Desde el Puerto Ventana a los Huertos
del Diablo por La Expriella y la Vega Socellares, para regresar al puerto por
la Vega los Pozos y la Collada Socellares
El Alto Ventana se encuentra entre
los concejos de Teverga, Quirós y San Emiliano de Babia. En un amplio collado
se abre el puerto, paso tradicional entre la zona central asturiana y la Babia
leonesa; de Asturias asciende la AS-228 por el valle del Trubia y el concejo de
Teverga, para enlazar con la LE-481 que desciende hacia Torrebarrio y San
Emiliano.
También desde Ventana parte una
pista hasta el pueblo quirosano de Ricabo, pasando por la collada donde está la
ermita de Trobaniello. Por esta pista discurre el GR-207 Ruta de las Reliquias;
nosotros la hemos recorrido hace algún tiempo en dos etapas, de las que hay
constancia en sendos artículos de este blog titulados Tierras y pueblos de
Quirós, (10 de noviembre de 2012 y 15 de marzo de 2013).
Los Huertos del Diablo son dos
cumbres gemelas en el sector norte del macizo de Ubiña, en la divisoria
asturleonesa. Esta situación y las vistas que ofrecen les dota de un gran
atractivo montañero, por lo que el acceso desde Ventana está bien señalizado
con los típicos jitos de piedra.
En la foto de Ana Fabián al final del camino,
la pista a Ricabo, bosques y valles de Teverga.
Sin embargo, en esta caminata del grupo La
Peñuca, propuesta y coordinada por Tino Vázquez, realizamos un recorrido
circular más amplio; primero por las altas tierras de Quirós, parroquia de
Ricabo, para regresar al puerto por los rincones más septentrionales de la
Babia de Yuso.
Iniciamos, pues, el camino en el
puerto Ventana, a 1 586 metros de altitud, por la pista a Ricabo con piso de
tierra en muy buen estado. Un recorrido casi llano, de unos tres kilómetros
hasta la collada La Expriella (1 601 metros); allí, abandonamos la pista y
seguimos por una senda entre pradera y monte bajo por la Cuesta Agria, hasta
llegar a la campera de Cueñas Albas (1 779 metros).
Al iniciar el camino en el puerto, la primera fuente.
Esta campera, en la base del pico
Beiforco, merece un alto en el camino, pues se abre a la amplia vega de
Socellares, propiedad comunal del pueblo de Ricabo que tiempo atrás se
arrendaba a pastores trashumantes; hay en ella una laguna que en estos días de
verano es apenas un pequeño humedal. Bordeando la vega campo a través y con
algunos trazos de senda, el ascenso se acentúa hasta alcanzar la Muesca de
Bullacu a 1 912 metros de altitud.
Entre monte bajo por la Cuesta Agria.
A partir de aquí, nuestro camino
debe seguir dirección sur, por lo que dejaríamos a la espalda el pico Campu
Faya; pero como la propuesta de Tino incluye el ascenso a su cumbre, allá nos
vamos aunque en este momento se vea cubierta de niebla. Una vez arriba,
comprobamos que fue un acierto, porque el Campu Faya, de 1 942 metros de
altitud, es el punto más al norte del cordal que recorreremos para llegar a los
Huertos, que son el objetivo de la jornada. Regresamos, entonces, a la Muesca
para iniciar el cresteo y alcanzar primero el pico Sobre el Tambarón (2 005
metros), la cumbre más alta del monte que le da el nombre, Monte Tambarón, y
luego el Sobre el Prau la Sicha (1 976 metros).
La vega de Socellares desde la subida al Campu Faya.
Todo este recorrido por la crestería
sin camino marcado, la guinda de la jornada, lo realizamos por la margen
derecha sin apenas cortada sobre la vega de Socellares y contemplando hacia el
sur cada vez más retazos de la Babia de Yuso. Pero es inevitable asomarse en
ocasiones hacia la izquierda, al norte, siempre eso sí con mucha precaución: al fondo de un
impresionante desplome de al menos 600 metros, vemos los puertos de Agüeria. Bajo
la mole de Peña Rueda, están estos puertos, que se reparten entre las parroquias
de Ricabo y Lindes, cubiertos por grandes matas de carrascos y también
riquísimas praderas con cabañas, como las de La Cardosa y La Cardosina; en
verdad, emociona contemplar su amplitud desde esta vertical altura.
