Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 12 de noviembre de 2015

POR EL MONTE DE LLANES



Desde San Roque del Acebal hasta El Mazucu de Caldueño: el Collado Bodunco, Las Carboneras, el Valle la Raíz, la Llosa de Viango, la Vega el Cubo...

            Cuando hablamos del concejo de Llanes, lo primero que se nos ocurre son sus playas, su abundante turismo de verano y, en la economía, su potente sector servicios sustentado por lo anterior. Pero en Llanes hay mucho más: en la mitad sur de su superficie se levantan amplios valles, collados, colinas y sierras que sustentan también una interesante ganadería dedicada a la obtención de leche y carne, así como a la elaboración de quesos artesanos y semiartesanos.
            Lo más conocido de este territorio que nombramos como el Monte de Llanes es la sierra del Cuera, barrera natural y límite con los concejos vecinos de Cabrales y las Peñamelleras. Sus estribaciones se extienden por varias parroquias a lo largo de todo el sur del municipio; casi 15.000 Has. con la categoría de "Paisaje Protegido de la Sierra del Cuera". Aquí acudimos los del grupo La Peñuca para esta caminata por valles y collados propuesta y coordinada por Alberto Noriega, buen conocedor del terreno, no en vano su apellido denota la proximidad a estas tierras del oriente de Asturias.

Una buena cabaña en el Monte de Llanes
 
            San Roque, la única localidad de su parroquia, una de las de menor extensión del concejo, se sitúa a sólo 52 metros de altitud a ambos lados de la N-634. Salimos del pueblo, cruzamos la vía del FEVE e iniciamos el ascenso por un estrecho camino que en tiempo de lluvia debe de ser una torrentera, para pronto pasar a una buena senda empedrada que trepa por la ladera entre bosque y monte bajo.
            A nuestra izquierda, cada vez más al fondo, queda el valle del río Purón y más allá el pueblo del mismo nombre; cerrando este valle, amplias colinas con praderías limpias y bien cuidadas por las que pasa un buen camino entre los pueblos de San Roque y Purón. A nuestra espalda, vamos dejando una buena panorámica de toda la rasa costera, en la que destacan la villa de Llanes y sus alrededores.

Vamos ganando altura por la senda en la ladera
 
            Esta primera parte de la caminata, la que salva el mayor desnivel de la jornada, culmina en el Collado Boduncu a 443 metros de altitud. Es un amplio collado con varias cabañas, cuadras y prados cercados de piedra; sus pastos se reparten entre las aldeas de Soberrón y La Galguera, de la parroquia de la Villa de Llanes. A partir de aquí perdemos de vista la rasa costera, pues desde la cota más alta del collado iniciamos un moderado descenso hacia el valle por donde corre el río Tornu.

Panorámica desde el Collado Boduncu
 
            Este río, uno de los principales afluentes del Purón, labra aquí un profundo valle; en su margen derecha, en la vertiente septentrional del Cuera pasta abundante ganado. Nosotros recorremos su margen izquierda en ligero descenso por Peracho y Saborrín,  majadas de la parroquia de Purón; cuando pasamos la de Las Carboneras, el paisaje se abre de forma considerable. Estamos en el valle de Fuente Grande, donde iniciamos la parte más espectacular de nuestra caminata: amplísimas praderías y muchas cabañas en majadas como Los Casares y Las Llamarcas.

Por La Carboneras hacia Fuente Grande
 
            Pasamos sobre el Collado la Raíz (516 metros), límite entre los terrenos de dos parroquias y también divisoría de aguas: hacia el este, en la de Purón, el río Tornu, y hacia el oeste, en la de Llanes, las aguas se recogen en la riega el Colláu. Seguimos esta riega en nuestro grato recorrido por el Valle la Raíz y entramos, ya en la parroquia de Parres, en la Llosa de Viango. Llosa, Valle o Vega, pues de las tres formas se le nombra, es una depresión sin salida de aguas, que se sumen a través de una laguna conocida como El Xuncal alimentada por la rieguina el Colláu.

