquia cabraliega de Prado. Estamos en la estribación más occidental de los Picos de Europa, donde esta parroquia dispone de numerosos invernales y abarca también gran parte del valle del río Casaño, al que descenderemos.

Panorámica de las altas cumbres desde Peña Ruana.
 
            La majada de La Belluga es la más alta del puerto Soga, al que se llega desde el pueblo de La Molina, adonde nosotros nos encaminamos. El paso tradicional del ganado que acude a La Belluga es por la Muesca la Aldea. Aquí, a 1 358 metros de altitud, bien "abellugados" del viento del norte, disfrutamos de una impresionante vista hacia todo el norte de Cabrales; y más allá, por encima del Cuera, columbramos hasta las aguas del Cantábrico. Sin duda, fue el lugar ideal para el momento del descanso, la comida y la conversación.

El ganado en la majada de La Belluga.
 
            Luego continúa el descenso. Pasamos por Brañarredonda (1 150 metros) y, por una senda rodeada de helechos, después de cruzar en seco la riega Voluga, llegamos a la braña Campiñón. A partir de aquí, el descenso se acentúa por los tornos de Retraites: un camino empedrado que desciende zigzagueando hasta el Coterón, una braña con una solitaria cabaña a 765 metros de altitud. Sobre esta braña se levanta el pico Coterón; debemos bordearlo por la derecha para atacar la mayor pendiente por la Cuesta el Pando.

Tras el descanso, el descenso hacia Brañarredonda.
 
            Ya vemos el fondo del valle, y la senda, entre monte bajo, atraviesa pequeños collados donde sombrean los castaños junto con algunos robles. Al fin, el agua del Casaño se hace oír porque vamos llegando al esperado puente. Son en realidad dos puentes; uno primero, de piedra y hormigón, sobre el río Voluga al punto de su desembocadura. Después, el puente Pompedro: de traza medieval sobre una profunda olla del río Casaño, del que en el mismo momento disfrutan jóvenes barranquistas.

El camino descendiendo por los tornos de Retraites.
 
            Estamos a 320 metros de altitud, el punto más bajo de nuestro recorrido; el descenso desde la cumbre de Peña Ruana fue considerable y sin tregua. Lo que nos espera es ganar cierta altura para llegar a los pueblos de la parroquia de Prado. A La Molina se va por un camino ancho y bien acondicionado para quienes se acercan a contemplar los barrancos. Después de pasar junto a una buena fuente, llegamos al pueblo (340 metros), donde hay una ermita dedicada a la Virgen de la O.
            El río Casaño deja La Molina en su margen izquierda y gira hacia el paso de las Estazadas, para terminar su recorrido desembocando al Cares en Arenas de Cabrales. Nosotros recorremos el pueblo con su caserío bien cuidado y las calles limpias y adornadas, y seguimos por la carretera que nos acerca al final. Entre La Molina y Canales son poco más de tres kilómetros por carretera, pero algo los acortamos al atajar entre dos pronunciadas curvas por el viejo y bien conservado camino de siempre.

 Desde el camino entre La Molina y Canales vemos 
la carretera sobre la garganta de las Estazadas, 
por donde corre el río Casaño.

            Además de La Molina, Canales es otro de los cuatro núcleos de población en la parroquia de Prado; los otros dos son Hortiguero y La Salce. Después de atravesar el pueblo, llegamos a su parte más alta, a 480 metros de altitud, donde la carretera local entronca con la AS-114 en el Alto las Estazadas. Es el final de esta caminata por tres concejos y tres parroquias, desde la Montaña de Covadonga hasta las laderas más occidentales de los Picos de Europa. Y siempre disfrutando al paso por brañas y majadas repletas de ganado; el origen de los afamados quesos de Gamonéu y Cabrales.

Detalle de Buferrera, donde fue el inicio de esta caminata.

