Del libro titulado Cuatro dublineses de Richard Ellmann (1918-1987), norteamericano y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Oxford, recogemos la anécdota que James Joyce, el autor de Ulises, contó en cierta ocasión a un amigo suyo.
Richard Ellmann relata así esta sustanciosa anécdota:
Era a propósito de un viejo de las Islas Blasket que nunca había abandonado su tierra y que nada sabía del resto del mundo y sus costumbres. Pero un día se atrevió a salir de las islas, entró en unos almacenes y vio algo que no había visto en su vida: un espejito. Lo compró, lo acarició, lo contempló y mientras volvía a las islas, lo sacó del bolsillo, lo contempló otra vez y murmuró: “Papá, oh, papá”. No enseñó el preciado objeto a su mujer, que se dio cuenta de que el marido le ocultaba algo y se puso suspicaz. Cierto día caluroso en que los dos estaban trabajando en el campo, el hombre dejó la chaqueta en un seto. La mujer aprovechó la ocasión, corrió hacia la chaqueta y sacó del bolsillo el objeto que el marido había mantenido en secreto. Pero cuando miró el espejo, exclamó: “Bah, no es más que una cara vieja”, y llena de irritación lo rompió tirándolo contra una piedra.
(Traducción de Antonio-Prometeo Moya, 1990)
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