Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 19 de septiembre de 2014

EL PUERTO DE LA CUBILLA OTRA VEZ



Por Puerto Pinos a las Ubiñas, y por el Meicín para terminar en Tuiza de Arriba

            Otra vez el puerto de la Cubilla; de nuevo cruzamos la portilla del alto el Palo para caminar por Puerto Pinos, pero si en el artículo anterior narraba las caminatas de Los Tres por este “Puerto de Mieres” y hacia los puertos meridionales de Lena, ahora se trata de buscar otros puertos más al Norte. Por eso me gustó la propuesta para el grupo La Peñuca de José Montero, buen conocedor de las tierras de León, que me brinda la posibilidad de caminar y escribir de nuevo sobre Puerto Pinos con el reto de la mayor de las Ubiñas, y acercándonos a otros lugares del término de Lena hasta ahora para mí desconocidos.
            Más allá del alto el Palo, pasada la collada el Moro y la vega la Cueva, está frente a la Peña los Navares a 1 594 metros de altitud la “Casa de Mieres”. Allí tuve la oportunidad de saludar a los conocidos ganaderos, entre ellos a Poli, con quien no habíamos coincidido en nuestros días de agosto en el albergue, y a Santos, el siempre presente guarda de pastos, ocupados en ese momento con la preparación de algunas reses para la bajada del puerto. De allí parte nuestra caminata hacia el Norte en dirección a las Ubiñas, por una ruta ya en otra ocasión descrita pero siempre atractiva y llena de interés.

La "Casa de Mieres" y la Peña los Navares

            El valle de la Cantarilla con su pequeño embalse que sirve de abrevadero, el valle Angosto, y la amplia vega de Candioches con sus praderías onduladas son la primera parte de nuestro recorrido. Al final y al fondo de Candioches, el valle se estrecha y parece estrellarse contra un murallón de piedra; estamos en los Ollones (1 678 metros), donde hay una fuente con abrevadero que recibe el agua por una manguera tendida desde la vega que está más arriba.

El valle de la Cantarilla con el embalse abrevadero

            El murallón que cierra los Ollones se puede salvar por una pista que lo bordea en un amplio recorrido hacia la derecha, pero también se puede superar por una senda que asciende a modo de escalera por las piedras: se conoce este paso como la Estrechura. Cuando se culmina, nuestra vista se encuentra con una amplia vega que cierra al frente la impresionante mole de Peña Ubiña la Grande, a la izquierda, Peña Ubiña la Pequeña y a la derecha, Peña Cerreos. Estamos en la vega de Retuerto, también llamada valle de Riotuerto, pues en su parte más alta, en un manantial de agua siempre fría, nace este reguero que se une cerca de la "Casa de Mieres" al río Pinos.

Superada la Estrechura, llegando a Retuerto;
en la pradera se aprecia la manguera para la fuente de los Ollones
     
        Es un placer recorrer esta larga vega de Retuerto, siempre ganando altura según nos acercamos a las Ubiñas, y ladeándonos hacia la izquierda para encontrarnos con el cierre de separación de pastos entre Puerto Pinos y las parroquias de San Emiliano. Cuando al fin alcanzamos el cercado y bordeamos un peñasco que se conoce como la Carba, llegamos al Ronzón, un collado en el límite de pastos y un lugar importante en nuestro recorrido; es obligatoria una parada para contemplar el amplio panorama de la Babia Baja, que es el término municipal de San Emiliano: pueblos como Genestoso, Candemuela, Torrebarrio… “Qué bonita es la tierra de Babia -le comentaba yo en cierta ocasión a una amiga leonesa-, no es de extrañar que los reyes quisieran descansar en estos parajes” “Sí -me contestó ella-, aquellos reyes siempre estaban en babia”.

Panorámica de Babia desde el alto el Ronzón

           Pero es que, además, el Ronzón ha de ser lugar de descanso para enfrentarnos con fuerzas al reto de la jornada; dejando a nuestra espalda la pequeña Ubiña, comenzamos el incesante ascenso a la cumbre de Peña Ubiña la Grande: desde los 1 936 metros de altitud del Ronzón hasta los 2 411 de Ubiña, una diferencia capaz de poner a prueba el ánimo del caminante. La senda por la parte cimera de la pradería se convierte en una estrecha canal de pedrero, que nos deja en la mejor atalaya para contemplar todos los pueblos de la Babia Baja, hasta San Emiliano, la villa municipal, y Pinos, donde arranca la pista que sube a la “Casa de Mieres”. Después, por la arista y la crestería llegamos a la cima.

