Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 24 de octubre de 2013

POR LA MONTAÑA DE LEÓN (III)



Al pico Feliciano desde el puerto de Aralla, y por Los Calderones hasta Piedrasecha

           
            El puerto de Aralla en la LE-473 es el paso natural entre los términos municipales de Sena de Luna y La Pola de Gordón, uniendo sus pueblos de Aralla y Geras. De nuevo en la montaña central leonesa, entre la comarca de Luna y las tierras de Gordón, comenzamos aquí a 1 544 metros de altitud este recorrido: una propuesta para el grupo La Peñuca de José Montero, buen conocedor de estas tierras a las que siempre nos invita para disfrutar caminando.
            La caminata comienza por una pista que pronto abandonamos para alcanzar la crestería ya a 1 758 metros de altitud. Esta crestería, en principio, es fácil de recorrer, con buenas vistas a ambas vertientes; y cuando aparecen las dificultades conviene tomar la senda que discurre por la ladera que vierte a Luna.
            Así llegamos al collado Pedroso (1 865 metros) y proseguimos el ascenso, sorteando la alambrada que marca la separación de pastos, hasta alcanzar la primera cumbre y punto más alto de la jornada: el pico o cerro Pedroso ( 1 914 metros). Desde esta cumbre, vértice de tres ayuntamientos, Sena de Luna, La Pola de Gordón y Barrios de Luna, tenemos una buena panorámica del embalse de Barrios de Luna y la A-66 con el puente atirantado sobre el embalse; y al otro lado, el arroyo Polanco que recorre las praderías antes de internarse en un estrecho desfiladero.

 Aralla de Luna y la carretera que sube al puerto
            
        Del cerro salimos por la crestería para luego descender hasta Brañarredonda. Desde aquí hacia nuestra izquierda, por Los Corrales y El Cavio, alcanzando el arroyo, llegaríamos hasta Geras de Gordón; pero nosotros tomamos la pista y luego senda que, atravesando praderías, pasa junto a una fuente con abrevadero, y siempre en ligero descenso, nos lleva a la vega del Palomar (1 769 metros), donde hay unas lagunas o charcas que se conocen como Pozos de la Vega: un buen lugar para los aficionados a la fotografía. El sendero sigue en descenso hasta la colladina (1 685 metros) desde la que ya divisamos el primero de los objetivos de la jornada: el pico Feliciano, con el que la niebla juega ocultándonoslo a veces.

Uno de los pozos en la vega del Palomar

            El ascenso al pico desde esta colladina, por entre piornales primero y pedregales más arriba, se hace largo; sin embargo, cuando se alcanzan sus 1 820 metros de altitud, la niebla ha desaparecido dejando paso a una fuerte ventolera que encoge a los caminantes.
            En el alto del pico Feliciano está el único buzón de cumbres colocado por el grupo La Peñuca; fue en marzo de 2003 en recuerdo de Feliciano Gómez Carrero, directivo del grupo fallecido el año anterior. Algunos de los que ahora caminamos con este grupo no llegamos a conocerle, pero sí hemos oído muchas anécdotas que lo definen como gran caminante, entusiasta animador, amable y buen compañero en el camino. El buzón está acompañado de una placa del Colectivo Montañero Gijonés porque “Las personas sólo dejan de existir cuando se las olvida” y “Feliciano, amigo, compañero, siempre estarás en nuestro recuerdo”.

Hacia el pico Feliciano

            Refugiados del fuerte viento, mirando hacia el nordeste, encontramos el lugar para el bocadillo, la conversación y un pequeño descanso. Mientras, contemplamos al fondo, frente a nosotros, los pueblos de Geras y, más a la derecha, Paradilla de Gordón; más allá, el pequeño embalse de Casares y, cerrando el panorama, la cordillera por Pajares y el Brañilín.
            El descenso es fuerte, y como el viento arrecia, nos obliga a caminar con tiento entre pedregales y piornales hasta llegar a una vega (1 662 metros) con algunas cabañas. Allí, en la alambrada, una portilla nos permite el paso, dejando a nuestra espalda el municipio de La Pola de Gordón para adentrarnos en el de Carrocera. Por buena pista de tierra seguimos el descenso, dejando a nuestra izquierda la collada y el pico Amargones, hasta llegar al collado del Fito (1 675 metros); a la derecha sigue la pista junto al arroyo de Pernaliega hasta la vega de Santas Martas (1 450 metros).

Los perros pastores siguen a los caminantes por la vega

          En Santas Martas hubo una abadía y un pueblo cuya desaparición se relaciona con la leyenda del envenenamiento colectivo por animales malditos: en este caso, una sacabera en el agua de amasar el pan de la caridad. Lo que los caminantes encontramos hoy son varias cabañas en prados de pasto para el verano, y el Pernaliega que se funde en el arroyo de Los Calderones que viene de Valdiellos, y a partir de aquí, labra un profundo valle con su punto culminante en la foz de Los Calderones.

Cabaña y cercado de piedra en Santas Martas

            Recorrer esta foz es otro de los dos objetivos de nuestra caminata, y en verdad que merece la pena. El río circula subterráneo por una galería cárstica, y de forma casi perpendicular al camino, se levantan espectaculares pliegues de gran belleza, en ocasiones al alcance de la mano; una maravilla geológica, estas calizas que formaron parte del amplio mar que ocupó esta región de nuestra zona cantábrica. No obstante, en la formación actual del desfiladero también tuvo su parte la actuación humana, pues a mediados del siglo pasado, a base de dinamita, se amplió el cauce para permitir el paso de ganados e incluso carros hacia Santas Martas, adonde sólo se podía llegar por el collado del Fito desde Santiago de las Villas o los Barrios de Gordón. Mas la naturaleza se niega a ceder su parte, y una posterior tormenta seguida de gran riada dejó la foz de Los Calderones impracticable para vehículos y tal como la podemos contemplar ahora.
 
Espectacular paso por la foz de Los Calderones

            Si espectacular es recorrer el desfiladero, no lo es menos su final: el abundante caudal fluye de nuevo al exterior y, por si fuera poco, de la roca surge un manantial para alimentar el que a partir de aquí se llama río Piedrasecha. Pero antes, colgada de la roca está la cueva de las Palomas, donde se ha instalado una ermita que acoge la imagen de Nuestra Señora del Manadero, que así se llama este lugar donde el agua mana en abundancia; una escalinata de 86 pasos (alguno se entretuvo en contarlos) sube a la cueva y ermita que celebra su fiesta en el mes de julio.

Entrada al desfiladero de Los Calderones

            Tras el descenso de la ermita, la caminata prosigue por una buena pista en la margen izquierda del río, hasta finalizar en Piedrasecha (1 175 metros), pueblo del término municipal de Carrocera que cuenta con varias casas de piedra bien conservadas y la iglesia parroquial con un retablo románico y bonitas imágenes también románicas que pudimos contemplar gracias a la amabilidad del vecino encargado de su custodia. Un buen colofón para una larga caminata por esta montaña central de León que no parece agotar nunca sus atractivos.

El embalse de Barrios de Luna desde el cerro Pedroso



Las fotos son de Juan Lobelle

                   (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 19 de octubre de 2013)

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