Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 3 de febrero de 2017

EL CAMINO DE SAN SALVADOR



Última etapa: hasta Oviedo desde Ablaña por Baíña, Valmurián, Olloniego y La Manjoya

            Toca hoy comentar la última etapa del Camino de Santiago por San Salvador; el que recorrían los peregrinos medievales que en León abandonaban el Camino de Santiago Francés para visitar la basílica de San Salvador en Oviedo. Un itinerario que les obligaba a recorrer las ásperas tierras del norte de León, atravesar la cordillera Cantábrica por el entonces llamado puerto de Arbás y descender luego hasta el fondo del valle. Un terreno, el de los valles del Lena y el Caudal, entonces sin duda con un aspecto orográfico muy distinto al que encontramos los caminantes de hoy; con la continua presencia de la autovía, el ferrocarril y zona industrial.

Ruinas medievales al paso del camino.
 
            Así, el actual trazado del camino, al llegar a Mieres recorre la villa urbana hasta La Peña, donde hay un albergue de peregrinos; aunque nosotros en aquella penúltima etapa seguimos por la Senda del río Caudal hasta terminar en Ablaña. Si bien, a partir de Mieres la señalización actual discurre por la N-630, nosotros iniciamos, una buena mañana del mes de enero, esta etapa final donde terminamos la anterior: en Ablaña de Arriba, parroquia de Loredo. Y la propuesta de José Montero, patrón del Camino para el grupo La Peñuca, nos lleva con muy buen criterio a recorrer la primera parte siguiendo el trazado de la Ruta de la Plata; y es que ya lo dejó dicho el poeta: "A Roma por todas partes se va... lo que importa es caminar".

Oviedo, San Salvador, se asoma al final del camino.

            Después de Ablaña, por carretera local al lado del ferrocarril y a la vista de la N-630, llegamos a La Pereda, que fue importante lugar de embarque en Renfe y Feve del carbón de Riosa y Morcín. Y si de zona industrial hablamos, ya hemos dejado atrás la central térmica y cerca de aquí, la Thyssen fabrica sus escaleras mecánicas. Cruzamos por puente de hierro a la margen derecha del río Caudal y llegamos a Baíña. Dejamos a nuestra izquierda el río, que va a desembocar al Nalón en Soto Ribera, y miramos hacia la sierra de Llagos que se levanta sobre el caserío de Baíña.

El camino al inicio, entre el río Caudal y el ferrocarril.

            Por la ladera sur de esta sierra ascendemos en buen camino de tierra hasta Valmurián, aldea de la misma parroquia de Baíña situada en un altozano y a la que llega una pista bien hormigonada. Por esa pista seguimos el ascenso, siempre con buenas vistas a todo el valle del Caudal. Pasando por las caserías de La Teyera, La Gatera y Navalín, a 415 metros de altitud, podemos observar el enorme tajo que dejaron en la sierra las excavaciones de la cantera El Peñón.

Detalle de Valmurián, en la sierra de Llagos.
 
            Estamos en la parte más alta de la sierra, que se levanta entre los municipios de Mieres, Ribera de Arriba y Oviedo; la carretera comienza un leve descenso hacia el este y, dejando a la izquierda la que comunica con Sardín y Soto de Rey en el término de Ribera de Arriba, nos lleva hasta el alto El Padrún, uno de los hitos de esta etapa. El Padrún es una collada a 320 metros de altitud entre las sierras de Fayéu y Llagos, separando los valles del Caudal y el Nalón. Hasta el año 1836 fue el límite norte del antiguo Conceyón de Lena, que hasta aquí extendía su territorio desde el mismo puerto de Pajares. Hoy es el límite entre Mieres y Oviedo y lo atraviesa la AS-242, que durante mucho tiempo fue la más importante carretera nacional entre el centro de Asturias y León.

Llegando a la casería en el alto El Padrún.
 
            A esta carretera se refiere Jovellanos en su "Carta del viaje de León a Oviedo" dirigida a Antonio Ponz. Cuando Jovellanos hizo este viaje a finales del siglo XVIII, la carretera estaba en plena construcción y sólo llegaba desde Oviedo a Santullano. Destaca en su carta "la aspereza y altura del terreno en la célebre cuesta del Padrún, que me pareció tomada con gran conocimiento, aunque será todavía algo agria para subir y bajar en diligencia" (1).
            Después de la obligada pausa en tan emblemático lugar, aprovechando el agradable sol de esta mañana de enero y contemplando la sorprendente escombrera de Pumardongo que se levanta casi a nuestros pies, retomamos el camino hacia el norte: a partir del Padrún la señalización de la Ruta de la Plata y el Camino de San Salvador coinciden.