Un buen pedrero en la subida a la cumbre

             Peña Ubiña es la segunda cumbre en altitud de la cordillera Cantábrica, la cadena montañosa que en un sentido amplio se extiende más o menos paralela a la costa desde Los Ancares en Galicia hasta las montañas vascas; sólo la supera el pico Torrecerredo en el macizo de los Picos de Europa. Y desde esta preciosa cumbre la vista del caminante parece abarcar “el mundo entero”, y es, además, una cumbre muy prestigiosa, por lo que en un fin de semana veraniego siempre se encuentra allí compañía.
            En esta ocasión, no obstante, una negra nube acompañada de un viento fresco del norte parece presagiar tormenta; y como dice un personaje de Antonio Machado en La tierra de Alvargonzález: “Dios le libre de una tormenta por aquellas sierra”, refiriéndose a la de Urbión. Y es así que nuestra estancia allí sólo duró el tiempo justo para mostrar el inevitable contento, las correspondientes fotos de cumbre y los comentarios sobre las distintas posibilidades de descenso, que de inmediato iniciamos por el camino más lógico y seguro: el mismo que utilizamos para el ascenso.

Desde el descenso de Ubiña, el valle de Riotuerto y, más allá, la vega de Candioches

            De nuevo en el Ronzón, la amenaza de tormenta parece haber desaparecido y hasta luce el sol; arrimados a la Carba, el peñasco que se levanta en la pradera desafiante en su pequeñez (2 133 metros) a tan altas montañas que le rodean, encontramos, ahora sí, el lugar adecuado para la comida, el tranquilo descanso y la conversación.
            Tras el descanso, la caminata prosigue hacia los puertos de Lena. Primero debemos cruzar la cabecera del valle de Riotuerto por una senda que bordea el gran pedregal que desciende de Ubiña, hasta alcanzar el collado Terreros (1 886 metros) entre Ubiña y el pico Cerreos; cruzamos la valla y entramos de forma definitiva en el término de Lena, parroquia de Tuiza: es el puerto Cerreo, fértiles praderías por las que se desciende con comodidad. Aquí, en este puerto de verano, está la fuente de las Fanas, donde nace el reguero la Piedra que más abajo se llamará río Tuiza, para después de Los Pontones, al unirse al río Foz que viene de las estribaciones de la peña la Mesa, formar el río Güerna.

El Meicin desde el collado Terreros

El descenso se hace más empinado por el Chagu hasta llegar a la vega el Meicín a 1 490 metros de altitud. Al volver al vista atrás, algo queda claro al caminante: el acceso a Ubiña es más cómodo y soportable, tal como nosotros lo hemos hecho, desde la “Casa de Mieres” que desde donde ahora nos encontramos.
            El Meicín es una amplia vega con prados cercados de piedra y algunas viejas cabañas; en la campa está también el refugio que algunos valientes montañeros toman como punto de partida para conquistar las imponentes cumbres rocosas que le rodean.

Los empinados puertos de Lena desde el Meicín

           El camino, ya más cómodo y bien señalizado, continúa al final de la pradera por una senda que, tras el paso de la correspondiente portilla, se convierte en un empedrado por la margen izquierda del reguero. Hasta entrar en la parte alta de Tuiza de Arriba y descender al amplio aparcamiento, donde nos recibe gloriosa, con fuerte granizada, una imponente tormenta que agradecemos haya esperado hasta este momento final para no estropearnos tan hermosa caminata adornada con el ascenso a la para mí inigualable cumbre de Peña Ubiña.

 
"El mundo entero" desde la cumbre de Peña Ubiña;
al fondo se aprecia el embalse de Barrios de Luna


                 (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 13 de septiembre de 2014)

 Las fotos son de José Arnillas
 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

TRAS EL PUERTO DE LA CUBILLA



Caminatas desde la “Casa de Mieres”: La Magrera, la Vachota, Peña los Navares, Puérragos… entre ganaderos y caminantes.