Las fotos son de José María Arnillas.
               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 15 de julio de 2017).

viernes, 14 de julio de 2017

EN LA COMARCA DE OMAÑA



Desde Senra por Lazado, Valdeyeguas, la Curiscada y los miros, al puerto de La Magdalena; para regresar a Senra por Murias de Paredes

            La histórica comarca de Omaña, declarada por la UNESCO "Reserva Universal de la Biosfera", está formada por cinco municipios o ayuntamientos. El de Las Omañas es el más meridional y donde el río que da nombre a la comarca y al municipio se une al Luna para formar el Órbigo. Al municipio de Valdesamurio lo recorre un río homónimo, importante afluente por la derecha del Omaña. Al ayuntamiento de Soto y Amío pertenece el pueblo de La Magdalena, donde parte de la A-66 la LE-493 que recorre toda la comarca y se remonta hasta Villablino, la capital de Laciana. El de Rielo es el municipio más poblado y el de Murias de Paredes, el situado más al norte, en la cabecera del río Omaña.

Vivero, un pueblo del ayuntamiento de Murias de Paredes.
 
            Este municipio de Murias de Paredes se ubica, pues, en la Montaña Occidental leonesa, en el límite meridional de la Cordillera Cantábrica. Tiene en su zona más septentrional un relieve bien accidentado, no sólo en torno al tramo más alto del río grande sino en los numerosos valles y torrenteras que lo alimentan. Alardea, además, de tener los bosques de abedules mejor conservados de la provincia de León. En la caminata de hoy, los del grupo La Peñuca apenas frecuentaremos su zona boscosa, pero sí recorreremos algunos de sus valles, sus cordales y cumbres; todo ello siguiendo la propuesta coordinada por José Manuel Tejera, quien una vez más demostró su sobrado conocimiento de la Montaña de León.

Bonita postal con el nido de cigüeña en el campanario
 de la iglesia de Murias de Paredes.
 
            Senra se encuentra en la LE-493 y en la margen izquierda del río Omaña. En este pueblo, a 1 254 metros de altitud, iniciamos la caminata por la carretera local que sube hasta Lazado, otra de las localidades del ayuntamiento de Murias. En Lazado hay dos buenas fuentes, una ermita en ruinas y otra en buen estado. Cruzamos el pueblo y, tras el paso por una portilla y un puente sobre el arroyo Valdeyeguas, continuamos el ascenso por una buena pista de tierra.
            Vamos remontando el valle de Valdeyeguas por la margen izquierda del arroyo, hasta que éste se nos aleja hacia su nacimiento, que nosotros veremos más adelante en nuestra caminata. Ahora, seguimos el valle por donde desciende otro reguero, el de la Curiscada. Siempre también por su margen izquierda, pasamos bajo la Peña Apretada y, más arriba, Peñas las Águilas; en la otra ladera del valle, buenas praderías con abundante ganado.

Oportuna fuente al paso por el pueblo de Lazado.
 
            Así llegamos al corral o chozo de la Curiscada a 1 658 metros de altitud. Se trata de una "cabaña pastoril restaurada por la Diputación Provincial de León", leemos en el oportuno cartel fijado en una de sus paredes laterales. Es un buen lugar para un primer alto en el camino, contemplando hacia el fondo todo el valle recorrido y reponiendo fuerzas para continuar el ascenso. Se trata de recorrer la ladera por la amplia pradera hasta entrar en una senda rodeada de escobas, y ganar así la cumbre del Alto de la Curiscada (1 770 metros).

La cabaña de pastores en el monte de la Curiscada.
 
            Recorre esta cumbre, plana y cubierta de monte bajo, una alambrada de separación de pastos, pues estamos en el límite entre Babia y Omaña, ayuntamientos de Cabrillanes y Murias de Paredes. Hacia el norte corren las aguas al río Luna, y nuestra vista alcanza las tierras de toda la Babia de Cabrillanes hasta el límite mismo de la Cordillera, donde destacan el Cornón y la incomparable Peña Ubiña. También, pueblos como Quintanilla de Babia y la carretera que trepa hacia Asturias por el puerto de Somiedo.
            Continuamos la senda al borde de la alambrada y vamos ganando altura hasta alcanzar el Miro Paxarín de 1 892 metros de altitud, con vértice geodésico y nuestra cumbre más alta. Desde aquí disfrutamos también de buena vista hacia pueblos y tierras de Laciana, ayuntamiento de Vallablino: Caboalles, la carretera y el puerto de Leitariegos, donde apreciamos parte de su estación invernal.

