Desde Bustio hasta Pendueles: San
Emeterio, Pimiango, La Franca (playa), Santiuste, Buelna (playa)...
En la costa más oriental de Asturias
se encuentran el pequeño municipio de Ribadedeva y el más extenso de Llanes.
Ambos municipios comparten algunas áreas de Paisaje Protegido: en el interior,
la Sierra de Cuera y además, el de la Costa Oriental. Este paisaje Protegido de
la Costa Oriental comprende en Ribadedeva sus nueve kilómetros de litoral, el
más al este de Asturias, entre las desembocaduras de los ríos Cabra y Deva, en el
límite con Cantabria; todo pertenece a la parroquia de Colombres, una de las
tres que componen el pequeño concejo. En cuanto al concejo de Llanes, su costa
más oriental ocupa la parroquia de Pendueles, desde el río Novales hasta el ya
citado Cabra.
También en la costa, los dos
municipios cuentan con lugares catalogados como Monumento Natural o Patrimonio
de la Humanidad. Algunos de ellos tendremos la oportunidad de encontrarlos en
esta caminata por acantilados y bosques de ribera a través de las parroquias de
Colombres y Pendueles. Buena parte de
este recorrido coincide con el señalizado como GR E-9 Senda Costera Norte; pero
no todo, pues lo propuesto y coordinado en el grupo La Peñuca por Rafa
Carretero abandona, con buen criterio, este trazado oficial buscando siempre el
paso por los lugares de mayor interés.
Hermoso atardecer al final de la caminata.
El camino se inicia en Bustio,
pequeño puerto pesquero en la margen izquierda de la ría de Tinamayor, el
confín más oriental de Ribadedeva y de Asturias. Junto al viejo puente de
hierro que comunica con Unquera, ya en Cantabria, hay una plaza con un cartel
del citado gran recorrido europeo, lo que nos recuerda que ya en otra ocasión
coincidimos con este GR: fue en la primera caminata del año (Por Carreño y
Gozón, 21 de enero de 2016).
La pista por la que iniciamos el
recorrido de hoy pasa bajo la vía del ferrocarril y la A-8, para acercarnos a
las praderías e instalaciones ganaderas de La Texera. Bordeando el bosque de
eucaliptos, conforme vamos ganando altura ya vemos a nuestra izquierda, al otro
lado de la autovía, la villa de Colombres, cabecera parroquial y capital del
concejo; hacia el norte, en el alto de la pequeña sierra por donde ascendemos,
vemos Pimiango, otra de las localidades de esta parroquia.
El camino en el bosque por la sierra de Tina.
Por Pimiango
pasaremos, pero bastante más tarde, porque antes nuestro camino hará un amplio
recorrido. Atravesando el bosque en dirección nordeste, después de un corto
pero costoso ascenso, llegamos a la planicie en cuyo borde más oriental está el
llamado Mirador de Tina. Situado en la vertical misma de la ría, nos permite
contemplar las localidades de Unquera y Bustio; el recorrido del agua hacia la
mar y los estores inundables convertidos en magníficas praderías; también al
fondo hay una buena panorámica de Picos de Europa, con la
inconfundible silueta del Urriellu.
Espléndido panorama desde el Mirador de Tina: Unquera, Bustio, la ría...
Después de contemplar el panorama,
regresamos por la planicie hasta el cruce que habíamos dejado atrás, para
iniciar el descenso siempre por el frondoso bosque hasta el segundo encuentro
de la jornada: el Monasterio de Santa María de Tina. Entre las ruinas de este
monasterio que fue cisterciense, destacan los restos de la iglesia con rasgos
románicos y góticos de los siglos XIII y XIV levantada sobre otra del siglo X,
según leemos en el oportuno cartel informativo. El conjunto se levanta en un
sugestivo paraje rodeado de vegetación, entre la que hay algunas encinas, las
situadas más al norte no sólo de Asturias sino de toda España.
Detalle del Monasterio de Santa María de Tina.
El tercer encuentro de la jornada,
tras el paso por un puente de madera sobre un pequeño arroyo y el recorrido por
la pista empedrada, nos espera en la ermita de San Emeterio y su entorno, una
hermosa campa en medio del bosque, donde se celebra la anual romería campestre.
La ermita es un edificio tradicional con espadaña y un amplio pórtico lateral
sobre murete de piedra. Después encontramos la Cueva del Pindal, que aunque
cerrada -las visitas se deben solicitar con antelación y para grupos reducidos-
merece la pena aproximarse a su entrada; situada en una plataforma sobre un
fuerte acantilado, hasta ella se desciende por una amplia escalinata. La cueva
está considerada desde 2008 como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La ermita de San Emeterio y su acogedor entorno.
