Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 10 de octubre de 2014

EN EL CORNIÓN



Ruta de las majadas: Los Acebos, El Bricial, El Paré, El Tolleyu, Ceñal, Fuentes de Onís, La Redondiella, Arnaedo, Parres, Belbín…

            Se llama Cornión al macizo occidental de los tres que integran los Picos de Europa; fue el primero declarado como Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, para extenderse más tarde a todo el conjunto de los Picos con el nombre de Parque Nacional de los Picos de Europa (PNPE). En el Cornión se encuentran los conocidos y visitados lagos de Covadonga, Enol y Ercina, además de un conjunto destacable de cumbres entre las que sobresalen Peña Santa de Enol y Peña Santa de Castilla, por lo que también al macizo se le conoce como el de las Peñas Santas. Pero también hay frondosos bosques y numerosas majadas y vegas que quienes visitan ocasionalmente los lagos no se las pueden ni imaginar, ocultas tras las torres calizas y en las dolinas pedregosas.
            Fue una propuesta de Santiago Juez, quien brindó al grupo La Peñuca la oportunidad de recorrer la Ruta de las 14 majadas; pero luego, para agradable sorpresa del grupo, presentó una relación de 20 majadas y vegas que hemos recorrido desde la inicial en Sohornín hasta La Tiese al lado del lago Ercina.

La niebla sobre el lago Enol

Comenzamos el camino al lado de la carretera que une los dos lagos con cierto aprieto de no poder cumplir el programa de tan amplia visita, pues la niebla apenas dejaba ver las aguas del Enol; no obstante, dejando a nuestra espalda la majada de Sohornín donde hay un conocido restaurante, llegamos bordeando el lago a Los Acebos. El nombre de esta majada alude a la presencia de este árbol que debió de ser abundante, aunque hoy predominan fresnos y espineras.
Pronto llegamos a la vega de Enol a 1 100 metros de altitud, y podemos comprobar con agrado que la niebla va desapareciendo y deja ver la amplia vega con la ermita en el centro de la misma. Sin pizca de niebla y ya luciendo el sol, llegamos al Bricial, amplia campera que se suele citar como “el tercer lago”; en realidad es una depresión en forma de embudo con el sumidero en el centro que en época de deshielo forma un pequeño lago.
 
A través de la vega El Bricial

Poco más allá está la majada Las Reblagas, como la anterior bajo el pico del Bricial que las separa del lago Ercina, desde donde se accede con facilidad; de hecho desde allí se puede ver parte del lago más abajo de las dos cabañas, una de las cuales echa humo porque algún pastor atiza su lumbre. Muy cerca está La Canaleta a 1 250 metros de altitud, pequeña majada en cuesta con las cabañas junto a algunos fresnos y por donde corre la riega el Texu hacia el lago. Siguiendo la riega comienza una fuerte subida hasta la vega’l Paré, pequeña y estrecha bajo un promontorio rocoso.

Majada Las Reblagas y vista al lago Ercina

Hay que caminar ahora en la ladera de las Tremas del Ceñal por una senda pedregosa, difícil de identificar como todos los caminos que unen estas vegas y majadas si no se cuenta con un experto conocedor del terreno como Juez, hasta llegar a El Tolleyu (1 375 metros), majada escondida bajo el Porru la Atalaya, pero una de las más bonitas vistas hasta ahora; tiene dos buenas cabañas, una en especial arreglada recientemente y junto a ella una fuente, Fuentespines, y la cueva el Frieru abierta en la roca.
Más arriba, el collado Ceñal a 1 430 metros de altitud nos da paso a la majada del mismo nombre con cabañas, cuadras y apriscos arrimados al Cantu Ceñal; en el centro de la vega se forma una pequeña laguna. Es ésta la última de las majadas del llamado puerto alto de Cangas de Onís, a las que acuden pastores y ganaderos de Gamoneo de Cangas; cerca de aquí está la valla en forma de alambrada que debemos cruzar para adentrarnos en el término municipal de Onís, parroquia de Bobia.

