El G R 109 por tierras y pueblos de
Cangas de Onís, Parres y Piloña; etapa 5
De nuevo en el G R 109 Asturias interior,
recorremos en esta ocasión la quinta etapa entre Cangas de Onís y Villamayor.
Una etapa caracterizada por su largo recorrido, pues con sus 23 kilómetros es
una de las más largas entre las 27 que forman el G R, y ofrece al caminante la
oportunidad de conocer distintos núcleos rurales de los municipios que
atraviesa sirviéndose de las comunicaciones que los unen: viejos caminos, pistas
de uso agrícola y ganadero, y también carreteras locales entre aldeas y
villas.
Otra característica de esta etapa es
la continua presencia de los ríos Sella, primero, y Piloña, después, cuyo cauce
seguimos, en ocasiones aproximándonos a sus aguas y en otras, alejándonos por
la ladera de las sierras de su cuenca fluvial, atravesando también los numerosos
ríos y regueros que son sus afluentes. Todo ello en una propuesta para el grupo
La Peñuca de Rafa Carretero, quien presentó un proyecto bien estudiado de este
recorrido que por otra parte también se caracteriza por su coincidencia con
otros rutas, entre las que destacan el camino de Gijón a Covadonga, que en el término
de Parres está señalizado como Camino de la Reina, y el G R 105 Ruta de las
Peregrinaciones, que es el camino a Covadonga desde Oviedo.
Agradable el camino por la ribera del río Piloña
Nosotros partimos en la ciudad de
Cangas de Onís de la estación de autobuses, para recorrer primero Contraquil, antaño
una zona rural y hoy un moderno barrio de Cangas; es el lugar donde se
encuentra la iglesia de Santa Cruz fundada por Favila y edificada sobre un
dolmen. Luego, seguimos el sendero entre bosque de ribera en un coto salmonero
señalizado como Coto Brezo.
Así llegamos a Villanueva, donde al
cruzar el río por un puente y la N-625 cambiamos de municipio pero no de parroquia,
porque la que tiene su centro en Villanueva comparte su territorio entre los dos
términos. Al otro lado del río, ya en Parres, está La Vega de los Caseros, desde
donde podemos ver en la otra margen la iglesia parroquial y el monasterio de
San Pedro de Villanueva, hoy moderno parador nacional.
La salida de Cangas a la vera del río Sella
Comenzamos a ganar altura de forma moderada
por la pista de "exclusivo uso agrícola, ganadero y forestal", y
pronto encontramos dos paneles informativos de las vistas panorámicas que
contemplamos: el primero, con diversas cumbres de Picos de Europa; el otro, algo
más arriba, en el collado Los Coros, hacia la sierra del Sueve. En este
continuo ascenso llegamos al lugar de San José, donde se impone un primer alto
en el camino; allí está la ermita de San José que data del siglo XVII y junto a
ella el consabido edificio escuela del Plan Quinquenal de Lora Tamayo.
Por San José pasa la PR-5 que une
Cangas con Ozanes de Parres; podríamos seguir por ella, pero la ruta marcada
elude la carretera dando un amplio rodeo para volver a encontrarla en el lugar
de Romillín. Desde aquí sí seguimos la carretera descendiendo por la conocida
como Cuesta de Romillín hasta encontrarnos con el río Mampodre que viene del
pico Fontecha, en la linde entre Parres, Ponga y Amieva, para desembocar aquí
en el Piloña. Cruzamos el Mampodre pero no el Piloña, aunque en la otra margen
vemos Ozanes y el apeadero del ferrocarril.
Panorámica del Sella, Villanueva y al fondo las cumbres nevadas
El río Mampodre marca la divisoria
entre las parroquias de Villanueva y Viabaño; en ésta nos adentramos, seguimos
algo menos de un kilómetro por la PR-4 que desde Ozanes sube a Llerandi y
pronto llegamos a la aldea de Romillo que ofrece un buen conjunto de hórreos y
paneras. Abandonamos la carretera y por buena pista descendemos a la vera misma
del Piloña, donde el río dibuja un amplio meandro conocido como la Ería de
Arobes; a la vera del río, tan cerca que casi podríamos palpar sus aguas
caudalosas, recorremos un trecho muy agradable por un camino de tierra entre
bosque con hermosa vegetación de ribera.
