Ruta costera por La Mariña Lucense,
entre los puertos de Foz y Burela
La comarca de La Mariña se extiende,
abierta al mar Cantábrico, más allá del río Eo en la provincia gallega de Lugo.
En ella está trazado el Camino Natural Ruta del Cantábrico en siete etapas; las
dos primeras en La Mariña oriental, la más próxima a Asturias. Ambas etapas las
recorrimos los del grupo La Peñuca con inicio en la playa de Las Catedrales y
final en Ribadeo y Foz respectivamente. Así quedó constancia de ello en sendos
artículos de este blog: (Más allá del río Eo, 26 de febrero de 2016); (Más allá
del río Eo (II), 24 de marzo de 2017).
Ahora, José Ramón Azcano, con el
bien ganado título de patrón del camino por La Mariña, nos propuso y coordinó
seguir el recorrido hacia occidente; una hermosa sucesión de playas de arena
blanca y limpia, alternando con antiguos vestigios de castros y zonas verdes y
urbanas bien cuidadas. Y como en etapas anteriores, por una senda bien
señalizada, de suelo enlosado, empedrado o de tierra firme que hace siempre
cómodo y agradable el camino; sin olvidar las áreas recreativas y de descanso
que jalonan nuestro paso.
Siempre con vistas al mar... y más allá.
Iniciamos en esta ocasión nuestro
recorrido en el puerto de Foz, en la ensenada de Rego, y podemos divisar en la
otra margen gran parte del camino de la etapa anterior que aquí mismo
finalizamos. Avanzamos por el paseo marítimo y pronto alcanzamos la playa de
Rapadoira, en la bocana misma de la ensenada.
En la línea del acantilado, por una
oportuna pasarela de madera cruzamos la cala de Ronqueira, y ya tenemos al
frente una buena vista de toda La Mariña Occidental y, al fondo, la zona urbana
de Burela donde nos espera el final. El camino sigue, dejando a nuestra derecha
la playa de Llas, el castro del mismo nombre, la punta Os Bois, los islotes y
la playa de Paizas; todo un agradable recorrido que continúa por un camino de
tierra hasta entrar en la Rúa das Chaves.
Una de las muchas playas del camino: la de Rapadoira.
Nos encontramos con la vía del FEVE,
la antigua línea Gijón-Ferrol, a la que nuestra senda sigue paralela hasta que
llegamos a la playa A Pampillosa. Es la desembocadura del río Ouro y todo este
entorno está considerado por la Junta de Galicia como Lugar de Importancia
Comunitaria. El Ouro es uno de los ríos gallegos más largos de la vertiente
cantábrica; nace en la sierra de Gistral, concejo de Alfoz. Después de cruzar
bajo el trazado del ferrocarril y la N-642, superamos el río por un viejo y
restaurado puente de hierro, para seguir por la senda bien enlosada en piedra.
Todo el camino entre la vegetación y el mar.
Así bordeamos Fazouro, el pueblo, y
poco más allá tenemos la punta también llamada de Fazouro. Allí, sobre el mismo
acantilado, está el castro, adecuadamente ambientado para la visita de
caminantes y turistas; varios paneles informativos y un área de descanso, un
buen lugar para el primer alto en el camino. Después, pasamos junto a la playa
de Arealonga, como su nombre indica tal vez la más larga de la comarca, y llegamos
a la villa de Nois, con su puerto que en otro tiempo fue adelantado en la pesca
de la ballena.
Detalle del castro de Fazouro al borde del acantilado.
Dejamos atrás Nois pasando junto a
su iglesia parroquial, y de nuevo la ilimitada sucesión de playas: As Polas, Da
Fame y Dos Xuncos, donde desemboca el río Alemparte que también superamos por
la correspondiente pasarela de madera. Disfrutamos con la vista hacia el islote
Os Castelos y nos acercamos a Cangas de Foz. En el campo de la iglesia de San
Pedro, hay una interesante morera incluida por la Junta en el catálogo de
árboles singulares. Allí mismno, junto al polideportivo municipal y el centro
de reunión ciudadana, está el área de descanso que es el mejor lugar para nuestro
consabido momento de la comida y la conversación.
Y el fotógrafo quiso contemplar a sus pies, desde
el campanario de la iglesia, todo el caserío de Nois.
Al abandonar Cangas, nos acercamos
de nuevo a la carretera nacional; incluso la cruzamos, y por senda de asfalto,
caminamos un buen trecho paralelos a la calzada. Nuevas playas quedan a nuestra
derecha: Das Areuroras y Do Cantiño, y luego las puntas de Area y das Cabras.
Entonces, abandonamos el concejo de Foz y entramos en el de Burela. Este último
es un concejo creado en 1994 por segregación de la parroquia homónima del de
Cervo.
Ya tenemos a la vista la villa
municipal, Burela, y afrontamos la recta final de nuestro recorrido. Primero
por un bello paseo paralelo al ferrocarril; dejando a la derecha una amplia
área donde se asientan industrias conserveras, de astilleros y madereras. No en
vano el puerto de Burela cuenta como el más próspero de todo el mar Cantábrico,
con una gran flota dedicada a la pesca de la merluza, el pez espada y, sobre
todo, el bonito.
El camino ahora por un bosque de eucaliptos.
El puerto ya lo tenemos a la vista,
y en plena zona urbana recorremos algunas calles para finalizar en la amplia explanada.
Allí nos acoge un buen chubasco que por fortuna se demoró hasta el momento
final de la caminata. Fueron algo más de 20 kilómetros en un recorrido costero,
bello, entretenido y agradable como el que más; sólo resta animar al patrón
para que proponga la continuación de esta ruta por La Mariña occidental hasta San
Ciprián o tal vez Viveiro, ya en el límite de la provincia gallega de Lugo.
Hermoso paseo marítimo en Foz; allí empezó el camino.
Las fotos son de Juan Lobelle.
(El
grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 7 de abril de
2018).