Luego el camino nos acerca a los dos
edificios donde está instalado el Centro de Interpretación del Entorno de San
Emeterio: monasterio, ermita, cueva y también el faro en la punta más
septentrional de Ribadedeva. Hasta aquí, donde hay un amplio aparcamiento,
llega la carretera que nos llevará al pueblo de Pimiango, pasando antes por el
collado sobre el que se levanta el Morador del Picu. Es una amplia plataforma
de hormigón desde la que se alcanza a ver la Sierra de Cuera y la totalidad del
Macizo Central de Picos, en la que destaca una vez más el Naranjo de Bulnes, al
que sin duda debe su nombre el mirador; hacia el norte el faro de San Emeterio
y la inmensidad del Cantábrico.
Indicador del camino hacia la Cueva del Pindal.
Ahora sí, la carretera nos acerca a
Pimiango a 156 metros de altitud sobre el nivel del mar. Atravesamos el pueblo,
en cuya iglesia de San Roque se guarda la imagen románica de la Virgen que
perteneció al monasterio de Santa María, y pasamos ante una pequeña escultura
en homenaje a los zapateros ambulantes, que fueron tradicionales en este
pueblo. Después, el camino sigue por buena senda entre zonas de bosque y otras
de prados con cabañas ganaderas, siempre a cierta distancia de los acantilados
marinos; hasta que comenzamos a divisar el disperso caserío de La Franca, la
localidad más occidental del concejo de Ribadedeva.
Después de Pimiango, el camino entre bosque de eucaliptos.
En la playa de La Franca desemboca
el río Cabra que nace en el Oju de la Borbolla, tiene fama de truchero y
contuvo varios molinos harineros. Al salir de la playa, cruzamos el río y ya estamos
en el concejo de Llanes. Por la vieja N-634 caminamos unos doscientos metros
hasta una pequeña área recreativa, donde tomamos un senda casi oculta en la
maleza que nos sube hasta Santiuste, el primer lugar y más oriental de la
parroquia de Pendueles.
Al fondo espera la playa de La Franca.
Por las praderías bordeamos el Cerro
Cobaredo que cierra el paso a la inaccesible playa de Horcanera, y dejando a la
derecha el Castrón, un islote rocoso cobijo de las gaviotas, y la Punta de Santiuste,
nos acercarnos al borde mismo del acantilado. Entramos así en la zona de los
bufones de Santiuste, y a partir de aquí, en lo que podemos considerar la
segunda parte del camino, todo será distinto: por la rasa marina, siempre al
borde del acantilado y por las praderas que se asoman al paredón marino.
Praderas y ganado en los alrededores de Santiuste.
Cruzamos en Puente Caballo una riega
que allí mismo desemboca y, cuando ya tenemos a la vista el pueblo de Buelna al
lado de la A-8 y frente a la Plana de la Borbolla, llegamos al Cobijeru, otro
de los encuentros bien esperados de esta caminata. Es la Cueva de Cobijeru;
Monumento Natural del Principado por sus relieves cársticos que tenemos
oportunidad de ver y palpar cuando en ella penetramos provistos de linternas y
focos, al paso hacia la dolina o playa interior, a la que sólo podemos
asomarnos al estar ya cubierta por el agua de la marea subiendo. Después de tan
espectacular encuentro, aún pudimos contemplar en el Cobijeru los restos de un
molino de marea; uno de los muchos que hubo en esta zona de Buelna.
La segunda parte de la caminata, siempre al borde del acantilado.
El camino entra ya en su tramo
final. Las playas de Buelna y de Vega, dos entrantes cuyos arenales se unen en la
bajamar, la Punta de Buelna y la vista a los islotes de Piedras Llegueras y los
Picones, es lo que dejamos atrás antes de llegar a Pendueles, donde todos los
veranos se dan cita los Encuentros Literarios. Entramos en el pueblo por la
calle que recorre los muros de la gran finca del palacio de los Mendoza Cortina,
y en la plaza junto a la iglesia parroquial finalizamos la caminata. Hubo de
todo y encontramos todo lo esperado: bosques, abruptos acantilados, amplias
vistas al interior, interesantes lugares para detenerse y mirar... Así no es de
extrañar que la llegada a Pendueles fuera al ocultarse las últimas luces del
día.
Desde la sierra de Tina: Colombres, la capital municipal
de Ribadedeva, y al fondo Picos de Europa.
de Ribadedeva, y al fondo Picos de Europa.
Las fotos son de Juan Lobelle.
(El
grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 3 de diciembre
de 2016).
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