Donde la riega del Golondrón y el reguero
de Granda, juntos, entregan sus aguas al Piloña abandonamos nosotros la ribera
y nos acercamos a la iglesia parroquial y el cementerio de Viabaño; hay
también allí un molino en el río Beleño que nace en las proximidades de Peña
Llerandi, parroquia de Los Montes: hasta seis molinos, dicen, alimentó este
afluente del Piloña, una muestra de los cueles es el que ahora contemplamos.
Molino junto al río Beleño en Viabaño
Estamos en Llames de Parres, de
caserío disperso en barrios y lugares como el mismo Viabaño, El Otero o Collado
de Llames donde se encuentra la plaza de juegos infantiles y el Centro Social
"Amigos La Cuesta-Bodes". Aunque nos encontramos aún a mitad de la etapa,
éste ha de ser el lugar adecuado para el descanso, la comida y la conversación;
y es que Llames de Parres es un lugar emblemático en el camino y un señalado cruce
de rutas. El camino de Gijón a Covadonga, que el Ayuntamiento de Parres bautizó
a partir de Soto de Dueñas como Camino de la Reina en recuerdo de cuando Isabel
II acudió a tomar baños a Gijón y desde allí quiso visitar con su séquito la basílica
de Covadonga, se encuentra aquí con la Ruta de las Peregrinaciones, que viene desde
Oviedo por Piloñeta en Nava, Les Praeres en Peñamayor, Puente Miera, Espinaredo
y La Matosa en Piloña.
Llames de Parres y al fondo la sierra de Bodes
A la salida de Llames está la ermita
de San Martín de Escoto, Monumento Histórico con elementos románicos
reconstruida en 1566. Desde aquí descendemos otra vez hasta la orilla del
Piloña para cruzar la riega Oscura que nace en la sierra de Bodes, y poco más
allá, frente a Soto de Dueñas, el arroyo de Carrocea que baja del Cueto del Arbolín
y que nos señala el final de municipio de Parres para pasar a Piloña, parroquia de Sevares.
Ya en Piloña, atravesamos Villar de
Huergo y nos acercamos a Sevares; en este recorrido no dejamos de contemplar el
pico Priede, soberbio a nuestra izquierda. Cruzamos el río Tendi, que se forma
con la unión de varios arroyos en la parroquia de Los Montes, y la AS-339, que
remontando el valle de este río llega hasta la AS-261 en Sellaño, Ponga.
Caminamos unos metros por la PI-1 que sube a la aldea de Priede y bordeamos
Sevares, la tercera localidad del municipio por su población.
La ermita de San Martín de Escoto en Llames de Parres
En la otra margen del Piloña vemos
la iglesia de Sorribas, cuya parroquia linda con la de Sevares por medio del río;
en ella está el sepulcro familiar de los Condes de Peñalba, propietarios del
palacio que se levanta en las proximidades de la iglesia. La parroquial de
Sevares y el cementerio también se encuentran en un altozano próximo al lugar
de La Piñera, donde cruzamos el río Color que viene de la Collada de
Piedrafita, límite entre Piloña y Ponga.
El río Color cerca de su desembocadura en el Piloña
A partir de aquí, ya en la parroquia
de Villamayor, comenzamos el ascenso por la sierra de Pesquerín; es el mayor y
más prolongado ascenso de la jornada que a estas alturas ya comienza a pesar en
las piernas del caminante, pero al final alcanzamos en Mones la PI-1 que sube a
la aldea de Pesquerín. Mones es un lugar formado por distintas caserías como La
Foyaca, La Torre, El Calero o Rodiles, todas ellas comunicadas por esta
carretera recién asfaltada por la que en poco tiempo bajaríamos a Villamayor;
pero la señalización del G R nos obliga a descender por una caleya empedrada y
algo embarrada que, entre prados cercados de piedra, sigue el curso del río
Pequeño que nace en la peña Niañu.
La Piñera al comienzo de la sierra de Pesquerín
Hasta el fondo del valle, en Carúa,
un barrio del mismo Villamayor, en donde entramos por la calle de Las Carretas
y la plaza de la Rectoral Vieja para terminar frente al ábside del antiguo
monasterio de Santa María; el mismo lugar donde en otra ocasión iniciamos el recorrido
de la etapa seis hasta Espinaredo por iniciativa del recordado Fernando Espina
(El G R 109 en Piloña, 15 de febrero de 2013).
Panorámica con el pico Priede y su sombrero de niebla
Las fotos son de Juan Lobelle
(El
grupo de montaña La Peñuca
de Gijón realizó esta ruta el sábado, 24 de enero de 2015)
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