Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

sábado, 24 de noviembre de 2012

A LA SOMBRA DE PEÑA MEA



Desde  Pelúgano hasta Entralgo por la Collada, Doñango, Los Cuetos, Campa Felguera y Pumará

            El macizo de Peña Mea con su espectacular Ojo de Buey y su mayor altura en el pico Dubil (1 557 metros), forma parte de una crestería que separa los concejos de Laviana y Aller. En su vertiente sur se encuentra el pueblo de Pelúgano a 570 metros de altitud, donde iniciamos esta caminata propuesta por Manolo Llaneza, ligero andarín a quien es difícil encontrar en el camino. Pelúgano tiene dos barrios y nosotros salimos de Barriobaxo, donde está la capilla de San Pedro al lado de un tejo, y por la pista de hormigón subimos a Barriocima, donde está la iglesia parroquial de Santa María, edificio rectangular con espadaña para dos campanas sobre un pórtico cerrado; allí sendos carteles anuncian el PR AS-262 Ruta de Peña Mea y el GR-109 Asturias Interior: ambos coinciden al principio, pero pronto abandonaremos el primero para seguir por el GR hasta el final de nuestra caminata.

 Iglesia parroquial de Pelúgano en Barriocima

          Salimos del pueblo por pista en pronunciada pendiente, pasamos por el caserío de La Vallina, alcanzamos la pradería del Posadoiru y llegamos a la braña de Cerréu (975 metros). Es aquí donde abandonamos el PR pues no es nuestro objetivo alcanzar las crestas de Peña Mea; seguimos, en cambio, el GR y pronto llegamos a la Collada de Pelúgano (1 017 metros). Es el primer hito de la jornada: La Collá, como la nombran los ganaderos, campa grande y llana, vaguada que se abre al paso entre los dos concejos. A partir de aquí nos adentramos en la parroquia de Tolivia y una pista desciende por el valle de Les Campes para convertirse a la altura de Fresneo en la LV-9.

 El pueblo de Pelúgano desde la braña de Cerréu

            Abandonamos la pista antes de llegar a Les Campes donde está la ermita de la Visitación, para tomar una senda que alcanza la altura de El Colladín y más arriba la campa Doñango (1 022 metros). Es el segundo hito de la jornada, lugar de buenos pastos con fuentes y restos de boñiqueros; situada entre Peña Mea y el cordal de Los Cuetos, la campa Doñango también es lugar de paso entre las parroquias de Tolivia y Villoria. Nuestra propuesta incluye abandonar por el momento el GR para ascender a la cumbre más alta de Los Cuetos (1 178 metros), roquedal de piedra caliza que separa los valles de Les Campes y Los Tornos.

 Peña Mea vista desde la subida a Los Cuetos

            De vuelta a la campa Doñango caminamos por la parroquia de Villoria. La senda, embarrada y con abundante piedra resbaladiza hasta llegar a Campa Felguera, fue el tramo más difícil del camino. La empinada ladera cae hasta la foz del río Raigosu, que se une al río Mosquil para desembocar al Nalón en Ribota. Del Raigosu parte la primitiva conducción de agua a las zonas urbanas de Langreo y San Martín del Rey Aurelio.

 La niebla en la campa Doñango

            En Campa Felguera (914 metros) hay un área recreativa que forma parte del Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras, según leemos en un cartel del Ayuntamiento de Laviana; también hay una capilla dedicada a Santiago inaugurada en 2001, y cada 25 de julio se celebran allí animadas fiestas donde tienen fama las carreras de cintas a caballo. Aprovechando la techumbre que cubre parte del área, allí disponemos el lugar para el descanso, la comida y la conversación: además la lluvia cesa y parece que la tarde se torna apacible.

 Área recreativa de Campa Felguera

         Al reiniciar el camino después del descanso, de nuevo abandonamos de forma momentánea el GR para tomar una senda que bordea el pico Felguerina entre cabañas muy reformadas, prados donde pasta el ganado y espectacular vista sobre el concejo de Laviana; pronto enlazamos con la pista del GR y llegamos a la LV-7 que sube de Villoria a Los Tornos. Dejamos a la derecha Grandiella, pasamos por Campomoyáu (650 metros) y llegamos a Pumará, un pueblo bastante grande y estirado sobre la carretera que nosotros abandonamos para seguir por un camino ancho y cubierto de hoja entre prados cercados y bien cuidados. Antes de llegar a Arbín está el cerro de Monte Castiello con un repetidor de televisión y restos catalogados de un castro: el Castro de Pumará. 

 El pueblo de Pumará en la distancia

     Al pie del monte está la campa Castiello que atravesamos, y al divisar en la distancia la aldea de Arbín el caminante evoca a don César de las Matas de Arbín, el entrañable personaje de La aldea perdida que en el tumultuoso final de la historia se levanta gritando: “Decís que ahora comienza la civilización (…) ¡yo os digo que ahora comienza la barbarie!”
            Ya en la parroquia de San Juan de Entralgo, después de pasar por el caserío de Les Llanes, llegamos al pueblo de Armando Palacio Valdés, ante la casa natal del escritor, hoy Centro de Interpretación de su obra. Aquí en Entralgo, en la margen izquierda del río Nalón, terminamos esta caminata que desde Pelúgano discurrió, salvo en dos interesantes adornos -Los Cuetos y La Felguerina- por la etapa 10 del GR-109 Asturias Interior, sobre el que bien pronto volveremos a escribir. 

 Las zonas urbanas de Laviana desde el camino



 Las fotos son de Juan Lobelle


 
                               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 17 de noviembre de 2012)


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