Desde Pelúgano a Soto de Agues por la Pandiella, la Collada Veraniegu,
el Alto la Llomba,
el valle Texera y la Ruta
del Alba
El
Parque Natural de Redes en el término municipal de Sobrescobio y el concejo de
Aller tienen una línea divisoria que se extiende entre dos cumbres señeras como
la Forcada y
el Retriñón. Al sur de esta línea divisoria queda la parroquia allerana de
Pelúgano y al norte, en el Parque Natural, el Paisaje Protegido por donde se
extiende la conocida Ruta del Alba. Esta caminata de sur a norte, también con
algunos tramos por la linde con el concejo de Laviana, fue una propuesta para
el grupo La Peñuca
de Manuel Quintana, en un día con amenaza de lluvia que por fortuna para los
caminantes no se confirmó.
Pelúgano,
en la vertiente sur de Peña Mea, es un pueblo dividido en dos partes bien
diferenciadas. Nosotros partimos de Barrio Baxo a 575 metros altitud, en
la plaza donde está la ermita de San Pedro, y ascendemos por una pista de
pronunciada pendiente hasta Barrio Cima; pasamos por la plaza donde está la
iglesia parroquial de Santa María la
Real y abandonamos el pueblo por la pista que sube al caserío
de La Vallina
y al cementerio, que dejamos a nuestra derecha. La pista se convierte en camino
carretero por el que también se sube a la collada de Pelúgano y a Peña Mea;
nosotros ya lo hemos hecho en otra ocasión (A la sombra de Peña Mea, 24 de
noviembre de 2012), pero ahora al llegar a un cruce seguimos la señalización
hacia el pico La Forcada.
Al
principio el camino es ancho y por él circulan algunos ganaderos en su
vehículo; luego se va estrechando entre prados cercados de piedra, y siempre
ganando altura, bordeamos las majadas de Grandegrande (730 metros) y Cocháceos,
mientras vemos a nuestra derecha la pista que sube hacia Pandulatabla y al
fondo, el valle por donde corre el arroyo San Julián, uno de los principales
afluentes del río Ayer en el que desemboca en el lugar de Entrepeñas. Al otro
lado del valle del río Ayer podemos observar las praderías de Cotobello,
resultantes de una explotación de carbón a cielo abierto; según vamos ganando
altura, la vista también alcanza hasta la Cuerda del Ajo, en el perfil nevado de la
cordillera sobre el puerto de San Isidro.
A
900 metros
de altitud, ya en la ladera de Peñas Negras, llegamos al collado Caberu, donde
es necesaria una primera parada antes de abandonar el camino para seguir por la
senda que trepa en la ladera del cordal que desde Peña Mea y Peñas Negras
alcanza hasta la campa la
Pandiella. Aunque empinado, es agradable el ascenso por esta
senda contemplando al fondo la cabecera del valle de San Julián, hasta llegar a
la campa la Pandiella
a 1 270 metros
de altitud.
El camino hacia la campa la Pandiella (**)
Campa alargada
y majada con algunas cabañas, la
Pandiella se encuentra entre
Laviana y Aller; asomarse a su vertiente norte es contemplar el Raigosu,
denominado Monte de Utilidad Pública dentro del Paisaje Protegido de las
Cuencas Mineras, por donde está trazado el PR AS-290 Foces del Raigosu, y
también pueblos de la parroquia de Villoria como Los Tornos, Grandiella o La Pumará. La campa se alarga
hasta la ladera del pico La
Forcada, pero para facilitar la ascensión preferimos
bordearlo por el sur hasta la collada Veraniega (1 475 metros); desde
allí con una fácil trepada, el apoyo del palo y las manos en algunas piedras,
alcanzamos sus 1 556
metros, la mayor altura de esta jornada.
La cumbre de La Forcada es el vértice
entre Aller, Laviana y Sobrescobio y ofrece una estupenda panorámica hacia los
tres concejos: por el primero, hacia el sur, se extiende la sierra Magrera,
donde destaca el pico Cuchu; en Laviana, parroquia de Lorío, el río Mosquíl más
abajo del Raigosu, por los pueblos de L’Acebal y Ribota llega hasta el Nalón;
por el valle del Nalón, la vista alcanza hasta zonas urbanas de Laviana y San
Martín del Rey Aurelio; y en Sobrescobio, siguiendo el cordal, está el monte
Llaímo, hacia donde seguirá nuestro camino.