El Tolleyu: pradera, cabañas y en la roca, la cueva el Frieru

Debemos caminar por la sierra Los Joaquinos a 1 420 metros de altitud, conjunto de jous y dolinas donde destaca la cueva de Piedra Llana, que comunica ambos términos municipales para llegar a la primera majada de este puerto alto de Onis, Sobrecornova (1 400 m); más allá y cerca del camino que une el lago Ercina con la vega de Ario, está la de Las Fuentes de Onís.
Pronto alcanzamos este camino de Ario en el Llano los Jitos (1 448 metros), y tras un descenso nos desviamos a la derecha y ascendemos hasta la majada Combéu, pequeña, estrecha, con poco pasto, ningún ganado y cabañas derruidas; una majada en abandono, desde la que debemos volver por el mismo camino al lugar donde iniciamos el ascenso hacia ella.

El camino por la sierra Los Joaquinos

Más allá, abandonado el camino de Ario, en continuo descenso llegamos a La Redondiella; ésta sí, una amplia majada con varias cabañas y apriscos junto a los que encontramos el lugar adecuado para el bocadillo, el descanso y la conversación, mientras contemplamos el ganado pastando; descanso breve, pues aún restan un buen trecho del camino y varias majadas más que visitar. Seguimos pues descendiendo hacia La Güelga (1 050 metros), donde podemos comprobar que el ganado, siempre vacuno, es más abundante que en todo lo visto hasta ahora. Por aquí pasa el reguero La Güelga, que nace más arriba de La Redondiella para luego desaparecer y volver a surgir en El Oyu la Madre formando el río Casaño.

El descenso hacia la majada La Redondiella

Viene ahora el más fuerte ascenso por el Jaedo la Güelga, hasta encontrarnos en la campa Lladiecu (1 224 metros) con la conocida como Ruta de la Reconquista entre Covadonga y Poncebos. Aquí nos espera una buena sorpresa, pues debemos invertir nuestra dirección para seguir ascendiendo por esta Ruta hasta Arnaedo (1 300 metros), una de las majadas más altas de este puerto de Onís, situada  al pie de Sierra Buena por donde se cruza hacia Vegamaor y el puerto cabraliego de Ostón. Hay en Arnaedo una fuente de agua fresca que sirve de aliviadero al esfuerzo que supuso el duro ascenso después de la pausa y el bocadillo. Ahora sólo resta retomar la Ruta de la Reconquista pero en la prevista dirección hacia el lago Ercina, no sin antes recordar que hacia Poncebos ya la hicimos hace algún tiempo (Del lago Ercina a Poncebos, 22 de abril de 2011).

Hermosa ascensión hacia Arnaedo: al fondo Sierra Buena

El último tramo del camino recorre las majadas y vegas del llamado puerto medio de Onís: son las mejor conservadas y más pobladas de ganado, sin duda por la facilidad de su acceso al estar próximas a los lugares adonde se acerca el coche. Primero, Parres (1 137 metros), cuya vega ocupa una loma alargada; luego, Brañarredonda (1 034 metros); y dejando a nuestra derecha el imponente Cantón del Texéu, llegamos a Belbín (1 050 metros).
La majada de Belbín, por donde no hace mucho tiempo pasamos en otra caminata (En busca del río Casaño, 7 de junio de 2014), tiene a gala ser una de las mejor cuidadas y conservadas del puerto; de hecho hoy a nuestro paso tuvimos la oportunidad de saludar a varios ganaderos ante sus cabañas. A la entrada de la majada, sus vehículos autorizados llegan por buena pista desde el Ercina; la misma pista por donde nosotros ascendemos al collado la Llomba y cruzamos la línea que separa los dos concejos para regresar al de Cangas de Onís. Concluimos así el camino bordeando la majada La Llomba, ya en la ladera que cae al lago y dejando a nuestra izquierda la vega La Tiese, donde un buen rebaño de ovejas pastan ajenas a la niebla y al paso de los caminantes.

