Recorrido circular desde el Collado del
Asón: Alto de la Posadía, Hoyón del Saco, cabañas de Brenacobos, hayedo de Montecrespo...
Al sureste de Cantabria, en plena
cordillera Cantábrica y en la linde con las provincias de Burgos y Vizcaya, se
encuentra el municipio de Soba. Es el tercer municipio de Cantabria por su
extensión, y en sus casi 215 kilómetros cuadrados se localizan diversas
poblaciones como Asón, Aja, La Gándara o Veguilla, su villa municipal. Además,
dentro de este municipio de Soba está integrado en su totalidad el Parque
Natural Collados del Asón, un espacio natural protegido de gran interés,
caracterizado por sus afloramientos calizos, restos del paisaje glaciar y
pequeños bosques de hayas, junto a hermosas praderías para el aprovechamiento
ganadero.
Una excelente forma de recorrer este
territorio reconociendo sus peculiaridades más notables es el PR-S 77 Ruta
Vuelta al Colina; y a esta caminata acudimos los del grupo La Peñuca en una
propuesta hecha con gran entusiasmo y bien coordinada por Lluz Muñoz.
El fotógrafo se recrea con un ejemplar de la fauna del parque
La caminata se inicia a 686 metros
de altitud en el amplio aparcamiento del Collado del Asón, pero antes es
obligado acercarse al mirador instalado al borde del collado para observar la
cascada que brota en la cueva de la peña Azalagua; esta cascada, conocida como
Cailagua, es el nacimiento del río Asón, junto con su afluente el Gándara la principal
red fluvial del municipio, que recorre hacia el Norte para desembocar en el
Cantábrico cerca de Colindres.
Después, el camino se inicia por una
buena pista de piedra menuda y suelta; dejamos a un lado una instalación ganadera
y al otro, el típico cercado que facilita la recogida del ganado que acude a los
pastos del puerto, y poco a poco vamos ganando altura entre prados cercados de
piedra. Pronto pasamos junto a la fuente de Azalagua, cuyas aguas se ocultan en
la cueva de la que brotan más abajo según se puede ver desde el mirador.
Al borde del camino, la fuente de Azalagua
La pista sigue ganando altura y
llegamos a las praderías y cabañas de Horneo; a nuestra derecha vemos el profundo
valle que labra el río Asón, la S-540 que curva sobre curva sube hasta el collado
y, más a lo lejos, el pueblo de Asón: será esta una de las pocas panorámicas
que podremos disfrutar, pues frente a nosotros en la ladera del Mortillano
acecha la niebla, a la que pronto nos acercaremos y bajo cuyo manto estaremos
durante toda la caminata.
El valle del Asón y la carretera que sube al collado
Al llegar al Alto de la Posadía (895
metros) abandonamos la pista que sigue a nuestra izquierda y por la que
regresaremos para cerrar el circuito; por buena senda y pradería ascendemos
hasta Cuadrilijo, lugar también de pastos y cabañas. Se impone aquí un primer
alto en el camino antes de internarnos en la niebla y en un buen cuidado hayedo,
que recorremos por buen camino con lugares embarrados sobre los que se han
colocado cómodos pasos de madera. A la salida del hayedo y después de bordear
los Castros de Horneo que apenas podemos apreciar a nuestra izquierda entre la
niebla, llegamos a uno de los lugares más espectaculares de la jornada.
Buen camino por el hayedo
Estamos ante una llamativa plataforma
lisa de roca, lapiaz plano de considerable extensión, moldeado por
el hielo y la piedra que arrastraba el glaciar; avanzando sobre ella se
aprecian marcas de numerosos fósiles y llaman nuestra atención las profundas
canaladuras en su superficie. Estos canales, junto con las abundantes dolinas
que encontramos en todo el recorrido, representan la mayor red de cuevas de
Cantabria y una de las redes subterráneas más grandes de Europa; muy apreciada,
dicen, por los aficionados a la espeleología que acuden aquí a investigar tan
complejo cárstico.
Sorprendente superficie plana y sus canales producto de la erosión
Dejando atrás esta maravilla de la
naturaleza, y después de bordear el Hoyón de Saco a 1 127 metros de altitud,
antiguo circo glaciar que por la niebla apenas podemos apreciar en su
totalidad, la senda asciende por zona herbosa hasta alcanzar el cordal que nos
acercará a la cumbre de la jornada. Es un camino en cuesta, pero fácil y
agradable de recorrer: los bien situados postes indicadores con su
correspondiente enumeración facilitarían la orientación del caminante en un día
que fuera limpio y claro; hoy la pertinaz niebla tampoco nos deja ver el
profundo Barranco de La Sota que a nuestros pies corre hacia el arroyo Rolancia,
uno de los afluentes del río Asón.
Contemplando los profundos canales abiertos en la roca
Así ascendemos hasta el Colina,
cumbre plana que es posible ver desde casi todos los puntos del parque y del término
de Sota. Y desde esta planicie donde nos acomodamos para disfrutar del descanso,
el bocadillo y la conversación sería posible contemplar Colindres, Laredo y
Castro Urdiales en la costa cantábrica; y hacia el Sur, el Picón del Fraile, la
cumbre más alta del parque, allá en el límite con la provincia de Burgos. Nada
de eso es posible hoy, un día que la niebla nos sitúa el horizonte poco más
allá del buzón de cumbres.
Bajo la niebla, en la cumbre del Colinas
Para reanudar el camino después de
la pausa abandonamos la cumbre por un estrecho paso entre su única zona rocosa,
e iniciamos un largo descenso por la senda que bordea una nueva zona de lapiaz
muy roto y con abundantes simas; así llegamos a las cabañas de Brenacobos a 1
270 metros de altitud. Un nuevo bosque, el de Montecrespo, que recorremos
contemplando los mejores ejemplares de hayas, nos deja en otro de los lugares
espectaculares de la jornada; son las Hazas del Respiradero, donde el camino
discurre por un estrecho paso de apenas tres metros de ancho y entre verticales
paredes de más de 10 metros de alto.
Estrecho paso de las Hazas del Respiradero
Luego, alternando zonas de pasto con
otras de bosque y dejando a nuestra derecha el Llano de Brenavinto, un sumidero
para las corrientes de agua de la zona, llegamos a la cabaña de Concinchao: un
cruce de caminos donde nuestro PR se encuentra con el GR 74 Corredor Oriental
de Cantabria. Desde aquí descendemos hasta la pista que habíamos abandonado por
la mañana, y por ella llegamos hasta el lugar, el Alto de la Posadía, donde
cerramos el circuito.
Ya sólo resta rehacer el camino
andado en la primera parte de la jornada; el cómodo descenso por Horneo, el paso
junto a la fuente que da su agua a la cascada del Asón y la llegada entre la niebla
al collado que fue principio y es el final del recorrido por este sorprendente
Parque Natural. Lástima que la niebla nos haya privado de las mejores panorámicas
y nos obligara a adivinar algunas otras; así y todo, fue una caminata singular
a la que este caminante no le importaría volver.
Las fotos son de José María Arnillas
(El
grupo de montaña La Peñuca
de Gijón realizó esta ruta el sábado, 6 de junio de 2015)
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