Desde Torre de Babia hasta Valle de
Lago, por Las Verdes y la Torre
de Peña Chana en busca de las fuentes del Sil; la collada La Paredina y la braña de
Murias Chongas
El
municipio de Somiedo, en la zona centro occidental de Asturias, con su
accidentada orografía y su marcado carácter montañoso es siempre un aliciente
para caminantes y montañeros. En su territorio declarado desde 1988 Parque Natural
por su riqueza etnográfica y natural, se enmarcan múltiples excursiones
montañeras por valles, brañas y collados, y también bosques de hayas y robles,
además de los renombrados lagos. No es el caso de este humilde caminante que
apenas había tenido oportunidad de recorrer estas tierras: una travesía de ida
y vuelta desde Santa María del Puerto hasta la cumbre del Cornón con el grupo
El Granizu de El Entrego, en el ya muy lejano año de 1988, fue la única
experiencia.
Son pues para
mí las montañas de Somiedo desconocidas, incluso más que la siempre atractiva
Babia leonesa; por eso agradecí la propuesta de Carlos de Paz (Serbal) al grupo
La Peñuca para
realizar esta interesante caminata entre Babia y Somiedo.
Praderías de la parroquia de Valle de Lago, buena muestra de la belleza de Somiedo
La
caminata comienza a 1
290 metros de altitud en el pueblo de Torre de Babia, en
el municipio de Cabrillanes de la Babia
Alta. Del pueblo, que debe su nombre a una torre medieval,
salimos por un camino carretero que asciende de manera continua y moderada;
después, el camino se convierte en senda más empinada, remontando el río de
Torre por su margen derecha, y se llega a una majada con un chozo de piedra.
Iniciando la caminata. Al fondo, el pico La Cervata
La senda sigue,
con la presencia a nuestra derecha del pico La Cervata, hasta el collado
que cierra el circo glacial por el que serpentea el arroyo de Las Verdes que
alimenta al Torre. En esta cubeta de sedimentación glacial, a 1 710 metros de
altitud, se encuentra la laguna Las Verdes, una joya ecológica que debe su
nombre a una endémica planta subacuática; sobre la laguna se levanta el pico
Montihuero, por cuya ladera entre neveros y peñascos saltan ágiles los rebecos.
El bello emplazamiento de la laguna Las Verdes
Es
necesario detenerse un buen rato en este espléndido paraje, antes de retomar el
ascenso hacia la collada Corisco (1 947 metros), donde ya contemplamos una buena
panorámica de la cordillera; desde aquí, por el corte de la sierra, alcanzamos
sin ninguna dificultad la mayor altura de la jornada: la Torre de Peña Chana a 2 018 metros de
altitud.
Desde
esta cumbre la vista se amplía incluso hasta el macizo de las Ubiñas; pero lo
más espectacular es el valle que se abre al pie de la peña: por sus amplias
praderías, que dentro de unas semanas acogerán rebaños de ovejas de la
trashumancia extremeña, corre el río Sil recién salido de sus fuentes en la
falda de Penaorniz que vemos frente a nosotros.
La Torre de Peña Chana, al fondo, desafía a los caminantes
Tras
el retorno a la collada Corisco, nos acercamos al cauce de este río que lleva
sus aguas para acrecentar la fama del Miño; por los puertos de Covalancho vamos
contemplando distintos regueros que aumentan su caudal, formando en ocasiones
bonitas cascadas, hasta que encontramos el lugar para el descanso, la
conversación y el bocadillo.
Después
del descanso hay que cruzar el cauce del río, interesante momento que se debe
hacer con tino y cautela si no se quiere caminar el resto de la jornada con los
pies mojados. Ya en su margen derecha, abandonamos el Sil que se va hacia el
sur, y nosotros seguimos hacia el norte por el valle de la Cueta bordeando prados
cercados con muros de piedra; por la ladera, sin perder altura, nos asomamos a
la collada o puerto de La
Paredina (1 740 metros), que se abre entre la Mortera del Coto y Picos Blancos. En este amplio collado, una larga pared de piedra y una
alambrada con portilla para el paso de los caminantes señalan la linde
interprovincial y, sobre todo, la separación de pastos entre Babia y Somiedo;
allí también es de destacar el nacimiento de dos arroyos: uno que se va a
nuestra espalda hacia el Sil y el otro, hacia Somiedo en la dirección de
nuestro camino.
Por la ladera, hacia el puerto de La Paredina. Al fondo, Picos Blancos
En
poco tiempo llegamos a otro punto espectacular de la caminata: Murias Chongas (1 620 metros). Es una
amplísima braña estival de la parroquia de Valle, donde hay varias cabañas,
algunas con techumbre vegetal, y corros de piedra; también en esta braña
encontramos la primera presencia de ganado: un buen rebaño bovino, muestra de
la riqueza ganadera somedana. A la salida de la braña, las aguas que la
atraviesan se recogen en una pequeña presa y se canalizan hacia el lago del
Valle.
Tenemos
ahora dos opciones: salir de la braña por la pista que nos llevaría al lago del
Valle o, dejando pista y lago a la derecha, seguir la senda que se interna en
el bosque. Esta segunda opción es la nuestra, y así atravesamos un bonito
hayedo que cuelga en la ladera; caminar por el hayedo es siempre agradable,
aunque como en este caso el camino sea poco frecuentado y presente algunos
pasos difíciles.
La braña de Murias Chongas
La
senda desciende hacia el fondo del valle el Cotán, donde suenan cantarinas las
aguas del río; lo cruzamos por un puente de hormigón y tomamos un camino de
tierra que entronca con la pista principal, sólo apta para vehículos de uso
agrícola, donde está señalizado el PR AS-15.1 Lago del Valle. Por esta pista
pronto encontramos otro cruce que señala el PR AS-15 Lagos de Saliencia.
Ya poco resta
para llegar a Valle de Lago, único pueblo de la parroquia de su mismo nombre. Allí,
a 1 240 metros
de altitud, después de atravesar el pueblo, a la orilla del río y junto al
bonito embalse, termina esta larga caminata que nos permitió recorrer lugares
de la cordillera Cantábrica de inconmensurable belleza, tanto en la zona
leonesa de Babia como en la asturiana de Somiedo.
Valle de Lago, al final del camino
Las fotos son de Juan Lobelle
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 22 de junio de 2013)
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