Cabañas y pradería en la majada de Parres

La Tiese o vega La Ercina es el último jalón en esta caminata por tantos nombres y lugares que sólo en un recorrido como éste uno se puede dar idea de su existencia: contad si son veinte y está hecho, para el disfrute de los caminantes. Sin olvidarnos, claro está, del último descenso por la escalinata de Buferrera hasta el amplio aparcamiento, para dar por finalizado y cumplido el objetivo de esta interesante jornada.

Sobre el camino se asoman dos grandes cumbres: Torrecerredo y Los Cabrones


                      (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 4 de octubre de 2014)

Las fotos son de Rafa Carretero

viernes, 3 de octubre de 2014

MONTAÑAS DE BABIA



Desde Torrebarrio hasta la Muezca Colines para asomarnos a Quirós, y por Robezo, El Arca y Cuspasante para volver a Torrebarrio

            Torrebarrio es el mayor pueblo del municipio que tiene su Ayuntamiento en San Emiliano de Babia. Su caserío se distribuye en tres barrios: el llamado Barrio, que se asienta en la parte más baja al lado de la LE-481; el de la Vega, sobre el que se sitúa la iglesia parroquial de San Claudio; y el también llamado barrio de Arriba.
           Siempre es un placer caminar por Babia y recorrer sus montañas que lindan con Asturias, por eso acogimos gustosos la propuesta que para el grupo La Peñuca preparó con atención José Manuel Álvarez. Y la caminata se inicia en este pueblo de Babia, a 1 260 metros de altitud, en la plaza donde está junto a una fuente con abrevadero un panel de los Cuatro Valles explicando la Ruta en el entorno de Ubiña, que desde aquí sube hasta el Ronzón para, después de recorrer praderías de Puerto Pinos, descender hasta su final en Pinos pueblo.

El caserío de Torrebarrio desde las primeras rampas del camino

Nosotros seguiremos esta ruta sólo en su primera parte, para lo cual comenzamos por ascender hasta el promontorio donde se asienta la iglesia, un lugar desde el que se domina todo el pueblo. Desde allí tomamos una pista de tierra que deja a nuestra izquierda, al otro lado del valle por donde corre el arroyo Abesedo, el barrio de Arriba, también llamado la Cubilla; la pista se eleva con fuerza y nos va aproximando a la falda de Peña Ubiña.

Detalle del pueblo bajo el Macizo de Ubiña

Pronto, en un pequeño collado, abandonamos la ruta marcada por los Cuatro Valles, que se va hacia nuestra derecha, y seguimos la pista con fuerte pendiente aunque fácil caminar. Sobre nosotros tenemos casi al alcance de la mano la ladera de Peña Ubiña; a quienes siempre la hemos visto e incluso, como contamos en el artículo anterior, alcanzado su cumbre desde Puerto Pinos, impresionan desde aquí sus abismos, y aún impresiona más pensar que intrépidos montañeros suben y bajan por ellos… incluso dicen que cuando en invierno se cubren de nieve. Más allá, siempre a nuestra derecha, los Curieles, el Portillín, el Siete; todos ellos y otros más conforman el llamado Macizo de la Ubiña.

El Macizo de Ubiña desde los llanos de Babia

La pista sigue ascendiendo, cruzamos el arroyo de los Muriales, que va a unirse cerca del pueblo al ya citado Abesedo, y tras un corto llaneo llegamos al collado del Refugio de la Guardería de Montaña a 1 732 metros de altitud: un buen lugar para el primer descanso y el comentario sobre lo mucho que hemos recorrido y lo que aún resta para llegar a la cima.