Detalle del agradable recorrido por la crestería.
Finalizamos el trayecto por la
crestería, cuando llegamos a la horcada frente a la que se levanta el primer Huerto
del Diablo. Por una pequeña canal descendemos hasta los 1 926 metros, y desde
allí iniciamos el más prolongado ascenso, que aunque sea el más fuerte, no
tiene ninguna dificultad: por pradera con algo de monte bajo y también algo de
piedra caliza al final, llegamos a la cumbre del esperado Huerto del Diablo
Norte a 2 100 metros de altitud.
La niebla sobre la cumbre del Huerto del Diablo Norte.
La parada para el descanso estaba
pensada en el segundo Huerto, pero tal vez fuera la belleza del paisaje
recorrido hasta aquí la que demoró más de lo previsto el camino; así que lo
avanzado de la hora hizo conveniente el cambio de planes, en cuanto los
primeros bocadillos salieron de las mochilas. Por lo demás, la conversación
estaba asegurada contemplando hacia el norte el panorama que se pierde más allá
de Quirós, la sierra del Aramo y las antenas del Gamoniteiru; con buena vista,
muy a lo lejos, algunos adivinamos hasta la sierra de Peñamayor, mi Peña.
Mientras tanto, mucho más cerca, en
el propio macizo de Ubiña, los más amantes de los riscos pasan lista a las
altas cumbres que nos rodean: Ranchón, Fontanes, Farinientu... Hacia el sur,
toda la hermosa Babia de San Emiliano o Babia Baja, la carretera que sube al
puerto y pueblos como Torrebarrio o Genestosa.
Panorámica hacia el norte; y a la derecha las renombradas
cumbres del macizo: Farinientu, Fontanes, Ranchón...
Después del descanso, viene el
descenso a la collada (2 046 metros) que se interpone entre las dos cumbres
gemelas, para desde allí sin ninguna dificultad y siempre por la línea
interprovincial, llegar a la cima del Huerto del Diablo Sur, que con sus 2 133
metros de altitud es nuestra cumbre de la jornada. Desde ella, además de
acercarnos aún más la panorámica anterior hacia Babia, podemos observar el
recorrido que nos llevará al final de la caminata.
Por la collada, hacia el Huerto del Diablo Sur.
Este último tramo coincide con el
que aparece bien señalizado para el ascenso directo a los Huertos. Nosotros
descendemos a la Vega los Pozos en tierras de Babia, desde donde ya vemos muy
cerca la mole de Los Fontanes y algo más allá la misma Peña Ubiña, cuya cara
hacia el sur se ve muy diferente de la que contemplamos por el norte, desde
tierras de Lena, por ejemplo.
Bordeamos luego la Peña del Melluque
y entramos de nuevo en Quirós para ascender a la collada Socellares; ésta
separa la para nosotros conocida y recorrida vega de Socellares de la de Campo
Fermoso en Babia. Dejamos la primera a nuestra espalda, y de nuevo por Babia y
luego siguiendo el límite provincial llegamos a Los Canales, donde nos
encontramos con lo que, no por esperado, nos resulta menos sorprendente: restos
de viejas explotaciones de carbón (antracita) a cielo abierto.
Bonita imagen de los Fontanes y Peña Ubiña.
Hasta aquí llega la pista de acceso
a la explotación, ahora de exclusivo uso ganadero hacia las praderías que
tratan de reponer el entorno, y que nosotros hoy vemos repletas de ganado vacuno.
Por esta pista bordeamos el Peñón de Ventana dejándolo a nuestra izquierda, y
luego atajando por la propia pradera, descendemos al Alto Ventana, el puerto
donde iniciamos la jornada: una caminata hacia los Huertos del Diablo, con un
interesante recorrido que nos ofreció momentos de espectacular belleza.
Peña Rueda y los puertos de Agüeria desde el camino por la crestería.
Las fotos, excepto la primera, son de Juan Lobelle.
(El
grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 23 de julio de
2016).
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