Vista atrás hacia el valle y el camino a la Curiscada.
 
            Desde este miro, descendemos a la collada Valdeyeguas para ascender de nuevo, ahora hasta la Peña de las Fanas (1 855 metros). En la ladera de esta peña nace el arroyo Valdeyeguas que, bordeando el Miro de la Laguna, vemos descender por su valle junto a gran parte del camino recorrido en el inicio de la caminata. Continuamos la senda por entre las más abundantes escobas y de nuevo al borde de la alambrada, hasta salir a una pista o cortafuegos que pronto abandonamos también  para superar el pico que tenemos al frente. Es el Miro Pasarín de 1 750 metros de altitud, que se levanta encima mismo de Los Bayos, el pueblo del ayuntamiento de Murias situado más al norte, en la LE-493 descendiendo hacia Laciana desde Omaña por el puerto de La Magdalena.

La cumbre y el camino al Miro Paxarín desde el Alto de la Curiscada.
 
            También desde la cumbre vemos el mismo puerto, en cuya ladera norte corren las aguas hacia la cuenca del Sil. Es, por otra parte, esta cumbre un "miro" más en la Montaña Occidental leonesa. Un orónimo muy frecuente, que se podría explicar como lugar destacado en el terreno, apropiado para la "mira", el control o la vigilancia: de los pastos y el ganado, en este caso. De cualquier forma, de pico en pico hasta éste hemos llegado: contad si fueron cuatro, y el recorrido por las cumbres ya está hecho; a partir de aquí todo será perder altura hasta llegar a la vera del río. Pero antes será el momento de la comida, el descanso y la conversación; eso sí, contemplando el bello panorama que se nos ofrece.

 El camino se aproxima a la cumbre del Miro Pasarín.

            Al reanudar el camino, descendemos por la pista hasta un collado donde hay una caseta de TV, y recorremos la amplia Llomba de Vallalén, desde donde tenemos buena vista hacia Vivero, otro de los pueblos del norte de Omaña. Luego, el descenso se acentúa hasta encontrarnos con la carretera del puerto. A ella salimos, después de atravesar una portilla, justo frente a la ermita de la Magdalena que desde ya hace tiempo se encuentra en ruinas.

 Bordeando la alambrada; al fondo, la carretera del puerto.

            Recorremos por la carretera toda la agradable vega del puerto y pasamos junto a dos mojones balísticos; espectacular construcción de piedra que recuerdo haber visto también en el puerto de Leitariegos entre Cangas de Narcea y Villablino. Cuando llegamos al indicador del puerto de la Magdalena, a 1 434 metros de altitud, nos encontramos con la señalización del PR-Las Fuentes del Omaña. Se trata de un recorrido circular desde Murias de Paredes que llega al puerto pasando antes por la ladera del pico Tambarón, donde nace el río. Nosotros lo hicimos ya hace algún tiempo, (Desde Murias de Paredes, 19 de julio de 2011), tanto que aún en La Peñuca no contaba mi blog con la participación de quienes ahora le ofrecen sus excelente fotos.

Ya en la carretera y la vega del puerto de la Magdalena.
 
            Hoy recorremos de nuevo esta segunda parte del PR, abandonando la carretera y descendiendo por el antiguo camino del puerto, donde también está marcada la ruta cicloturista entre Rielo y Villablino. Entonces escribí, y ahora lo repito, que éste es un buen ejemplo de conservación de antiguos caminos rurales: limpio, arreglado y bien podado antes de que el bosque impida el paso.
            Pasamos junto a los restos de lo que fue una antigua braña de verano, junto a la fuente del Bombo y cruzamos varias veces sobre el arroyo Cativo, que baja completamente seco; pero que, al decir de los del lugar, en época de deshielo es una auténtica torrentera. Dejamos a la derecha el camino indicado hacia el pico Cubichón y pronto entramos en Murias de Paredes. A 1 259 metros de altitud, es la villa municipal y capital tradicional de la comarca; fue también cabeza de partido judicial entre 1834 y 1965, y desde entonces forma parte del partido judicial de Villablino.