El collado del Refugio

La Muezca Colines se encuentra sobre nosotros pero hasta allí no hay camino, lo debe hacer el caminante al andar; primero por una exigua pradera y luego por amplio pedrero que en pendiente casi vertical convierte este tramo en el más duro y complicado de la jornada.
La Muezca o Muesca Colines, como su nombre indica, es un corte en la montaña que permite el paso entre ambas vertientes de la misma; aquí se trata de un paso ganadero entre los términos de Babia y Quirós, parroquia de Lindes. Así pues, desde esta muesca a 1 925 metros de altitud podemos contemplar los puertos quirosanos de Agüeria, sus hermosas majadas y el desfiladero que marca el río de la Foz Grande, que más abajo del pueblo pasará a llamarse río Lindes para conformar, más abajo aún, el río Quirós.

Fuerte pendiente a partir del collado de Refugio

La muesca, en pleno macizo, se encuentra entre el pico el Prau y el pico Colines; y a este último de 2 215 metros de altitud tenemos obligado el ascenso, pues es nuestra cumbre de la jornada. No resulta complicado: una fácil y entretenida trepada nos deja en la cima. Desde allí la vista abarca, además de los puertos quirosanos, todo el macizo donde destacan a nuestra derecha los picos del Fontán; hacia el Norte, la mole de Peña Rueda atrae la mirada de los amantes de las más altas cumbres. Es sin duda el pico Colines, asomados a las tierras asturianas de Quirós, el mejor lugar para la comida, el descanso y la conversación; y a partir de aquí ya todo será descenso hacia las llanuras de Babia.

Pico y Muesca Colines, ya desde el descenso

Al reanudar el camino, abandonamos pronto la crestería y, dejando a la izquierda la Peña el Robezo, por una vallina descendemos hasta la vega de Robezo (1 929 metros). Después atravesamos otra muesca, la de la Cigacha, para continuar el descenso hasta la majada El Arca (1 715 metros), amplia pradería con una buena cabaña recientemente restaurada, y desde donde, si miramos hacia atrás, podemos ver la cumbre por donde anduvimos.

Largo descenso por la vallina hacia el llano

Seguimos el camino por un cortafuego y luego senda entre piornales, paralelos al escaso arroyo de la Vallina del Arca hasta que lo atravesamos cuando se une al arroyo de Campo Fermoso para formar el ya importante río la Venta del Pacinero. Poco después llegamos a los invernales de Cuspasante a 1 335 metros de altitud.
Estos invernales son amplias y llanas praderías con varias cabañas y una nave ganadera. Sobre ellos, en el Pedregal hubo explotaciones mineras de carbón: escombreras y restos de instalaciones denotan su funcionamiento no muy atrás en el tiempo. A partir de aquí, el camino ya es todo llano por la buena pista que dio servicio a las minas y hoy es de exclusivo uso ganadero; por ella avanzamos con comodidad entre prados de siega cercados de alambre, hasta encontrarnos con la LE-481 que desde la N-623 sube al puerto Ventana.
 
La majada del Arca y su cabaña

            Seguimos por la pista, ahora en un trazado paralelo a la carretera, y después de cruzar por un puente de piedra sobre el río la Venta que se va hacia el pueblo de Genestosa para más adelante desembocar en el Torrestío, nos encontramos con las ruinas de la ermita de San Bartolomé. Asentadas a la vera del camino sobre un pequeño montículo, estas ruinas en gran parte cubiertas de matorral muestran orgullosas lo que fue su portada y parte de sus gruesos muros de piedra; y a su espalda, a los lejos, en el Macizo de la Ubiña, el pico Colines se asoma en la foto de Albino González que cierra este artículo. Fue una sorpresa, una joya que vino a colmar los últimos metros de esta interesante jornada por las siempre atractivas montañas de Babia.

Las ruinas de la ermita de San Bartolomé

            
               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 27 de septiembre de 2014)

Las fotos, excepto la citada, son de José  María Arnillas