            Al puerto de La Cubilla se llega desde Campomanes por la LE-8 que pasa por pueblos como Teyedo, La Cruz, Rospaso o Tuiza y trepa hasta alcanzar a 1 683 metros de altitud su cumbre, también llamada Alto el Palo. Allí la valla de separación con la correspondiente portilla indica el paso de Asturias, término de Lena, a Puerto Pinos, tierras de León, si bien territorio propiedad del Ayuntamiento de Mieres desde 1926 como ya hemos comentado en artículos anteriores.
            Después de cruzar la portilla, la carretera desciende unos dos kilómetros hasta finalizar junto al edificio conocido como la “Casa de Mieres”, con el refugio donde nos alojamos unos días para desde allí realizar algunas caminatas disfrutando de la amable compañía de los ganaderos del puerto.
            El extenso territorio de Puerto Pinos se encuentra demarcado por una valla para separarlo de los pastos de Lena en Asturias y de los de San Emiliano de Babia; a ambos lados de la valla es posible realizar interesantes caminatas que permiten recorrer majadas, vegas, puertos y collados e incluso acercarse a algunas de las cumbres importantes de la Cordillera.

Cuno Rotella, Pipi y Juanjo F L con Peña los Navares al fondo. 
Por gentileza de Allerano

            Una interesante caminata nos sube de nuevo al Alto el Palo para desde allí internarnos en los puertos de Lena. En el alto nos detenemos a contemplar, de espaldas al valle del río Tuiza, el panel informativo del Parque Natural de Las Ubiñas y La Mesa, y de espaldas a las praderías de Puerto Pinos, el monolito en agradecimiento a Don José Sela y Sela, alcalde de Mieres que gestionó la compra de este puerto.
            Después, al lado mismo de la portilla tomamos una pista que nos sube hasta Peña Tolóbriga (1 765 metros), desde donde tenemos a nuestra derecha la amplia vega de Rodriguero en Puerto Pinos y, a nuestra izquierda, en Lena el valle del Tuiza o alto Güerna por donde trata de subir la niebla; al frente siguiendo el cordal, el camino discurre junto al cercado de separación de las praderías de Acebos que caen hacia Tuiza. Esta agradable crestería nos va acercando al principal objetivo de la caminata, la cumbre de La Magrera; en un momento determinado cruzamos la cerca y ya estamos en lo que los ganaderos llaman “Puerto de Lena” para diferenciarlo del “Puerto de Mieres”, como en ocasiones se nombra a Puerto Pinos.

Hacia la cumbre de La Magrera

            La Magrera o Almagrera como también consta en algunos mapas, a 1 946 metros de altitud, nos ofrece unas espléndidas vistas más allá de las praderías que la rodean; hacia el noreste impresionan la mole de Peña Ubiña y también el Farinientu, ya en Quirós, donde apreciamos algunos neveros; al otro lado, más allá del Muñón del Agua, está la cuenca del río Luna por donde ya tuvimos ocasión de relatar aquí otra caminata (Hacia Luna de Arriba, 14 de junio de 2013)
            En la cumbre de La Magrera coincidimos con una joven pareja de Soria, él aficionado a las carreras de montaña, y el encuentro nos permite cederles la cámara para salir los tres en una foto de cumbre. Tras breves momentos de charla, ellos, buenos montañeros, siguen con la intención de completar las cumbres de La Mesa y La Tesa; nosotros, más humildes caminantes, dejando Mesa y Tesa para otra ocasión propicia, iniciamos el descenso hacia la Vachota: un pequeño pedregal y un agradable recorrido por las empinadas praderas que cubren la ladera.

En la cumbre de La Magrera

            La Vachota es un amplio conjunto de vegas y brañas que ofrecen excelentes pastos a los ganaderos de Lena. Nos encontramos en Mayá Vieya a 1 658 metros de altitud, donde hay un cercado para el ganado y varias cabañas; momento y lugar adecuados para el descanso, con agradable conversación en torno a una botella de buen vino que nos ofrecen los ganaderos de la majada, siempre atentos al paso de los caminantes.
            Después del descanso, reanudamos el camino por la buena pista de acceso a la majada, cruzamos la portilla de La Raya y por el alto de Rodriguero entramos en Puerto Pinos; la pista sigue hasta el puerto de La Cubilla, donde ya sólo resta descender por carretera los dos kilómetros que nos separan del albergue.