 Buen camino en el descenso desde el puerto a Murias de Paredes.

            Atravesamos la villa pasando por la plaza del Ayuntamiento y salimos a la carretera local que nos acerca hasta Senra. Un bonito paseo final en la margen izquierda del río Omaña, por una vega con prados de siega cercados de piedra. Más a nuestra izquierda va la LE-493 sobre la que se levanta el Alto de las Canalizas, la estribación meridional de la sierra de las Matas. La sierra que se interpone entre la primera y la segunda parte de nuestro recorrido: los valles de Valdeyeguas y la Curiscada; la carretera del puerto y el camino junto al arroyo Cativo. Todo, para llegar de nuevo a Senra, un lugar bien acogedor donde finalizar esta caminata que nos mostró, una vez más, los encantos de la montaña leonesa.

De izquierda a derecha, el Miro Paxarín, la collada Valdebueyes
 y Peña de las Fanas. Fue una parte del camino.

Las fotos son de Juan Lobelle.
                 (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 8 de julio de 2017).

viernes, 30 de junio de 2017

BABIA Y SOMIEDO




Desde La Cueta en Babia hasta Veigas en Somiedo, cruzando la Cordillera entre Peña Chana y Picos Blancos: valles, collados, brañas... y hasta una cumbre

            A mí me gusta la tierra de Babia, aunque no para estar siempre en babia como aquellos monarcas del viejo reino. Pero me gusta caminar por Babia, recorrer sus valles y montañas, siempre al límite con Asturias. Babia se divide en dos términos municipales; uno es el de San Emiliano, conocido como la Babia Baja, cuyas aguas, a través del río Luna, vierten al embalse de Barrios de Luna. La otra es la Babia de Cabrillanes, la Babia Alta, que incluye en su término La Cueta, el pueblo más alto de León. Es también La Cueta el primer pueblo por donde pasa el río Sil, que viene de Peña Orniz y recoge todas las aguas de esta Babia para, después de pasar por Villablino y Ponferrada, entregarlas al Miño en la Ribera Sacra y darle así la merecida fama.
            Y desde Babia, cruzando la Cordillera, hasta Somiedo, el concejo que es todo un parque natural con sus afamados lagos como el del Valle o los de Saliencia. Tiene Somiedo un marcado carácter montañoso que se levanta desde lo más profundo del valle -Aguasmestas- hasta las cumbres más altas: El Cornón, Peña Orniz... Cuenta, además, con vistosos collados, hermosas majadas y brañas que sustentan su importante ganadería, como podremos comprobar por la abundancia de ganado a nuestro paso. También son importantes los valles que canalizan sus aguas hacia el río Pigüeña, importante afluente del Narcea. Por los valles del Lago y de Saliencia pasará nuestro camino para terminar en este último.

Quiso estar en la foto de Magín Casas mientras vigilaba nuestros pasos.
 
            La Cueta fue lugar importante en varias caminatas de nuestro grupo La Peñuca; unas veces como punto de inicio y otras para finalizar allí. También recuerdo en una ocasión haber iniciado y finalizado en La Cueta una caminata circular (En la Babia de Cabrillanes, 25 de septiembre de 2015). Pues una vez más volvemos a esta Babia Alta: una propuesta coordinada en esta ocasión por Carlos de Paz.
            En el pueblo más alto de León, a 1 442 metros de altitud iniciamos el camino; atravesamos el pueblo pasando sobre el río Sil por un puente de piedra y dejamos a nuestra derecha la iglesia parroquial en su parte más alta. Comenzamos el ascenso por un camino de tierra en el valle de las Suertes. A la derecha está la pradera de las Espinas y a la izquierda, cada vez más al fondo, el barranco las Borras, sobre el que se levanta en la otra margen la ladera  de la Chamba el Rozu.

