Traspasando la cordillera desde Canseco
hasta Casomera por el collado de La Maera: Busturil, Llanacaorna, Rioaller, La
Paraya...
El municipio leonés de Cármenes está
situado al Norte de la región y sus caminos alcanzan la vertiente sur de la
cordillera Cantábrica, con varios pasos hacia el municipio vecino de Aller. Uno
de estos pasos es el puerto de Piedrafita, donde nace el río Torío, que recorre
el término de Cármenes y después el de Vegacervera en su camino hasta León para
desembocar en el Bernesga.
Tiene el Torío importantes
aportaciones de agua por su izquierda, como la del río Cansequillo, más arriba
llamado arroyo de Murias. En una propuesta para el grupo La Peñuca coordinada
por Domingo Melero, remontamos el valle de este afluente del Torío en busca
de otro paso franco hacia los valles alleranos en la vertiente norte de la
cordillera.
Valle de Cansequillo, primera parte de la caminata
La caminata se inicia a 1 250 metros
de altitud en Canseco, uno de los pueblos más altos del término de Cármenes;
atravesamos el pueblo y en buena pista de tierra vamos ganando altura por la
margen derecha del río Cansequillo. Llegamos al llano de Los Pontones donde
confluye a nuestra derecha el valle del arroyo Cascaro; nosotros seguimos por
el de Cansequillo, y pronto nos sorprende un chorrón torrencial que cae al río
desde lo más alto de la montaña que cierra el valle por su margen izquierda. Un
poco más arriba, es una fuerte cascada lo que llama la atención de los
fotógrafos; y sobre todo, un rebeco que por la ladera nevada de la sierra cruza
ajeno a la expectación de los caminantes.
Espectacular chorrón de agua al río Cansequillo
El valle se abre cada vez más
hasta llegar a las praderías de La Vegona a 1 415 metros de altitud; por
nuestra derecha viene el río, hasta aquí llamado arroyo de Murias, y una pista
remonta su cauce hacia el pico Faro y más allá el puerto de Vegarada. Lo que
tenemos frente a nosotros es la vertiente sur de la cordillera totalmente
cubierta de nieve; sin posibilidad de apreciar sendero alguno, se impone
remontar esta ladera haciendo vertical camino al andar entre la nieve. De esta
manera alcanzamos la mayor altura y primer objetivo de la jornada: el collado
de La Maera a 1 784 metros de altitud encajada entre los picos Bolero y Las
Mulas.
Praderías de La Vegona y nieve en la cordillera
Se impone un alto en el camino en
este habitual lugar de paso entre los dos valles: el de Cansequillo, que
dejamos a nuestra espalda y el del Orria, a nuestros pies, un rincón bastante
olvidado en la geografía allerana. Es muy agradable contemplar este profundo
valle cubierto de bosque y con múltiples brañas y majadas; por él corre el río
Orria que mucho más abajo cruzaremos en el lugar de su desembocadura.
Recorre el valle del Orria una pista
por la que nosotros podríamos descender hasta su final en el pueblo de Rioaller; pero no será así, porque nuestros pasos van hacia la derecha por la
senda de La Varera que comunica este collado de La Maera con el puerto de
Vegarada. Por la ladera norte de los picos La Fitina y La Fitona discurre esta
senda, en ocasiones oculta bajo los abundantes neveros motivo de diversión para
quienes se dejan deslizar en los descensos sobre la nieve blanda.
Por la senda de La Varera
Así llegamos a la vega del Pozu (1
535 metros), con dos cabañas en buen estado, algunas otras en ruinas y una
fuente con abrevadero. Poco más allá está el collado Busturil (1 503 metros)
que se asoma a dos valles alleranos: el del Orria, cuyas profundidades vinimos
contemplando y el de Carbayalín, por donde desciende desde el puerto de Vegarada el río que le da nombre.
El collado Busturil desde la senda de La Varera
Sobre el collado Busturil se eleva
el pico Castiellu, segundo objetivo de la jornada. No resulta complicado; sólo
la salida del collado por entre incómodos arbustos dificulta al principio el
camino. Después, algo de monte bajo y la desnuda piedra nos permiten ganar la
cumbre a 1 609 metros de altitud. Desde aquí, la panorámica es completa hacia
los dos valles que confluyen en la aldea de Rioaller, las montañas que rodean
Vegarada y, más a lo lejos, cumbres como Peña Redonda, La Panda, Laguna...
Cresteando la sierra, llegamos luego
al pico Caorna, cuya vertiente sur ocupa un frondoso hayedo que espera nuestros
pasos. Antes, en un pequeño collado entre el pico y el bosque disponemos el
lugar para la comida, breve y sin tiempo para el descanso y la conversación
porque la amenazante tormenta nos obliga a retomar el camino sin demora.
El pico Castiellu sobre el collado Busturil
Es el bosque de Llanacaorna un
inmenso hayedo que cuelga desde la ladera del pico hasta las profundidades del
valle de Carbayalín. No fue, por fortuna, la tormenta de consideración, así que
pudimos disfrutar en un recorrido casi vertical, sin apenas camino definido
hasta encontrar en su parte más baja la senda que nos acerca a la vera del río
de aguas torrenciales.
Por su margen izquierda llegamos a
un remanso donde se recogen las aguas para una central hidroeléctrica que
encontraremos casi al final de la caminata. Por los aledaños de esta canal caminamos
unos metros hasta la pista por la que se puede bajar desde el collado de La
Maera recorriendo las majadas y brañas del valle del Orria. Por esta pista
descendemos, ahora sí, hasta Rioaller (860 metros) y allí en la parte baja de la
aldea, en el lugar de Solasmestas es donde el río Orria desemboca en el Carbayalín;
por un puente de piedra cruzamos ambos ríos y subimos hasta el caserío desde donde
parte la pista que recorriendo el valle sube a Vegarada.
Perdidos en la inmensidad del Llanacaorna
Nosotros tomamos la carretera
trazada en 1979 para romper el aislamiento de este pueblo, y pronto nos
internamos en las reconocidas Foces de Rioaller, un profundo estrechamiento
que apenas deja libre el paso de la carretera y el río entre el pico Panda y el
Sierru del Campanal. A la salida de las foces el valle se abre, y pronto
llegamos al lugar de La Paraya (650 metros) y a la central hidroeléctrica que
aprovecha el agua de la canal que recorrimos más arriba.
Praderías entre Rioaller y La Paraya
En La Paraya se unen el río Carbayalín
y el Llananzanes dando lugar al río Mera, que más abajo, en Collanzo, al unirse
al San Isidro, pasará a llamarse río Ayer. El valle de Llananzanes fue motivo
de otra caminata hasta su parte más alta en las proximidades del puerto de Piedrafita
(Por tierras de Casomera, 14 de noviembre de 2014).
Desde La Paraya sólo restan algo más
de dos kilómetros hasta Casomera, el centro parroquial que fue hasta 1869
capital del concejo de Aller; aquí a 615 metros de altitud, bastante inferior a
la del punto de partida, termina esta caminata iniciada en el municipio leonés
de Cármenes, que después de atravesar la cordillera nos permitió recorrer y ver
estos valles alleranos que sin duda ofrecen al caminante variados alicientes
para realizar por ellos otros posibles recorridos.
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 18 de abril de 2015)
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