El descenso de
la cumbre es fácil, y tras agradable cresteo, llegamos a la majada los
Casares (1 444 metros),
con buenos pastizales y muchas construcciones formadas por cabañas o chozas
rodeadas de un recinto de piedra para proteger el ganado de los lobos; por la
abundancia de estas construcciones de
piedra en su totalidad, incluida la techumbre, debió de ser una próspera majada
en su tiempo: se accede a ella con el ganado desde pueblos de Laviana por el valle
de Sogrande.
Pasada la
collada la Llaguna
de donde parte hacia el norte la sierra del Crespón, divisoria entre Laviana y
Sobrescobio, con una charca que le da nombre, tan pequeña que pasa
desapercibida a algunos caminantes, llegamos al Alto la Llomba (1 458 metros), ya sobre
la Foz de Llaímo.
Todo este cordal que venimos recorriendo, sobre el que se asoma el
inconfundible Retriñón que aun con una boina de niebla en la cumbre atrae la
atención de los fotógrafos, cuenta con varias fuentes y es propicio para el
pasto de ganado menor, reciella, que acude desde pueblos de Laviana y
Sobrescobio.
Pasada la Llomba, podemos contemplar
los pueblos de Sobrescobio: Soto de Agues y Ladines; Rioseco, junto al embalse;
y Campiellos en la falda de la
Chamoca, a la que se llega desde Peñamayor por el cordal de Breza.
Nos internamos así en los montes de Llaímo, y debajo del pico la Texera, en la cabecera del
valle del mismo nombre encontramos el lugar propicio para el descanso, la
comida y la conversación.
Tras el breve
descanso, el descenso hacia el fondo del valle tiene una primera parte difícil
y desagradable: el camino desaparece y hace preciso el paso entre
matorrales, el salto a los prados cercados de alambrada e incluso por el mismo
reguero que aún con poca agua se precipita hacia el fondo. Hasta que aparece un
camino que en muy mal estado, árboles caídos y matorral que lo invade, discurre
junto a varias construcciones abandonadas, las cabañas de Biforcal, pero a
juzgar por su volumen, algunas incluso con corredor, en otro tiempo debieron de
ser viviendas estables.
Al fin damos
con dos construcciones en buen estado, una de las cuales, con porche donde se
amontona madera cortada para el fuego, muestra su identificación en el dintel
de la puerta: “La cabaña del abuelo”. Estamos en Valdecéu (710 metros) y no parece
casualidad que a partir de aquí el camino se muestre limpio, ancho y cuidado. Pasamos
por un puente de piedra a la margen derecha del reguero que ahora ya va
crecido, por una pista maderera descendemos atravesando un frondoso hayedo y
llegamos a la orilla del río Alba, en el puente de la Vega de Valdecéu. Es aquí el
lugar donde se inician las Foces de Llaímo que suben hasta el nacimiento del
río, y donde finaliza la bien arreglada Ruta del Alba, que viene desde Soto de
Agues señalizada como PR AS-62; y esta distancia de cinco kilómetros es lo que
a nosotros nos queda por recorrer.
Ya se sabe: el
fácil y agradable recorrido por la margen izquierda del río Alba; el paso junto
al puente del Retortoriu, por donde se toma el camino hacia Porciles; el
Campurru, donde ante restos del cargadero de la mina Carmen recordamos el
antiguo ferrocarril de la
Campurra que transportaba el mineral y unía, también con
viajeros, Pola de Laviana con Rioseco. Y ya faltando dos kilómetros, el frágil
puente de madera que por Les Llampes desvía la ruta a la margen derecha del río
para llegar a San Andrés y Soto de Agues, donde finaliza esta larga caminata
que nos trajo a Redes desde el concejo de Aller.
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó
esta ruta el sábado, 24 de mayo de 2014)
(*) Fotos de José Arnillas
(**) Fotos de Juan Lobelle
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