De Campiellos a Rioseco por la collada
Llagos, el monte la Falafría, el collado Unqueru y la majada y el valle de
Pumarín
Muchas son las rutas que se pueden
realizar en Redes, el Parque Natural ocupado por Sobrescobio y Caso. El primero
de estos dos municipios de la comarca del alto Nalón, Sobrescobio, cuyos
habitantes compraron en una subasta la libertad del concejo a la Orden de
Santiago en 1565, según recuerda una placa en la actual casa consistorial, fue
elegido para esta caminata por la parroquia de Oviñana, la más septentrional de
las tres que lo forman, en el límite con los términos de Laviana, Piloña y
Caso: una propuesta para el grupo La Peñuca de Manuel San Juan, caminante incomparable
en el conocimiento de las montañas de Asturias.
Panorama desde la cumbre de la jornada
Iniciamos el camino en Campiellos,
un pueblo situado en la solana a 560 metros de altitud y unos dos kilómetros al
norte de la villa municipal. Allí hay un cartel indicador del PR AS-123 Ruta del
Pico la Xamoca, que nosotros seguiremos en la primera parte del recorrido. Por
una buena pista sólo para uso de vehículos autorizados, ascendemos por el
collado del Arco y la collada Ricáu entre monte pendiente con castaños y
pastizales. A nuestra izquierda, al fondo del valle, desciende cantarina la
riega el Corvatu que marca la separación con el municipio de Laviana; esta
riega en algunos mapas se presenta como reguero Comillera porque desemboca en
el Nalón en este lugar donde hubo un hospital para los peregrinos a San
Salvador; hoy hay allí un área industrial y una estación depuradora de
tratamiento de aguas.
El pico la Xamoca, presente en la primera parte del camino
En este ascenso, la vista hacia el Sur
nos ofrece los riscos de la sierra del Crespón y más atrás la cumbre nevada del
Retriñón; también, a sus pies, el valle
del Alba y pueblos como Villamorey o La Polina en la otra margen del Nalón y
del embalse. Entre vueltas y revueltas llegamos a la collada Llagos, donde se
impone un primer alto en el camino. Es una zona de pastizales en suave
pendiente, cabañas en buen estado y algunos prados cercados de piedra. Hay una
laguna que sirve de abrevadero, un área con bancos y mesas y un mirador que
alcanza hasta el macizo de las Ubiñas; también al fondo, los dos embalse, el de
Rioseco y el de Tanes; al norte, más allá del tendido de alta tensión que
enfada a los fotógrafos, los Picos de la Carba, nuestro próximo objetivo.
Laguna en la collada Llagos
Tras el descanso el ascenso continúa,
y poco más arriba, junto a los corrales de El Huerbu, abandonamos el PR que
sigue hacia la Xamoca y nos adentramos en el monte la Falafría. Es un bonito
bosque de hayas y espineras colgado en la ladera del valle de Huerbu, donde
abundan los neveros que cubren la senda por donde debemos caminar con
precaución.
Al final del bosque, a 1 037 metros
de altitud hay una buena fuente de agua fría y sobre nosotros, cada vez más
cerca, los Picos de la Carba. Por monte bajo en la ladera y atravesando el
collado Faidiellu y la majada Pedruezo, también con su pequeña laguna, llegamos
a la cumbre de la jornada: uno de los picos de la Carba conocido como pico
Pedruezo, de 1 132 metros de altitud.
Neveros en el monte la Falafría
Esta cumbre es un balcón
privilegiado hacia la sierra del Sueve y el valle de la Marea, con lugares como
El Tozu y El Moru, dos pueblos de la misma parroquia, San Bartolomé del Tozu, y
distinto municipio, Caso y Piloña; por encima de ellos se aprecia el trazado
del Camín Real del Sellón que por Tarna, Caso y Arnicio era el paso de la
Meseta hacia Piloña y Villaviciosa.
Después de contemplar tan
extraordinario panorama y la inevitable labor de los fotógrafos, iniciamos el
descenso hacia el collado Unqueru (1 036 metros), cerca de donde nace el río
Huerbu, que por el valle que lleva su nombre desciende a desembocar en Rioseco
en la cola del embalse.
Por la ladera hacia el Pico de la Carba
Desde aquí el camino discurre en la
linde con los municipios de Piloña y Caso por la ladera que vierte al río
Piloña. Es zona de bosque con abundancia de barro y viejos árboles caídos que
dificultan un camino atravesado por las corrientes de agua que conforman el reguero
La Castañar, afluente del río La Marea. Hasta que, mirando al Sur, llegamos a
la majada de Pumarín (975 metros), amplia zona abierta con magníficas cabañas y
prados cercados de piedra: el lugar ideal para el descanso, la comida y la
conversación disfrutando del sol y de la vista hacia el último tramo del
camino.
Por la ladera con vistas al valle la Marea
Y ya será todo descenso por la buena
pista de tierra que recorre el valle de Pumarín, cuyas aguas se encauzan hacia
el Barranco de Anzó que cada vez tenemos más cerca. Pasamos por los caseríos de La
Rebollosa y El Caneyu, cuadras y cabañas como casas de fin de semana, atravesamos
el reguero Furadu, uno de los que aportan sus aguas al barranco, y nos
encontramos con el PR AS-122 Ruta de la Calzada Romana que viene de la Peña
Gamonal. Seguimos por este PR que poco más abajo tiene un cruce: a la izquierda
desciende hasta Anzó y la AS-117 y a la derecha, por senda empedrada y tallada
en la peña, hasta Rioseco. Nosotros seguimos esta senda que recibe el nombre de
Camín d'Acéu, según los atriles informativos que jalonan su recorrido.
Se trata de una antigua vía que tras
cruzar la Cordillera en Tarna seguía el curso del Nalón hacia el centro de
Asturias, con la desviación en Caso por Arnicio hacia la costa (el camino real
que contemplamos más arriba); algunos autores consideran ésta, una calzada
romana, pero lo que no cabe duda es de su uso como vía en el periodo alto medieval.
Así, recorriendo los últimos
caseríos nos acercamos a Rioseco, la capital municipal desde que en 1929 se
trasladó aquí el Ayuntamiento que estaba en La Polina, hoy al otro lado del
embalse junto a la desembocadura del río Alba.
La AS-117 y la presa de Tanes, desde el Camín d'Acéu
En la capital de este concejo de
Sobrescobio galardonado en 2009 con el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo
Ejemplar, termina esta caminata por una zona no muy frecuentada del Parque Natural
de Redes, pero en la que se puede disfrutar de un paisaje singular y unas
vistas inigualables, sobre todo si se cuenta con un día de marzo claro y
soleado como el que nosotros pudimos disfrutar.
Agradable lugar para el descanso, la majada de Pumarín
Las fotos son de Juan Lobelle
(El
grupo de montaña La Peñuca
de Gijón realizó esta ruta el sábado, 7 de marzo de 2015)
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