El camino por el valle; tras las cumbres, la niebla del norte.
 
            El camino sigue en ascenso y, después de cruzar el arroyo, atravesamos una amplia pradería antes de enfocar el valle de Chagüezos. Cuando llegamos a los 1 738 metros de altitud, estamos en el punto de dejar este valle que sube a nuestra izquierda hacia el collado Muñón, tradicional paso de Somiedo a Babia por entre las sierras de Rebezo y de Chagüezos. Nos encontramos bajo la majada de Chagüezos, en un lugar mítico en la historia de la trashumancia a Babia. Y aunque ya la ganadería trashumante no sea la misma, aquí se levanta ahora un bonito refugio de pastores.

El refugio de pastores, bajo la sierra de Chagüezos, 
lleva el nombre de Juan Carlos Peláez "El Pollo".
 
            Bordeando la base de la sierra caminamos en busca de otro paso, y lo encontramos en la collada Las Cruces (1 805 metros), que se abre entre la Peña Chana y Picos Blancos y por la que se extiende la alambrada de separación regional. Cruzar bajo esta alambrada es pasar de León a Asturias, o lo que es lo mismo, de Babia a Somiedo. Poco más allá está el collado Sobrelagua, que sin duda debe su nombre al profundo sumidero que bordeamos para dirigirnos hacia el norte, prestos a recorrer la parroquia somedana de El Valle.

Después de pasar la raya, el camino por tierras de Somiedo.
 
            A partir de aquí las aguas corren hacia el río que desde el lago del Valle va a desembocar al río Somiedo cerca de La Pola. Nosotros llegaremos al fondo de este valle, pero antes buscamos la cumbre de la jornada. Para ello dejamos el camino adonde luego regresaremos e iniciamos el ascenso hacia el pico Esperones. Al llegar a un pequeño collado comprobamos que lo que se levanta ante nosotros es una afilada y vertical cumbre de piedra caliza; esto nos obliga a dejar mochilas y palos de apoyo para utilizar las manos en una trepada final que, aunque breve, no deja de resultar emocionante.
            Al fin, cuando alcanzamos los 1 840 metros del pico Esperones, comprobamos que desde su estrecha cumbre lo primero que se ve es que nada se ve; precisamos adivinar toda la pradería del Valle y hasta el mismo lago cubiertos por una espesa capa de niebla. Lo que sí podemos ver son otras cumbres del entorno que se levantan a mayor altura de donde estamos: Corralón, Canalón... y hasta Tarambicu y Peña Orniz.

El pico Esperones fue nuestra cumbre de la jornada. 
 
             Lo que corresponde tras la alegría de haber ganado esta cumbre es volver sobre nuestros pasos, rehacer el camino y seguir en busca de Murias Chongas. Es una amplia braña estival del pueblo de Valle de Lago; situada a unos 1 660 metros de altitud, cuenta con varias cabañas con techumbre de escobas y corros de piedra. Sin duda un acertado lugar para el descanso, la comida y los comentarios sobre el ascenso y la pérfida niebla que vino a privarnos de las mejores vistas. 
 
Vista general hacia la braña de Murias Chongas.
 
            Después de todo ello, el camino se reanuda por la pista ganadera de acceso a la braña. Murias Chongas tiene varias fuentes, el nacimiento de un arroyo cuyas aguas se recogen poco más allá en una presa para dirigirlas por una canal al lago del Valle. Después de pasar junto a este pequeño embalse, abandonamos la pista y tomamos la senda que desciende por el monte El Pládanu. Se trata de un frondoso hayedo que cuelga en la ladera del valle por donde vemos, al fondo, el camino de acceso al lago.
            Tras el agradable recorrido por el bosque, caemos de nuevo a la pista que baja de la braña y pronto enlazamos con otra más amplia, a tramos hormigonada y de acceso rodado, aunque restringido. Es por donde está señalizado el PR AS-15.1 Al lago del Valle. Caminando por ella, en otro cruce enlazamos con la también señalizada como PR AS-15 A Saliencia.

