Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 15 de diciembre de 2011

POR LOS ACANTILADOS DEL INFIERNO

De Ribadesella a Cuerres, un recorrido por la rasa costera

Esta caminata se desarrolla por la costa de Ribadesella, partiendo de la propia villa para pasar luego a la parroquia de Collera, que es la que ocupa toda la rasa costera oriental del concejo hasta el límite con el de Llanes. El camino comienza en el centro mismo de la villa para recorrer el paseo del puerto, decorado con paneles alusivos a su historia. El primer objetivo es subir a lo alto del monte Corbero donde se encuentra la ermita de la Virgen de La Guía, levantada por el Gremio de Mareantes en el siglo XVI aunque muy reformada en el XIX. La cima del monte ofrece una buena vista de la estructura urbana, su larga playa y la desembocadura del Sella, pero también, allá entre Colunga y Parres, se aprecia el pico Pienzu, patrón de la sierra del Sueve.

 Ermita de la Virgen de La Guía sobre el monte Corbero

Se sigue el camino por un sendero empedrado que bordea la ladera del monte de forma paralela al paseo del puerto, y aquí este caminante se encuentra con la primera sorpresa: en un lugar bien vistoso, sobre la piedra que cierra el sendero, aparece una placa con la que los riosellanos recuerdan a Don Eugenio Campandegui. El caminante recuerda en su primera juventud a Eugenio Campandegui, joven sacerdote recién salido del Seminario, como coadjutor en su parroquia de Santo Toribio de Cocañín, en La Güeria de Carrocera. Seguimos caminando por el empedrado, no sin detenernos a contemplar la torre de la Atalaya, tal vez de origen medieval pero más bien modelo historicista del siglo XIX, y poco más adelante, el chalé de la Atalaya, palacete ecléptico mandado construir hacia 1922 por la viuda de un indiano riosellano enriquecido en Cuba. Tras una empinada cuesta, de súbito aparece la playa de La Atalaya, en realidad una pequeña playa urbana de piedra negra pizarrosa.

 Recuerdo al sacerdote Don Eugenio Campandegui

Pronto entramos en los dominios de la parroquia de Collera y, al acercarnos a los caseríos de Espina, coincidimos con el Camino de Santiago por la Costa, por el que caminaremos durante un trecho hasta llegar a los acantilados y playa de Arra. Allí hay un área recreativa donde se puede hacer una pequeña parada y comentar el desarrollo de la marcha; también, observar dos picos interesante: el Cuetu La Cueva y La Corona del Castiello. El primero tiene en la cima un mojón de piedras apiladas por los montañeros que hasta ella suben; es tradición de todo montañero que se precie, subir al Cuetu La Cueva llevando al menos una piedra para amontonarla en su cima. En cuanto al pico La Corona del Castiello, ya en el concejo de Parres, dicen que desde sus 448 metros de altitud, con unos prismáticos se puede contemplar en agosto el Descenso del Sella, desde su salida en Arriondas hasta la meta bajo el puente de Ribadesella.
Abandonamos el área de descanso y el camino se vuelve senda, en ocasiones confusa, que discurre por cuetos junto a fincas de labor y prados donde pasta el ganado; bordeando también las manchas boscosas de eucaliptos y pinos, y sobre todo mucho monte bajo: brezales y tojales donde se pierde la senda y resulta en extremo difícil el caminar. Si la marea está subiendo, el caminante se sorprende al encontrarse con el ruido que producen algunos bufones; así pasamos junto a los acantilados del Infierno y Tomasón, el hermoso islote de Paluverde y el pico Les Gaviotes: es la parte más agreste y dura de la caminata, pero también de una belleza incomparable.

El hermoso islote de Paluverde

         La llegada al Área Recreativa de Guadamía se agradece, pues aquí está prevista la comida. Es un área bien cuidada, con mesas y paneles informativos, desde donde es posible divisar los espectaculares chorros de los bufones en la rasa de Llames de Pría al otro lado del  río Guadamía, que marca el límite entre los concejos de Ribadesella y Llanes. Este río está cruzado por numerosos y llamativos puentes, y sus aguas alimentaron varios molinos, algunos de los cuales, aunque inactivos, aún se pueden ver; en su desembocadura forma un pequeño estuario con una pequeña playa triangular, también conocida como de Los Bufones o Castru Les Arenes. Por el área recreativa pasa el PR-AS 276 de reciente trazado, que esta reconocido como circuito de orientación en Ribadesella.

 Área Recreativa de Guadamía

Después de la comida, sólo queda una hora de camino por una pista y luego una encrucijada de carreteritas en la margen izquierda del río, siguiendo las señales de PR antes citado, hasta llegar al pueblo de Cuerres, un lugar con las viviendas diseminadas en varios barrios al pie de la sierra de Las Pandas. Por allí pasa el Camino de Santiago y allí, al lado de la ermita de San Mamés, del siglo XVI, y la fuente de Los Peregrinos termina nuestra caminata, después de recorrer toda la zona oriental del concejo de Ribadesella por su agreste costa de rocas calizas sobre la que se estrella el mar Cantábrico, al que se asoman los verdes prados y los bosques de eucaliptos y pinos: sin duda, una de las costas más bellas de la Península y todo un aliciente para un entretenido caminar en las últimas semanas de otoño.  

Las fotos son de Juan Lobelle


                                 (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 10 de diciembre de 2011)

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