Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

martes, 15 de noviembre de 2011

ENTRE MIERES Y ALLER

Desde Figaredo hasta Moreda por el Cordal de Longalendo

El Cordal de Longalendo, anteayer aún desconocido para este caminante, se extiende de este a oeste en una seríe de cumbres y collados, marcando el límite entre los municipios de Mieres y Aller. Aunque a lo largo de este cordal aún se observa la huella de una antigua y rica explotación minera de montaña, también nos ofrece bellos bosques y buenos pastos en las majadas y brañas, localizadas sobre todo en su ladera meridional en las parroquias alleranas de Serrapio, Piñeres, Moreda y Caborana. La ladera septentrional, sin embargo, está ocupada por grandes zonas boscosas de castaños y hayas, y vierte al valle del río Turón en las parroquias de Urbiés, Turón y, más al oeste, en las de Figaredo y Santa Cruz.
Recorrer este Cordal de Longalendo es una caminata muy apropiada para estos días otoñales de pocas horas de luz, que no presenta más dificultad que la de orientarse en la amplia red de sendas y pistas ganaderas que lo recorren. Nosotros iniciamos el camino en Figaredo por una pista de hormigón que sube a la parte más alta del pueblo. Luego, vamos ganando altura de forma constante por caminos de tierra y sendas que atraviesan un amplio bosque de castaños; es la zona más occidental del cordal, que ha sido incluida en la Red Natura 2.000 por ADENA y la Universidad Autónoma de Madrid como uno de los lugares españoles mejor conservados. Pasamos ante una bocamina tapiada, algunas trincheras de la antigua explotación, prados cercados de piedra, cuadras para el ganado, y ya divisamos desde lo alto toda la parroquia de Santa Cruz; pero también al otro lado del valle se nos ofrecen el Cordal de Cubas y la majestuosidad del Aramo con el Gamoniteiru y sus antenas.

Las antenas del Gamoniteiru desde el Cordal de Longalendo

Cuando la senda gira a la izquierda y nos asomamos a la ladera norte, vemos todo el valle de Turón coronado por el pico Polio. Así, dejando atrás los castaños y caminando por entre monte bajo, llegamos a la excelente Braña de Gramedo, donde hay buenas cabañas y una amplia pradería con algunas hayas bien plantadas. A esta braña, situada a 790 metros de altitud, acuden  con su ganado vecinos del pueblo de Gramedo de Santa Cruz y también de otros de la parroquia de Turón.

La amplia pradería en la Braña de Gramedo

Después de atravesar la braña, el camino sigue por la cresta, por el Cueto Teyeres y otros altozanos y collados donde no falta la huella del jabalí que busca su  apetitosa comida, hasta llegar al lugar conocido como la Llana del Cordal. Aquí una pista de tierra sale a la derecha bordeando la ladera para bajar hasta la aldea de Rayán en la parroquia de Moreda. Nosotros tomaremos esa pista pero mucho más abajo, ahora seguimos por la senda hasta alcanzar la primera cumbre prevista: el pico La Faya (885 metros), que cuenta con vértice geodésico, entre las parroquias de Turón y Caborana. Es obligada una parada y algunas fotos en esta atalaya hacia los dos valles y hasta el centro de Asturias.
El camino, siempre por el cordal, nos lleva ahora a la Majada de Pandoto a 850 metros de altitud, que pertenece a la parroquia de Moreda y donde encontramos una fuente con abrevadero para el ganado; es el último paso para llegar a la cumbre más alta: el pico Pandoto de 1.064 metros de altitud. Éste también recibe el nombre de pico Cutrifera (1), reparte aguas entre Turón y Moreda, y coronan su cumbre un vértice geodésico y un buzón montañero en forma de hórreo. El día está claro y permite ver con nitidez el Aramo y Oviedo; pero al caminante le gusta mirar, más a la derecha del pico Polio, toda la parroquia de Urbiés, la carretera que sube a La Colladiella y, más a la derecha aún, en el confín oriental del municipio mierense La Güeria de Urbiés. Sobre todo ello, los picos Les Cruces, L’Arquera y Tresconcejos (Mieres, Laviana y San Martín del Rey Aurelio); y por detrás de este Cordal de Urbiés asoma el de Peñamayor, tan cerca que parecen juntos, aunque el caminante adivina que entre ambos fluye el río Nalón. Pero como no todo ha de ser mirar a lo lejos, hay que ocuparse también de la ladera norte que tenemos nuestros pies: un hermoso hayedo que forma parte del espacio protegido de las Cuencas Mineras. Buen lugar éste, la cumbre del Pandoto o Cutrifera, para la hora del bocadillo en animada conversación, y si el viento norte arrecia produce un bello espectáculo con las hojas del hayedo; pero entonces los caminantes deben levantarse para iniciar el descenso por la ladera sur.

La cumbre del Pandoto con todos sus adornos montañeros

Primero hay que deshacer el camino hasta la Majada de Pandoto, para pasar más abajo junto a los prados Vallicúa y llegar a la pista que viene de la Llana del Cordal, en la que está marcado el PR-AS 32, ruta de Rayán a Piñeres por Pandoto. Esta pista de tierra pasa junto a varios restos del antiguo laboreo minero: una bocamina que rezuma un manantial, una trinchera cortada por la propia pista y una pequeña escombrera. Atravesamos un bosque de castaños y por entre prados con cercados de alambre, después de dejar algunas sendas como la que acude a la fuente del Faidiellu, llegamos primero a la aldea de La Collada que sólo tiene 2 habitantes y luego, a la de Rayán, situada a 510 metros de altitud, con 10 habitantes (2). Ambas aldeas tienen acceso por la AE-1 que sube desde Moreda a La Felguerosa, pero nosotros bajamos por el antiguo camino; y esa vieja caleya cubierta de hojas de castaño nos acerca a la villa de Moreda, donde finaliza esta caminata que nos ha descubierto el interesante Cordal de Longalendo en el corazón de la Cuenca Minera del Caudal.

1-Gran Atlas del Principado de Asturias. Oviedo, 1996
2-Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos. Oviedo, 2000

 Las fotos son de Juan Lobelle

                                
                               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 12 de noviembre de 2011)

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