Vega de Cuevameliz, cerca de Murias Chongas, 
importante zona de pastos de la parroquia de El Valle.
 
            Por este amplio camino, ya compartido con ciclistas, jinetes y algún vehículo de motor, siempre en la margen derecha del río del Valle, llegamos a Valle de Lago. Es la única localidad de su parroquia, aunque dividida en tres barrios: Auterio, La Caleicha y el propio Valle. Todo ello conforma la tercera población del municipio, y recorrerla es comprobar que cuenta con alojamientos, casas de comida y hasta un campin en la vega del río. En la parte baja del pueblo está el embalse del Valle, desde donde se canalizan las aguas para alimentar las turbinas de la central eléctrica de La Malva.

El monte El Pládanu, en el camino hacia Valle de Lago.
 
            Lo que nos resta, después de Valle de Lago, es el cambio de valle y cambio de parroquia: desde el valle del Lago al de Saliencia, o también de la parroquia de El Valle a la de Veigas. Ambas parroquias estuvieron comunicadas tradicionalmente por un camino de carro conocido como el de Redibobia; ahora es medio pista, medio caleya, con abundante piedra suelta, por el bosque que recorre el arroyo de Bobia. Después de una pequeña subida hasta el cordal que separa ambas parroquias, todo será descenso en busca del cauce del río Saliencia.
            A mitad de camino dejamos a la derecha La Llamera, antiguo pueblo vaqueiro de verano que ahora es una braña equinoccial de Veigas. Desde esta braña baja un arroyo que une sus aguas al de Bobia para llevarlas al río Saliencia. En esta última parte del camino el descenso se acentúa con fuertes pendientes. Si Valle de Lago, a la orilla de su río, está a 1 240 metros de altitud y Veigas, junto al río Saliencia, a 795 metros, la diferencia de nivel es considerable; como suele ocurrir en otros puntos de este montañoso municipio de Somiedo.
 
 En la foto de Ana Fabián, detalle de la fuente 
adornada por San Juan en Valle de Lago.

            Salvado este desnivel, nos encontramos con el río Saliencia, sobre el que cruzamos el puente y salimos a la SD-1, la carretera que desde La Malva sube al Alto la Farrapona y comunica con Torrestío en la Babia Baja. A la derecha dejamos Villarín, otra localidad de esta misma parroquia y, después de pasar junto a la iglesia parroquial, en un altozano entre los dos pueblos, llegamos al de Veigas en la margen derecha del río Saliencia. El final de esta caminata por Babia y Somiedo: el pueblo más alto de León, el paso por la Cordillera y dos parroquias del Parque Natural de Somiedo.

Es bonito el paisaje de Babia en los montes de La Cueta.

Las fotos, excepto las dos reseñadas, son de José Mª Arnillas.
                (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 24 de junio de 2017).

viernes, 23 de junio de 2017

POR EL NORTE DE LEÓN



Desde San Isidro hasta Puebla de Lillo: lago Ausente, valle de Iyarga, Pegaruas, Las Colladinas, Cantarín...

            Siempre es interesante caminar por los montes del norte de León. A San Isidro se llega por la AS-253 en el concejo de Aller. Cuando pasamos La Raya, una urbanización en lo alto del puerto, ya estamos en León y en el municipio de Puebla de Lillo; y hasta la villa municipal nos acercaríamos por la LE-332 en unos 15 kilómetros. Pero éste no es nuestro objetivo, sino recorrer las altas tierras que vierten sus aguas en arroyos y ríos a la margen derecha del río Porma antes de que forme, ya en tierras de Boñar, su importante embalse.
            Estas montañas del norte de León, en su sector centro-oriental se inician para esta caminata del grupo La Peñuca, propuesta y coordinada por Manuel Jesús Álvarez (Mamel), al pie de la Estación Invernal de San Isidro. Allí hay un amplio aparcamiento para los deportistas de invierno bajo el Circo de Cebolledo, casi donde arrancan los remontes y donde también hay una balsa para la preparación de la nieve artificial que luego reparten los cañones por las pistas.

