Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 28 de julio de 2016

TEVERGA, QUIRÓS Y BABIA



Desde el Puerto Ventana a los Huertos del Diablo por La Expriella y la Vega Socellares, para regresar al puerto por la Vega los Pozos y la Collada Socellares

            El Alto Ventana se encuentra entre los concejos de Teverga, Quirós y San Emiliano de Babia. En un amplio collado se abre el puerto, paso tradicional entre la zona central asturiana y la Babia leonesa; de Asturias asciende la AS-228 por el valle del Trubia y el concejo de Teverga, para enlazar con la LE-481 que desciende hacia Torrebarrio y San Emiliano.
            También desde Ventana parte una pista hasta el pueblo quirosano de Ricabo, pasando por la collada donde está la ermita de Trobaniello. Por esta pista discurre el GR-207 Ruta de las Reliquias; nosotros la hemos recorrido hace algún tiempo en dos etapas, de las que hay constancia en sendos artículos de este blog titulados Tierras y pueblos de Quirós, (10 de noviembre de 2012 y 15 de marzo de 2013).
            Los Huertos del Diablo son dos cumbres gemelas en el sector norte del macizo de Ubiña, en la divisoria asturleonesa. Esta situación y las vistas que ofrecen les dota de un gran atractivo montañero, por lo que el acceso desde Ventana está bien señalizado con los típicos jitos de piedra.

 En la foto de Ana Fabián al final del camino, 
la pista a Ricabo, bosques y valles de Teverga.

            Sin embargo, en esta caminata del grupo La Peñuca, propuesta y coordinada por Tino Vázquez, realizamos un recorrido circular más amplio; primero por las altas tierras de Quirós, parroquia de Ricabo, para regresar al puerto por los rincones más septentrionales de la Babia de Yuso.
            Iniciamos, pues, el camino en el puerto Ventana, a 1 586 metros de altitud, por la pista a Ricabo con piso de tierra en muy buen estado. Un recorrido casi llano, de unos tres kilómetros hasta la collada La Expriella (1 601 metros); allí, abandonamos la pista y seguimos por una senda entre pradera y monte bajo por la Cuesta Agria, hasta llegar a la campera de Cueñas Albas (1 779 metros).

Al iniciar el camino en el puerto, la primera fuente.
 
            Esta campera, en la base del pico Beiforco, merece un alto en el camino, pues se abre a la amplia vega de Socellares, propiedad comunal del pueblo de Ricabo que tiempo atrás se arrendaba a pastores trashumantes; hay en ella una laguna que en estos días de verano es apenas un pequeño humedal. Bordeando la vega campo a través y con algunos trazos de senda, el ascenso se acentúa hasta alcanzar la Muesca de Bullacu a 1 912 metros de altitud.

Entre monte bajo por la Cuesta Agria.
 
            A partir de aquí, nuestro camino debe seguir dirección sur, por lo que dejaríamos a la espalda el pico Campu Faya; pero como la propuesta de Tino incluye el ascenso a su cumbre, allá nos vamos aunque en este momento se vea cubierta de niebla. Una vez arriba, comprobamos que fue un acierto, porque el Campu Faya, de 1 942 metros de altitud, es el punto más al norte del cordal que recorreremos para llegar a los Huertos, que son el objetivo de la jornada. Regresamos, entonces, a la Muesca para iniciar el cresteo y alcanzar primero el pico Sobre el Tambarón (2 005 metros), la cumbre más alta del monte que le da el nombre, Monte Tambarón, y luego el Sobre el Prau la Sicha (1 976 metros).

La vega de Socellares desde la subida al Campu Faya.
 
            Todo este recorrido por la crestería sin camino marcado, la guinda de la jornada, lo realizamos por la margen derecha sin apenas cortada sobre la vega de Socellares y contemplando hacia el sur cada vez más retazos de la Babia de Yuso. Pero es inevitable asomarse en ocasiones hacia la izquierda, al norte, siempre eso sí con mucha precaución: al fondo de un impresionante desplome de al menos 600 metros, vemos los puertos de Agüeria. Bajo la mole de Peña Rueda, están estos puertos, que se reparten entre las parroquias de Ricabo y Lindes, cubiertos por grandes matas de carrascos y también riquísimas praderas con cabañas, como las de La Cardosa y La Cardosina; en verdad, emociona contemplar su amplitud desde esta vertical altura.