La Pica la Bandera, punto más alto de la jornada, sobre el Collado la Raíz
 
            Es también la Llosa de Viango, con una altitud media de 430 metros, una amplia zona de pastos, la mayor del Monte de Llanes, para los ganaderos de la parroquia de Parres, pero en la que también pastorean muchos de la de Porrúa; hay distribuidas en toda su extensión muchas cabañas, invernales en ruinas y prados cercados de piedra. Inmejorable lugar para el descanso, la comida y la conversación, contemplando el ganado que, tranquilo, se reparte por las praderías; con la visita de algún que otro perro pastor, y a la vista del Murallón del Travieso, hermoso hayedo que cierra por el sur todo el espectacular y agradable recorrido que fue la segunda parte de la nuestra caminata.

Por la pradera de la Llosa de Viango se hace agradable el camino
 
            Tras el descanso, iniciamos la tercera y última parte de la caminata con algunas características distintas a lo recorrido hasta ahora: más zonas de bosque, prados cercados de alambrada y el camino que los bordea en ocasiones embarrado o cubierto de maleza. Abandonamos la Llosa de Viango por la senda que salva el collado que la cierra al oeste y pronto llegamos a la Vega del Cubo; un cruce de caminos, pues hacia el norte una senda nos llevaría hasta el Alto de la Tornería en la LLN-7.

El descanso y la comida en la Llosa de Viango
 
            Ya hemos dejado atrás la parroquia de Parres y estamos en la de Porrúa, por donde seguimos el camino, siempre en compañía del agradable concierto de las esquilas del ganado pastando en los prados que bordeamos o en ocasiones atravesamos; también entre bosque, donde nos llaman la atención algunas fayas de tamaño más que considerable. Otro momento espectacular es cuando damos frente a una torrentera al lado del camino: el nacimiento del arroyo Bolugas. Estamos en la parroquia de Celorio que, como también ocurre con la de Llanes, extiende su territorio en una franja vertical desde la cabecera parroquial en la costa hasta el borde más meridional del concejo.
            Después de la sorprendente surgencia del arroyo Bolugas en esta torrentera a la que es obligado acercarse para palpar sus aguas, seguimos el camino bordeando el río o sobre su cauce cuando las aguas discurren subterráneas. Hasta que, ya en la parroquia de Caldueño, divisamos El Mazucu.

El arroyo Bolugas: nace aquí y desaparece cerca de El Mazucu
 
            Esta aldea, a 360 metros de altitud en la misma ladera de la sierra, se emplaza sobre un profundo valle donde el Bolugas, después de unirse al arroyo del Pasador que viene del Alto de la Tornería, pierde sus aguas en una pequeña depresión cárstica. Nosotros bordeamos por cómodo camino este valle, para llegar a la braña de Las Llastrias, con varias cuadras y un cercado con embarcadero para el ganado; ya muy cerca del pueblo, al que se llega por buena y amplia pista de tierra.
 
Panorámica de El Mazucu bajo la sierra de Peña Villa
 
            Frente a la Peña Blanca, una de las cumbres señeras del Cuera, termina esta caminata en El Mazucu, repleto de gente que acude a su atractivo gastronómico en un magnífico sábado del "Veranín de San Martín"; y un pueblo, también, donde se recuerdan los acontecimientos bélicos de septiembre de 1937 con curiosos detalles, como el obús que adorna, a modo de mojón, una de sus calles o la campana de su ermita del Santo Ángel forjada con la cabeza de una bomba. Para llegar hasta aquí desde San Roque, hemos puesto nuestros pies sobre algunas de las 28 parroquias del término municipal de Llanes: contad si fueron siete, que esta hermosa caminata ya está hecha.

 Hermosa postal con el Monte de Llanes
 

Las fotos son de José  María Arnillas

                  (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 7 de noviembre de 2015)

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