Panorámica sobre Puebla de Lillo; será el final de esta caminata.
 
            Estamos a 1 580 metros de altitud y comenzamos a caminar por una pista que arranca junto a un cartel informativo del PR-LE 26 Lago Ausente. Se trata de un recorrido circular que tiene como objetivo principal este lago. Como también nosotros queremos verlo y palpar sus aguas, seguiremos una parte de este PR. La pista es de tierra y va ganando moderadamente altura, mientras nos permite ver todo el entorno de San Isidro y el pico Torres, al que en otra caminata nos propusimos alcanzar su cumbre (Por las alturas de Redes, 8 de agosto de 2016).

La laguna artificial y su entorno, donde iniciamos el camino.
 
            Pronto llegamos a un punto donde por las debidas indicaciones sabemos que el PR cierra su circuito. Nosotros seguimos por la pista, hasta el momento de dejarla para iniciar el ascenso por una senda de piedra menuda que nos deja junto al mismo lago, a 1 746 metros de altitud. Según la información del cartel inicial, hemos recorrido poco más de tres kilómetros para llegar al lago Ausente, que se encuentra en la base de los picos Requejines y Ausente; estos son nuestros siguientes objetivos y dos de las cumbres de esta jornada.

La vista hacia la carretera entre San Isidro y Puebla de Lillo
es casi constante en la primera parte de la caminata.
 
            Para llegar al primero, seguimos los postes indicadores del PR hasta un collado, donde éste inicia su descenso para cerrar el circuito en el cruce antes citado. Iniciamos aquí el propio ascenso hasta la cumbre del pico Requejines a 2 026 metros de altitud. Después de contemplar desde lo alto todo el entorno del lago y el camino recorrido para llegar a él, vemos también, muy cerca, la segunda cumbre, la que lleva el mismo nombre del lago. Es un poco más alta, pero debemos perder cierta altura antes de alcanzar, sin ninguna dificultad, el pico Ausente de 2 041 metros de altitud.

El ascenso hacia las cumbres; al pico Requejines, primero.
 
            Serían para mí incontables las cumbres que desde aquí se divisan. Por eso me quedo con el cordal que desde el norte de San Isidro se extiende hacia el este, la sierra de Mongayo, como línea divisoria entra León y el Parque Natural de Redes. Y la pista de Wamba, que hacia la vertiente asturiana nos lleva al lago Ubales (Donde Redes se asoma a León, 3 de noviembre de 2011). También en la base misma del pico, pero hacia el oeste, podemos ver bajo el Circo de Requejines, las minas de Respina; llamativa cicatriz de la explotación de talco que realizó la multinacional Río Tinto Minarals entre 1975 y 2011.

El lago Ausente, desde el pico Requejines. 
También se aprecian el valle de Isoba y el Mampodre.
 
            El descenso desde nuestra cumbre de la jornada hasta llegar al llano fue el tramo más complicado y largo de toda la caminata. Primero, lo más fácil, bajar por la loma hasta un collado, para desde allí bordear un crestón rocoso dejando a nuestra izquierda la Peña Lázara. Luego, lo más difícil y pesado: el descenso por continuos cortafuegos casi verticales y pedregosos. Cuando al fin alcanzamos el llano, estamos a 1 334 metros de altitud, en el valle de Iyarga y en la pista que lo recorre bordeando sus amplias y fértiles praderas; por el otro lado del ancho valle corre el río Respina.

El más complicado descenso desde las cumbres al llano.
 