Detalle del agradable recorrido por la crestería.
 
            Finalizamos el trayecto por la crestería, cuando llegamos a la horcada frente a la que se levanta el primer Huerto del Diablo. Por una pequeña canal descendemos hasta los 1 926 metros, y desde allí iniciamos el más prolongado ascenso, que aunque sea el más fuerte, no tiene ninguna dificultad: por pradera con algo de monte bajo y también algo de piedra caliza al final, llegamos a la cumbre del esperado Huerto del Diablo Norte a 2 100 metros de altitud.

La niebla sobre la cumbre del Huerto del Diablo Norte.
 
            La parada para el descanso estaba pensada en el segundo Huerto, pero tal vez fuera la belleza del paisaje recorrido hasta aquí la que demoró más de lo previsto el camino; así que lo avanzado de la hora hizo conveniente el cambio de planes, en cuanto los primeros bocadillos salieron de las mochilas. Por lo demás, la conversación estaba asegurada contemplando hacia el norte el panorama que se pierde más allá de Quirós, la sierra del Aramo y las antenas del Gamoniteiru; con buena vista, muy a lo lejos, algunos adivinamos hasta la sierra de Peñamayor, mi Peña.
            Mientras tanto, mucho más cerca, en el propio macizo de Ubiña, los más amantes de los riscos pasan lista a las altas cumbres que nos rodean: Ranchón, Fontanes, Farinientu... Hacia el sur, toda la hermosa Babia de San Emiliano o Babia Baja, la carretera que sube al puerto y pueblos como Torrebarrio o Genestosa.

 Panorámica hacia el norte; y a la derecha las renombradas
cumbres del macizo: Farinientu, Fontanes, Ranchón...

            Después del descanso, viene el descenso a la collada (2 046 metros) que se interpone entre las dos cumbres gemelas, para desde allí sin ninguna dificultad y siempre por la línea interprovincial, llegar a la cima del Huerto del Diablo Sur, que con sus 2 133 metros de altitud es nuestra cumbre de la jornada. Desde ella, además de acercarnos aún más la panorámica anterior hacia Babia, podemos observar el recorrido que nos llevará al final de la caminata.

Por la collada, hacia el Huerto del Diablo Sur.
 
            Este último tramo coincide con el que aparece bien señalizado para el ascenso directo a los Huertos. Nosotros descendemos a la Vega los Pozos en tierras de Babia, desde donde ya vemos muy cerca la mole de Los Fontanes y algo más allá la misma Peña Ubiña, cuya cara hacia el sur se ve muy diferente de la que contemplamos por el norte, desde tierras de Lena, por ejemplo.
            Bordeamos luego la Peña del Melluque y entramos de nuevo en Quirós para ascender a la collada Socellares; ésta separa la para nosotros conocida y recorrida vega de Socellares de la de Campo Fermoso en Babia. Dejamos la primera a nuestra espalda, y de nuevo por Babia y luego siguiendo el límite provincial llegamos a Los Canales, donde nos encontramos con lo que, no por esperado, nos resulta menos sorprendente: restos de viejas explotaciones de carbón (antracita) a cielo abierto.

 Bonita imagen de los Fontanes y Peña Ubiña.

            Hasta aquí llega la pista de acceso a la explotación, ahora de exclusivo uso ganadero hacia las praderías que tratan de reponer el entorno, y que nosotros hoy vemos repletas de ganado vacuno. Por esta pista bordeamos el Peñón de Ventana dejándolo a nuestra izquierda, y luego atajando por la propia pradera, descendemos al Alto Ventana, el puerto donde iniciamos la jornada: una caminata hacia los Huertos del Diablo, con un interesante recorrido que nos ofreció momentos de espectacular belleza.

Peña Rueda y los puertos de Agüeria desde el camino por la crestería.


Las fotos, excepto la primera, son de Juan Lobelle.

