Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 4 de julio de 2014

EN EL PARQUE NATURAL DE SOMIEDO



Por los valles de Pigüeña y Cormichán: La Rebollada, Corés y hasta Villar de Vildas

            Todo el término municipal de Somiedo fue declarado Parque Natural en junio de 1988; asimismo, también fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2000. Nuestro proyecto inicial era acercarnos a los montes de Somiedo para realizar una caminata hacia la sierra de la Serrantina, llegando también hasta el valle de Xunqueiras, ya dentro del otro parque natural, el de las Fuentes del Narcea; una propuesta para el grupo La Peñuca de Carlos de Paz (Serbal), buen conocedor de esta zona, quien gusta de transmitir sus conocimientos para el disfrute y entretenimiento de los caminantes. Mas la aparición de una borrasca convertida en lluvia, incluso antes de que pudiésemos hacernos cargo de la mochila, y sin visos de amainar a lo largo del día, nos obligó a ir variando el programa, pero sin renunciar al principal objetivo, la aproximación a la Serrantina, y completándolo con un interesante recorrido a la vera de dos ríos importantes del municipio: el Pigüeña y su afluente el Cormichán.

Bosque y pradería en la parroquia de Pigüeña

            Como estaba previsto, iniciamos la caminata a 630 metros de altitud en un lugar de la carretera que desde Aguasmestas, en la AS-227, comunica con Villar de Vildas; cruzamos por un puente de piedra el río Pigüeña y poco después en Los Molinos, el arroyo Cormichán. Nos proponemos seguir el valle del Cormichán hasta su cabecera, para lo cual subimos por el camino real que unía antes del trazado de la carretera las localidades de Pigüeña y La Rebollada; por entre bosque y prados de diente, pronto llegamos a esta aldea, una de las tres localidades de la parroquia de San Martín de Pigüeña.
 
El valle de Cormichán desde el inicio del camino

            Es La Rebollada una aldea que mira hacia el sur en la ladera, a 883 metros de altitud y con casas bien conservadas; la atravesamos, y por una pista de exclusivo uso ganadero vamos recorriendo el valle por la margen izquierda del arroyo. La pista termina al llegar a la braña de Cormichán (1 087 metros); a juzgar por el número de cabañas y cuadras con la techumbre de teja y de losa, ésta debió de ser una braña importante en su tiempo. Fue una braña equinoccial de La Rebollada, esto es donde los ganaderos de este pueblo vivían desde el equinoccio de primavera hasta el de otoño; hoy con sus potentes vehículos y la pista para su exclusivo uso, pueden visitar el ganado todos los días si es necesario y, en consecuencia, las cabañas están todas en estado de abandono; para nosotros, un buen lugar para un pequeño descanso, la labor de los fotógrafos y los comentarios sobre la pertinaz lluvia que no nos abandona.

 
Entrada a la braña de Cormichán

            Salimos de Cormichán por una senda que se interna en el hayedo Débanu en la ladera que cuelga en la margen derecha del arroyo; la senda asciende casi en vertical hacia la cabecera del valle, y cuando en la frondosidad del hayedo empezamos a oír las esquilas de las vacas, sabemos que pronto el bosque se abrirá a las praderas donde pasta el ganado. En efecto, llegamos al collado Chagüezos (1 430 metros) en la linde entre los términos de Somiedo y Cangas del Narcea; un buen lugar para el descanso y el disfrute si el viento y la lluvia no azotaran con fuerza.
            Asomarse desde el collado hacia Cangas sería contemplar, si la niebla no lo cubriera todo, tierras de las parroquias canguesas de Cibea y Genestoso y collados como Rabo de Asno o el Chano de los Bueyes, por donde en otra ocasión caminábamos en un día con mejor tiempo que hoy (Por las alturas de Cangas del Narcea, 28 de junio de 2011). En Chagüezos también arranca hacia el norte la sierra de la Serrantina, limite natural entre Cangas y Somiedo, que cuenta con cumbres como el pico Castiello, Fanarrionda o el Alto de la Pachagosa.

El ganado pasta en el collado Chagüezos

            Aquí, además, nace el arroyo Cormichán y, renunciando a otros objetivos mayores, nos aprestamos a recorrer su valle ahora en sentido descendente; lo hacemos, sin embargo, por una buena senda que a media altura recorre la ladera de su margen izquierda. Así, pasamos por una braña abandonada con los restos de las cabañas cubiertos de matorral: es La Fontanina y, como su nombre indica, tiene una buena fuente que en un día seco y soleado hubiera hecho las delicias de los caminantes. Desde el camino podemos ver en la ladera opuesta el hayedo y la senda por donde subimos, y más al fondo atisbamos también la braña de Cormichán. La senda se bifurca, y si seguimos por la ladera sin perder altura, llegamos a la braña el Tornu (1 050 metros) para desde allí por pista ganadera descender hasta La Rebollada, adonde también llegamos tomando la senda descendente y pasando de nuevo por la braña de Cormichán.

El hayedo Débanu y la senda por donde se asciende al collado

            En La Rebollada, cuando parece al fin que la lluvia amaina y el tiempo clarea, encontramos en el atrio de la ermita de San Antonio el lugar adecuado para el descanso, el bocadillo, la conversación… y la hospitalidad de Armando y su mujer; un matrimonio de esta aldea, él antiguo productor de Ensidesa, que compaginan su residencia habitual aquí y en Avilés a lo largo del año: nos abren su casa y nos convidan con café y algo más.

La ermita de La Rebollada

            Reanudamos el camino abandonando el pueblo agradecidos por la amabilidad de estos vecinos, y descendemos de nuevo a Los Molinos, allí donde iniciamos la ruta y donde el arroyo Cormichán desemboca en el río Pigüeña que sigue su curso hasta desembocar en el Narcea cerca de Oviñana. Nosotros nos aprestamos a remontar el valle del Pigüeña por la carretera que recorre la margen derecha del río; unos cuatro kilómetros y medio que pueden parecer pesados, pero el valle es suficientemente bucólico, con pradería y bosque en ambas márgenes, para convertirlos en un paseo entretenido y agradable.
 
La niebla por los altos, desde el valle del Pigüeña

            Tras superar una fuerte pendiente, la carretera pasa por Corés (850 metros), único pueblo de su parroquia, situado en una pequeña plataforma sobre el río; después, un leve descenso nos acerca de nuevo al río para ascender luego hasta Villar de Vildas a 870 metros de altitud.
            Villar de Vildas es también la única localidad de su parroquia, una de las 14 que componen el municipio de Somiedo; un pueblo sin carretera hasta casi finales del siglo XX, fue en el año 2004 Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar y hoy es la segunda localidad más poblada del concejo, sólo por detrás de la villa municipal; de aquí parte una pista hacia la braña de La Pornacal, la más grande y mejor cuidada del Parque, que atrae visitantes casi todo el año. En Villar de Vildas (de abedules), al lado del río Pigüeña que viene del puerto de los Zreizales en la vertiente norte de la Cordillera, finalizamos esta caminata que, a pesar de las inclemencias del tiempo, nos permitió recorrer dos valles, tres parroquias, tres localidades, algunas brañas, collados y acercarnos a la Serrantina, para asomarnos desde el Parque Natural de Somiedo al de las Fuentes del Narcea.

La aldea de La Rebollada muestra orgullosa su caserío

                        (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 28 de junio de 2014)

Las fotos son de José Arnillas

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