            El camino es ahora cómodo y agradable por esta pista, pasando junto a varias cabañas y una nave ganadera, para desviarnos luego, cruzar la pradera y, junto a la braña de Respina, pasar un puente sobre el río antes de entrar en zona de bosque. Recorremos este bosque de hayas, tejos y acebos siempre por la margen derecha del río Respina, hasta llegar a la ermita de Pegaruas, situada al lado del camino en un promontorio junto al río; sobre la puerta principal, cerrada, figura la fecha 1748.
            Poco más allá, a 1 236 metros de altitud, está el área recreativa de Pegaruas; bancos y mesas con buena sombra a la orilla del río Rebueno ofrecen un buen lugar para el descanso, la comida y la conversación. También con la compañía de quienes, en un sábado de junio con tiempo ya veraniego, acuden a disfrutar de este lugar y refrescarse en las aguas del río. Y es que hasta aquí llega la circulación rodada por una buena pista que parte de la LE-332 cerca de Puebla de Lillo.

Bosque y pradería en el bonito valle de Iyarga.
 
            Por esa pista, casi carretera, reanudamos nuestro camino; atravesamos la típica barrera canadiense y por un puente cruzamos donde se unen los ríos Rebueno y Respina, que a partir de aquí serán el río de Celorno. En el lugar que se conoce como Las Colladinas, dejamos esta pista de circulación rodada y nos vamos a la derecha por una senda en la pradera ganando de nuevo altura. Vemos a nuestra derecha una pequeña laguna, la de Lagüezos, y la senda, ya a media ladera, cruza por pequeños desfiladeros entre rocas. Es uno de los tramos más bonitos y espectaculares de la caminata; a nuestra derecha queda, profundo, el estrecho valle de Celorno; y en la otra margen, la empinada ladera cubierta por un inmenso pinar: una población de pinos milenarios de los que tanto abundan por estas montañas del norte de León.

El camino por el valle de Celorno. Más allá, el pico Susarón.
 
            Cuando llegamos al Cantarín, un indicador nos da cuenta de una fuente a la derecha del camino. ¡Cómo se agradece en esta tarde de calor el agua fresca de la fuente el Cantarín! Aunque haya que abandonar la senda y descender unos metros para alcanzar sus aguas, en un lugar que pasaría desapercibido si no fuera por el oportuno indicador.
            Poco más arriba debemos abandonar la senda en otro collado, al que luego volveremos; y es que antes nos espera la tercera cumbre de la jornada. Se trata de un ascenso a campo abierto hasta la majada que se conoce como la de los Tres Robles, aunque en su entorno de pastos y cabañas hay varios robles más. Sobre esta majada se levanta el pico del Águila de 1 451 metros de altitud. Desde su cumbre podemos divisar hacia el norte casi todo el recorrido de la LE-332 desde Isoba, la LE-331 y el pueblo de Cifiñal, por donde pasa esta carretera que sube a los puertos de las Señales y Tarna. Hacia el sur, Puebla de Lillo y Redipollos, otro núcleo de este mismo municipio, y casi todo el camino que nos resta por recorrer.

Hacia la tercera cumbre de la jornada: el pico del Águila.
 
            Este último recorrido se inicia con el descenso hasta el collado donde abandonamos la senda. Luego, desde allí, el descenso sigue por la vaguada, atravesando prados y zonas de arboleda. Todo fácil de andar hasta encontrar la pista en las praderías que se extienden por la margen izquierda del río de Celorno, que poco más abajo desemboca en el Silvan.
            Este río, el Silvan, importante afluente del Porma, viene del valle de Isoba y atraviesa Puebla de Lillo. Nosotros, después de pasar junto a una buena fuente con abrevadero, lo cruzamos por un puente, pues ya estamos en la villa municipal. Sólo nos resta recorrer algunas calles, dejando a la izquierda el vistoso torreón medieval, para llegar a la Plaza Mayor a 1 144 metros de altitud. Allí finalizamos esta caminata por la siempre atractiva y sorprendente montaña del norte de León.

Espectacular vista de las minas de Respina desde el pico Ausente.
Las fotos son de Ana Fabián.
                (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 17 de junio de 2017).