Últimos pasos hacia la cumbre de La Magrera

            La Peña los Navares se encuentra justo frente a la “Casa de Mieres”, y a su cumbre nos dirigimos en una caminata no muy exigente pero bien agradable. Pasando junto a la ermita y cruzando el río Pinos a 1 585 metros de altitud por el bonito puente de madera, nos detenemos en las cabañas de Piedra Xobera para intercambiar opinión con los ganaderos sobre el mejor camino a la cumbre: elegimos el más largo por ser el que nos permitirá recorrer lugares desconocidos para nosotros.
            Se trata de ascender primero por pista hasta el collado de los Navares, para internarnos después en la amplia vega de Gorgoberos, en la que se encuentra la llamada Laguna Mala: una considerable charca rodeada de terreno pantanoso donde en los días de calor se reúne todo el ganado de la vega. Dejando a la espalda la laguna, comenzamos a ascender por las praderías en la falda de la peña, para tras unos últimos metros algo abruptos llegar a la cumbre.

Por la vega de Gorgoberos hacia la Peña los Navares

La Peña los Navares de 1 732 metros de altitud es una buena atalaya; por su situación, se nos antoja uno de los mejores puntos para abarcar toda la extensión de Puerto Pinos y hacia el sur, más allá del cercado, los montes que cierran el valle del río Pinos hasta San Emiliano.
            Descendemos luego hasta la majada los Navares, donde hay dos cabañas y una buena fuente con abrevadero, y enfilamos el valle de La Cubilla; por este valle corre el llamado Reguero del Puerto que nosotros seguimos por su margen derecha hasta llegar a la majada de La Cubilla: cercado para el ganado, cabañas en buen estado -como casi todas las que encontramos a nuestro paso- y conversación con ganaderos. Más allá está la vega de Rodriguero donde nace el río que, tras perderse subterráneo durante algún centenar de metros, lo hemos vista aparecer más abajo para seguir su rumbo hasta desembocar en el Luna cerca de Villafeliz.

El fotógrafo retratado en la Peña los Navares. 
Al fondo, panorámica de las Ubiñas entre la niebla

            Bordeando un altozano entramos en la vega la Cueva donde nace el otro río, el Pinos, que después de dibujar espectaculares meandros en las praderías, desciende hasta cerca de San Emiliano, para desembocar en el Torrestío, afluente también del Luna. Después de recorrer la vega la Cueva, salimos a la carretera y llegamos a la “Casa de Mieres”.

Majada y valle de La Cubilla

            También fue interesante acercarnos a Puerto Párragos en el término de San Emiliano, más allá del límite de la propiedad de Mieres. Allí pastan un buen rebaño de ovejas, algunas yeguas y caballos y un grupo de vacas de raza tudanca, traídas expresamente desde este municipio cántabro del valle del Nansa. Su pelambre pardo oscuro, casi negro en los machos, y su espectacular cornamenta, les convierte en las más admiradas entre la ganadería esta temporada; nosotros no las quisimos perder, sabiendo además que son propiedad de Diego, el más joven ganadero.

Vacas tudancas al lado del río Pinos

            A Diego siempre se le encuentra, afanoso trabajador, por allí; como a los demás: Morín y Pepe Luis en Piedra Xobera; Mundial, el más veterano, que no deja de acompañarnos en el albergue, y todos los que encontramos en sus majadas y brañas. Sin olvidar, claro está, a Santos, el guarda de pastos, capaz de recorrer a diario las praderías del puerto y controlar las cabezas de ganado que allí pastan. Sólo el bar cerrado de la “Casa de Mieres” se echó en falta esta temporada, sobre todo al caer la tarde; esperemos que los problemas que obligaron a cerrarlo se solventen y pueda estar abierto en la próxima temporada de pastos.

Ganado y niebla al atardecer en Puerto Pinos


Las fotos son de Cuno Rotella