Recorrido circular desde Espinaredo por
Porciles, Pendedor, Pandulosil, Sabonéu y la Escosura
Piloña forma parte de la
Mancomunidad de Municipios del Oriente
de Asturias. La orografía de su territorio es muy variada. Tiene una suave zona
central por donde corre el río Piloña; allí, alrededor de la N-634, se asientan
los principales núcleos de población: Infiesto, la villa municipal, Villamayor
y Sevares. La zona norte, en la falda meridional de Sueve forma parte de la Red
de Espacios Protegidos, y es la más reconocida por los amantes de la montaña.
La zona sur, en cambio, con valles
alargados y estrechos cuajados de prados y bosques autóctonos, es muy adecuada
para caminatas como esta que realizamos los del grupo La Peñuca. Fue propuesta
y coordinada por Eduardo Fernández, veterano caminante, conocedor como pocos de
los montes de Asturias y buen patrón de las rutas que propone. Al sur, atravesadas
por la PI-4 se encuentran la localidad de Espinaredo y su parroquia, la más
extensa del concejo, que llega hasta la linde con los de Ponga y Caso, de donde
baja el río el Infierno, que luego se llamará río Espinaredo antes de
desembocar al Piloña en Infiesto.
La Escosura, casería de la parroquia de Espinaredo,
en la parte final de nuestro camino.
Aquí, en Espinaredo, iniciamos un recorrido que en su primera parte nos obligó a superar un fuerte y
persistente desnivel hasta alcanzar la mayor altura de la jornada. Por una
carretera local ascendemos hasta las casas de El Barro, donde abandonamos la
carretera para tomar un camino que cruza por un puente la riega la Vallina. A
partir de aquí el camino se empina de forma considerable. Pasamos junto a las
casas de Llaviada y, más arriba, llegamos al pueblo de Porciles, colgado en la
ladera de esta sierra Bedular que estamos recorriendo.
El camino en el bosque después de pasar junto a las casas de El Barro.
Este camino, como se puede ver en
varios indicadores, forma parte del GR 105 Ruta de las Peregrinaciones, a Covadonga desde Oviedo; según el catálogo de la FEMPA, en su 5ª etapa
desde Espinaredo hasta La Vega La Matosa. También por aquí pasa el G R 109
Asturias Interior en su etapa 6ª entre Villamayor y Espinaredo. Como se puede
ver debe de ser un camino bastante frecuentado, aunque hoy no nos hayamos
cruzado con nadie.
Poco más arriba de Porciles nuestro
camino, por pista de tierra, gira al Este y ya será sólo nuestro. Alcanzamos la
collada Tayada, y a partir de ella, tomamos la senda que asciende por la ladera
norte del Cerro Sopiedra. Es una senda bien aérea con buenas vistas hacia
Infiesto, toda la zona centro del municipio y más allá, al Norte la linde con Cabranes
y Villaviciosa.
Cuando ya manda la cuesta, es agradable la vista
atrás; al fondo, a la derecha, Infiesto.
En lo alto del cerro, también
conocido como pico la Muda, estamos en el vértice entre tres parroquias de
Piloña: Espinaredo, San Juan de Berbío y Valle. Hemos alcanzado la cumbre de la
jornada. Es una cumbre modesta para los amantes de los más altos riscos;
estamos a 941 metros de altitud. Pero como Espinaredo se encuentra a 240
metros, nuestro ascenso continuo por Porciles (520 metros) y la collada Tayada
(611 metros), fue considerable, y además sin pausa, para unos modestos caminantes.
El Cerro Sopiedra o pico la Muda, su vértice geodesíco
y panorámica hacia la ladera meridional
y las cumbres de la sierra del Sueve.
Después de disfrutar del buen tiempo
y las buenas vistas desde la cumbre, seguimos por el cordal de Abedular en la
confluencia entre las parroquias de Valle y Espinaredo. Perdiendo altura,
pasamos por el collado Espina (841 metros) y llegamos a Pendedor a 742 metros
de altitud. Es una braña con buenas cabañas rodeadas de centenarios fresnos y
con una fuente de hormigón. Allí cambiamos de dirección; vamos hacia el Sur y
nos internamos de forma definitiva en la parroquia de Espinaredo.
Despues de la cumbre de la jornada, hacia la braña de Pendedor.
El descenso continúa por el valle de
La Castañar, al fondo del que suena el arroyo que le da nombre. El camino es
una senda que recorre la ladera en la margen derecha del arroyo. Pasamos por la
collada Carriceda, sobre la braña Les Mates, y llegamos a la majada de Pandulosil:
cabañas, cuadras y prados bien cercados con alambrada. Estamos a 468 metros de
altitud y hasta aquí sube una pista desde el Campón, donde el arroyo La
Castañar desemboca en el río de la Felguerina. Es el lugar elegido para el
descanso, la comida y la conversación.
La entrada y las primeras cabañas de Pandulosil.
Al salir de Pandulosil se inicia un
nuevo ascenso hasta alcanzar el collado Caneyu (672 metros), para entrar en el
profundo vado de la riega Caneyu, otro afluente más del río de la Felguerina.
Fue algo duro y difícil este tramo desde Pandulosil hasta la riega Caneyu, pues
entre abundantes argomales y altas escobas, la senda casi desaparece y el andar
se complica. Al fin el camino mejora y llegamos a la aldea de Sabonéu a 531
metros de altitud. Desde aquí, por carretera se podría llegar hasta Espinaredo,
pero no lo dispone así el patrón de la caminata. A la salida del pueblo abandonamos
la carretera y tomamos la vieja caleya que, después de cruzar la riega
Tronquiellos, nos lleva a la casería de La Escosura, donde iniciamos el
descenso final.
Camino y caminantes casi ocultos en la maleza.
En este descenso ya vemos al fondo
el cauce del río Espinaredo, el pueblo mismo y la PI-4 que sube hasta Riofabar.
A nuestra derecha, en la otra ladera del valle que forma la riega la Vallina,
apreciamos el empinado recorrido de la primera parte del camino: Llaviada,
Porciles y, más arriba, la collada Tayada.
Al atardecer, el descenso culmina
donde se inició aquel fuerte ascenso mañanero. En Espinaredo, un pueblo que
conserva buena arquitectura tradicional y alardea con su espléndido conjunto de
hórreos. Recorremos el pueblo y poco más allá nos espera el descanso, el
refresco y los elogiosos comentarios sobre esta caminata por pueblos, brañas...
y hasta una cumbre en los montes de Piloña.
Bonita panorámica de Espinaredo y su entorno.
Inicio y final de esta caminata.
Las fotos son de Juan Lobelle.
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