Desde La Collada en Valdés hasta
Santa Marina en Cudillero, por la sierra de las Palancas y la ermita de San
Roque
Por
las brañas de los concejos de Valdés y Cudillero se puede realizar una ruta
que nos permite contemplar hacia el sur toda la comarca vaqueira, hasta los
confines de Tineo y Somiedo con la cordillera como telón de fondo, al mismo
tiempo que, hacia el norte, la vista se posa sobre el mar Cantábrico entre las
cabos Busto y Vidio. La caminata resulta agradable, pero también cómoda pues
las alturas nunca superan los 800 metros y en el terreno abundan pistas
ganaderas y forestales o cortafuegos que facilitan el paso. Tal fue la bien estudiada
propuesta de José Manuel Cortina para el grupo La Peñuca en un día en que
comenzaba a despuntar el tan esperado por tardío tiempo primaveral.
En
el lugar conocido como La
Collada a 153
metros de altitud, en la VA-3, la carretera que comunica Cadavedo con la N-634, comenzamos nuestro
caminar por pistas que sustituyen a los antiguos caminos que subían a las
brañas, y en nuestra ascensión pronto bordeamos, ya en la parroquia de Trevías,
el Chano de San Pelayo en cuyas inmediaciones nace el arroyo del mismo nombre,
también llamado reguero la Guía, que
pertenece a la cuenca del Esva y a su Paisaje Protegido.
Panorámica marina desde la primera cumbre
La
primera cumbre que afrontamos es el pico La Bobia (494 metros) entre las parroquias de Cadavedo y
Trevías, donde es posible contemplar todo el recorrido ya realizado desde
las proximidades de Cadavedo. A partir de aquí nuestro camino discurre por la
sierra de las Palancas, ganando altura en una sucesión de crestas y collados;
pasamos por el alto La Braña
(569 metros)
y llegamos al pico Palancas (679
metros), lugar adecuado para la primera parada. Desde
allí, hacia el sur en la parroquia de Muñás, con todo el aspecto de una aldea
abandonada, vemos La
Candanosa que aparece en la relación de brañas vaqueiras del
concejo de Valdés realizada en 1 974; más lejos, la aldea de Monés sobre el
profundo valle que labra el río Mállene, afluente del Esva.
Alcanzamos
luego la mayor altura de la jornada, el pico Paradiellas (720 metros) con vértice
geodésico, caseta de la guardería forestal y antenas de telefonía, además de los
inevitables belenes navideños que depositan los grupos de montaña; se encuentra
en el límite entre los concejos de Valdés, parroquias de Muñás y Arcayana, y
Cudillero, parroquia de Ballota. Por su ladera norte que vierte a Cudillero, se
extiende el llamado Campo del Árgoma y al fondo contemplamos toda la rasa
costera desde el cabo Vídeo hasta el cabo Busto; hacia el sur, el extenso valle
de Arcayana nos deja ver las aldeas de El Pueblo y Villarín; y a lo lejos
asoman las cumbres nevadas de la cordillera en lo que se adivinan tierras de
Somiedo.
Caminando
por la cresta que separa los concejos de Valdés y Cudillero nos vamos
adentrando en este último, pasamos por el alto Las Cruces (428 metros) y descendemos
hasta la carretera local que une Ballota con el pueblo de Resines en la
parroquia de Novellana. Esta carretera, que bordea el pico La Arquera (474 metros), pasa por el
campo de San Roque donde está prevista la parada para el bocadillo; pero los
caminantes no gustan de la carretera y prefieren alcanzar la cumbre que no
presenta ninguna dificultad y ofrece ya una buena panorámica de Santa Marina,
el pueblo de Cudillero que nos espera al final de la ruta.
Al
descenso del pico La Arquera
está la ermita de San Roque, al lado de un hórreo en un campo hermoso con buenas
vistas sobre la parroquia de Ballota a la que pertenece. Por aquí pasa el
Camino de Santiago, y esta ermita junto a la de Santa Ana de Montarés en la
parroquia de San Juan de Piñera, son dos hitos en este Camino del Norte que
atraviesa el concejo de Cudillero. Aquí, también se celebra el tercer domingo
de agosto la animada romería de San Roque El Picu.
Al
campo de San Roque (367
metros) se accede, como ya se ha dicho, por carretera
local desde Ballota, pero nosotros, después del bocadillo, el descanso y las fotos, descendemos por un camino de tierra entre
prados y bosques, pasamos por el caserío de Ventana y, ya en el llano, cruzamos
la N-632 por un
viaducto para entrar en Santa Marina, un pueblo que conserva su ambiente
agrícola y ganadero, con algunos hórreos y un edificio modernista, en la
actualidad dedicado a la hostelería, de singular construcción indiana; es el
final de esta caminata por la sierra donde se asoma la comarca vaqueira al mar.
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 11 de mayo de 2013)
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