                        (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 23 de julio de 2016).

viernes, 15 de julio de 2016

TIERRAS DEL ALTO SIL



Recorrido circular desde Cuevas del Sil: tres brañas, varios collados y unas cuantas cumbres

            La comarca leonesa del Alto Sil se encuentra en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica al sur de Laciana, y en su mayor parte coincide con el término municipal de Palacios del Sil. Son tierras, como las de los términos vecinos de Laciana y Páramo del Sil, de fuerte tradición minera, aunque sin llegar a abandonar una economía mixta que ha sabido conservar en excelente estado sus bosques, tierras de labor, pastizales y prados de siega. En el aspecto orográfico esta comarca presenta grandes desniveles, desde sus cumbres más altas, los picos Nevarín y Catoute, y otras que sin superarlos se acercan a los 2 000 metros de altitud, hasta lo más profundo del valle por donde corre el río que le da nombre y vertebra su territorio.
          El río Sil nace en Babia, en la ladera de Peña Orniz; nosotros hemos visto sus fuentes en otra caminata que finalizamos en La Cueta, el primer pueblo que el río atraviesa en su curso más alto (Entre Babia y Somiedo, 2 de julio de 2015). Hoy fue una iniciativa coordinada en el grupo La Peñuca por José Manuel Tejera la que nos trajo a esta comarca, también conocida como Rivas del Sil, para realizar un recorrido que nos ha servido, entre otras cosas, para apreciar la magnífica conservación de las antiguas brañas pastoriles.

 Braña, bosque y sierra completan el recorrido por el Alto Sil.

            La caminata comienza en el pueblo de Cuevas del Sil, a 890 metros de altitud en la CL-631, cruzando el Sil por un puente que conserva un arco medieval y luego el antiguo ferrocarril, ya abandonado, que subía desde Ponferrada hasta las minas de Carrasconte en Babia. Bordeamos la bien cuidada y abundante llosa del pueblo, para seguir por el camino que comienza el ascenso en la margen izquierda del reguero La Seita.

El río Sil a su paso por Cuevas y el puente para iniciar el camino.
 
            El camino es una buena pista ganadera por el bosque del Pando, que nos proporciona algunos retazos de sombra esta mañana con un sol bien dispuesto a calentar. Cruzamos el reguero en dos ocasiones; primero a pie enjuto, después por un puente de madera, y llegamos a la primera braña. Es La Seita a 1 220 metros de altitud, con buena fuente y rodeada de bosque y pastizales; sus cabañas en buen estado de conservación, con tejado de losa y cercados de madera y piedra, pertenecen al pueblo de Cuevas, desde donde los propietarios llegan con sus vehículos por el mismo camino que nosotros recorrimos.
            Salimos de la braña por el valle rodeado de pradería hasta el punto donde se nos ofrecen dos alternativas: seguir el mismo camino ancho o abandonarlo e internarnos en el frondoso y empinado bosque que cubre la ladera, ofreciéndonos la ansiada y necesaria sombra. Se trata del bosque del Reventón, que recorremos por una senda entre robles, acebos, serbales y algunos texos.

El puente sobre el reguero La Seita antes de la braña del mismo nombre.
 
            Al final del bosque, a 1 550 metros de altitud, encontramos la braña de Zarameo que pertenece al pueblo de Matalavilla. Es considerable el número de cabañas rehabilitadas, convertidas en auténticas casas de recreo o de fin de semana; y agradable la presencia de sus propietarios que se esmeran en informarnos sobre la más reciente historia de esta braña: a finales del siglo pasado apenas dos cabañas se mantenían en pie, en 2002 se abrió la pista desde el pueblo de Matalavilla, unos nueve kilómetros, y hoy tenemos más de 20 cabañas -cabanas, dicen aquí- reformadas, y las bien cuidadas praderías pobladas de ganado vacuno.

Ganado y cabañas en la braña de Zarameo.
 
            Después de contemplar también las excepcionales vistas que desde aquí se nos ofrecen y que, en lontananza, llegan hasta el mismo puerto de Cerredo, seguimos el camino por los prados de la parte alta de la braña y vamos ascendiendo por la ladera  hasta alcanzar el primer collado de la Sierra del Coto (1 752 metros), que se levanta entre el propio valle del Sil y el de su afluente el río Salientes. Nuestro objetivo ahora es recorrer esta sierra en dirección suroeste, para lo que dejamos a la espalda el Teso del Carbón y seguimos el cordal collado tras collado y cumbre tras cumbre; siempre contemplando a nuestra derecha parte del camino recorrido y la sorprendente panorámica de la braña de Zarameo, que desde aquí más parece un pueblo que una braña. Más al fondo del valle, también podemos ver la braña La Seita.