Vista desde El Padrún; en el centro, la escombrera de Pumardongo.
 
            Pasamos por Casares, la primera casería de la parroquia de Olloniego y seguimos el descenso por camino empedrado, sin duda vestigios de la antigua calzada medieval, enlazando con la AS-242 en alguna de sus curvas. Cruzamos el arroyo San Frechoso, que desde la sierra de Fayéu baja por su valle hasta desembocar al Nalón en Olloniego; pasamos por El Alcantarillón, casería al lado mismo de la carretera, y ya en el fondo del valle, por amplia pasarela de hierro cruzamos sobre la A-66.
            En todo este descenso tenemos a la vista el disperso y soleado caserío de La Mortera en la ladera sur de la sierra de Tudela, en la que destaca el pico Castiello. Sobre él se levantan bien visibles los restos del castillo que durante el siglo XII fue testigo de algunos acontecimientos novelados en un libro de reciente aparición.

La sierra de Tudela con La Mortera y, a la izquierda, el pico Castiello.
 
            Olloniego se extiende en la margen derecha del río Nalón a lo largo de la AS-242. Nosotros recorremos el pueblo para contemplar a la salida el puente medieval que en 1676 una riada del Nalón, al cambiar su cauce, dejó en seco. Muy cerca están la torre y el palacio de los Muñiz, del siglo XIII. Parece ser que la torre fue levantada para vigilar el paso sobre el Nalón, obligado al pago de un portazgo concedido por Alfonso VII al monasterio de San Pelayo.
            La aldea de El Portazgo está algo más allá, después de cruzar el río por el nuevo puente, levantado en 1780. En esta aldea, en pleno meandro del Nalón, hay un edificio datado de 1833, que sin duda fue fielato ocupado en el control y pago al paso de personas y mercancías.

El puente medieval abandonado por el río Nalón.
 
            El camino, de nuevo por caleya bien empedrada entre bosque de castaños y pradería, tiene ahora considerable ascenso hasta el lugar donde hubo un polvorín y hoy ocupan las instalaciones de uno de los centros del Proyecto Reto. Es un altozano que mira al sur, entre el pico Llanza, también conocido como Peña Arnea, y el alto de la Manzaneda: un buen lugar, sin duda, para el esperado descanso, la comida y la conversación.

Después de Olloniego, el camino se empina hacia el pico Llanza.
 
            Tras el descanso, bordeando el pico pronto llegamos a Picullanza, casería de la parroquia de Pereda, en el pequeño municipio de Ribera de Arriba; y algo más allá, a 340 metros de altitud, la Venta del Aire, en la misma parroquia pero ya en la linde con el término municipal de Oviedo. Por Pereda, parroquia meridional de Oviedo, continuamos nuestro descenso. Pasamos por San Miguel, nos encontramos con el arroyo de Ceprosa, que nace en las estribaciones del pico Llanza, y seguimos su margen izquierda hasta su unión con el arroyo Morente, que viene de San Esteban de las Cruces. 
            Al dejar atrás los dos arroyos, pasamos por Casielles y, poco más abajo entramos en La Manjoya; varias entidades de población: Los Prietos, El Medio, El Caserón..., y por la Bolgachina y el Parque de Invierno entramos en zona urbana. En este recorrido por La Manjoya es de destacar el encuentro con la ermita de la Merced, ruinas en las que destaca un curioso arco de medio punto.

El camino al paso por la aldea de San Miguel.
 
            Hay quien relaciona el topónimo Majoya con la expresión "Mon joie", grito que los peregrinos lanzaban al verse próximos a la ciudad; algo semejante al monte del Gozo en Santiago de Compostela. Y es que desde La Manjoya ya columbramos la única torre de la catedral de San Salvador, el final del camino; este Camino de Santiago por San Salvador que La Peñuca fue haciendo desde León en siete etapas. Y aquellos peregrinos medievales aún debían tener fuerzas para continuar hasta su destino final en Compostela por el llamado Camino Primitivo, el que recorrió el rey Alfonso II cuando se tuvo noticia del hallazgo del cuerpo del santo. En todo caso, una sorprendente aventura la de aquellos auténticos y esforzados peregrinos, y un hermoso legado para disfrutar nosotros en caminatas como la de este estupendo día de finales del mes de enero. -Vale.

 Espléndida panorámica desde el alto El Padrún; 
de izquierda a derecha: el Gamoniteiru, el Aramo y la Gamonal.

(1) Gaspar Melchor de Jovellanos: Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz). Oviedo, 2003

Las fotos son de Juan Lobelle.

                      (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 28 de enero de 2017).

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