En busca de collados y cumbres de la Sierra del Coto.
 
            La primera cumbre será el Cáscaro de Cueñe (1 827 metros), cuyo final de piedra nos obliga a una pequeña trepada; luego, el pico La Turria (1 934 metros), la cumbre de la jornada, desde donde divisamos Villablino, el embalse de Las Rozas y los pueblos de Villarino y Tejedo del Sil. Viene a continuación otro collado y el ascenso al Cuerno del Sil (1 928 metros), cumbre con vértice geodésico y un pequeño buzón montañero. Aquí disponemos del momento para el descanso, la comida y la conversación, mientras contemplamos hacia el valle de Salientes el pueblo de Matalavilla y su embalse entre los municipios de Palacios y Páramo.

Panorámica hacia el embalse de Matalavilla;
más allá se adivina la villa de Páramo del Sil.
 
            Tras el descanso, llegamos al collado La Bobia (1 903 metros), donde nos encontramos con la pista que desde el pueblo de Matalavilla accede a la braña de Zarameo. Cruzamos la pista y la siguiente cumbre será el Alto del Navariego ( 1 841 metros); para finalizar nuestro recorrido por la sierra en su cumbre más occidental, el pico Cereisaleo (1 784 metros). Otro buen lugar con vistas hacia el Sil y el bosque que recorrimos en la primera parte de la caminata, y al fondo el pueblo de Cuevas donde nos espera el final de camino.

Cómodo y agradable recorrido por la Sierra del Coto.
 
            Hasta esta última cumbre, en la que destacan varias antenas de telefonía o de televisión con sus casetones llega la correspondiente pista de servicio. Es un camino con bastante piedra que desciende en fuerte pendiente a base de curva y contracurva; no obstante, la dureza del recorrido se aminora por la presencia de bosque que ofrece buenos retazos de sombra en este momento de la tarde cuando el sol aprieta, y también se puede disfrutar de la cada vez más nítida vista hacia Palacios del Sil, la villa municipal y cabecera comarcal. Cuando el descenso cesa, nos adentramos en el bosque de Monegro que recorremos casi en llano hasta llegar a un cruce de caminos: a la izquierda, hacia Palacios y a la derecha, a escasos 200 metros, a la tercera braña de la jornada.

En el descenso, cada vez más cerca Palacios del Sil, la villa municipal.
 
            Se trata de la braña de La Degollada a 1 240 metros de altitud, originalmente nombrada como Barzanietxa y que adoptó su actual denominación en función de una sobrecogedora leyenda. Pertenece al pueblo de Palacios del Sil y tiene, como las anteriores, varias cabañas modernamente restauradas, incluso alguna con su correspondiente panel solar. También en el centro mismo de la braña hay una buena fuente de agua fresquísima que aprovechamos antes de emprender la última parte del camino.

Fuente y abrevadero en la braña de La Degollada.
 
            Última parte, por lo demás, corta y muy agradable. Se trata de salvar un desnivel de 350 metros en unos dos kilómetros por la senda que recorre un hermoso bosque donde predominan los robles, algunos de buen tamaño y bien cubiertos de musgo. Pronto comenzamos a ver el caserío de Cuevas del Sil bajo la mole de la Peña Negra, que alberga las cuevas que dan nombre al pueblo.
            Por entre prados de siega llegamos a la llosa del pueblo, los sembrados, el viejo ferrocarril, el puente sobre el Sil y la CL-631, donde iniciamos y finalizamos esta caminata bonita y entretenida como las que más; donde lo más espectacular fue el encuentro con las tres brañas, pero también el camino por la sierra y los hermosos bosques.

 Vista completa de la braña de Zarameo desde la Sierra del Coto.
  
Las fotos son de José María Arnillas.

                          (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 9 de julio de 2016).