Desde La Paraya por el camino del
puerto de Piedrafita hasta el collado y la majada de Bustempruno, para
finalizar en Casomera
Casomera
es de las 18 parroquias del municipio de Aller la más meridional, y sus tierras
se elevan en la cordillera hasta los límites con León en el término municipal
de Cármenes. La collada de Bustempruno y el puerto de Piedrafita están en el
límite mismo entre las dos regiones; y hasta el puerto llega un camino
tradicional de paso que tiene origen romano y que asciende por el llamado valle
de Llananzanes: nosotros lo recorrimos en la primera parte de esta caminata
propuesta por José Manuel Álvarez para el grupo La Peñuca.
Iniciamos
el camino en La Paraya,
en la AE-6 a 650 metros de altitud,
unos metros antes de donde se encuentra la pequeña central hidroeléctrica
inaugurada en 1922. Atravesamos el pueblo y ascendemos por una estrecha
carretera rodeada de castaños hasta la aldea de Llananzanes a 790 metros de altitud en
la ladera de la sierra que le da nombre.
El bosque, casi constante en toda la caminata
.
A partir de
aquí el camino es a veces de tierra y barro, a veces empedrado, pero siempre a
la sombra del frondoso hayedo y en continuo ascenso. A nuestra derecha, al fondo
del valle discurre el río Llananzanes y a la izquierda vemos el canal del agua
que mueve las turbinas de la citada central eléctrica. Así hasta que, después
de caminar unos metros por el muro del mismo canal, en el Cantu Posaorio
debemos cruzar el arroyo la
Carbazosa por un endeble puente artesanal que pone a prueba
el equilibrio de los caminantes; es el lugar donde el canal recoge las aguas de
la sierra.
El
ascenso se acentúa hasta llegar a la vega Campanal, formada por Campanal de
Abajo, prados cercados y algunas cabañas, y Campanal de Arriba (1 318 metros), donde
se impone una primera parada. En esta majada de Campanal de Arriba hay una
fuente con abrevadero y varias cabañas, una de ellas emparedada entre dos
grandes monolitos de piedra, y se disfruta de buena vista hacia la mole de Peña
Rueda del Pino.
Desde Campanal de Arriba, las cumbres nevadas
Seguimos
el ascenso por buen camino y empinados repechos; pasamos por el collado Rocín,
con ruinas de corros de piedra y la pradera cubierta con una ligera capa de
nieve, y dejamos a la izquierda el camino que por el bosque va hasta la braña
de Llananzanes; cruzamos el arroyo de San Pedro que baja a desembocar en el
Llananzanes y llegamos a la majada de San Pedro (1 530 metros). Esta
majada es un hito importante, porque aquí estuvieron la ermita y la venta que
servía de descanso a los arrieros que recorrían este camino: de ambas
construcciones quedan visibles restos en la pradera.
Curiosa cabaña empotrada, en Campanal de Arriba
Por
la Cuesta de la Loma los Caseros culminamos
nuestro ascenso a 1 640
metros de altitud: estamos bajo el puerto de Piedrafita
y del Cueto Vea, ambos cubiertos de niebla. Abandonamos el camino y seguimos
por una estrecha senda que, entre incómodo monte bajo de abundantes escobas,
recorre la ladera del Cueto Vea hasta salir a la collada de Bustemprubo (1 648 metros).
Esta
collada, que en algunos documentos aparece también como Bustembruno, está en el
límite entre ambas comunidades. El viento azota con fuerza, pero es necesario
cruzar la valla de separación de pastos para asomarnos a la ladera sur donde
nace el río Torío, importante afluente del Bernesga y muy apreciado por los
pescadores, que desciende por el valle de Aguazones, atraviesa el término de
Cármenes y después el de Vegacervera recorriendo sus renombradas Hoces.
El camino, a veces empedrado
A
partir de aquí todo será descenso; primero por senda entre monte bajo hasta la
majada de Bustempruno (1
400 metros), dejando a nuestra izquierda la Senda de los Segadores que
va hacia la loma de Valverde. La majada de Bustempruno tuvo antaño mucha vida
ganadera. La atraviesa el arroyo del mismo nombre, que nace en la ladera norte
de la collada, y en él se instalaban las ocheras, pequeños estanques para
conservar la leche tan fresca como en una nevera. Hoy la majada está abandonada
como casi todas las de los puertos altos, pero conserva en pie algunas cabañas:
dos de ellas nos sirven de refugio para el momento del bocadillo, el descanso y
la conversación, mientras fuera arrecia la lluvia como no hizo en ningún momento
de la caminata.
La majada de Bustempruno
Tras
el descanso, breve porque el frío aprieta, descendemos por senda en acentuado
zigzag por la margen izquierda del arroyo hasta la majada de la Matancia (1 300 metros) con una
cabaña en ruinas, y poco más allá encontramos el arroyo de Caben que baja por
el valle de Valverde de la ladera del pico Estorbín. Cruzamos por un curioso y
frágil puente construido con el quitamiedos de alguna carretera este arroyo a
punto de unirse al de Bustempruno, y de esta unión nace el río Llananzanes,
afluente en La Paraya
del río Aller que desciende del puerto de Vegarada.
Fragil puente para cruzar el arroyo
Recorremos
ahora la ladera en la margen izquierda del río por buen camino carretero, que a
partir de la braña Cuevas, donde hay una cuadra alargada, se convierte en pista
de uso ganadero; y esto se nota en la presencia de cabañas en buen estado,
prados cercados de alambrada, ganado pastando en ellos y la presencia de algún
ganadero con el vehículo a la vera del camino. Pasada la fuente la Cabranta, contemplamos el
camino recorrido en el ascenso por la otra ladera del valle; también, el
disperso caserío de Llananzanes, donde destacan en la distancia el edificio que
fue escuela, la ermita de Santa Ana y una nave ganadera en la parte superior de
la aldea.
El caserío de Llananzanes en la otra ladera y al fondo, Peña Rueda
Más
allá del Cantu Bigón (1
009 metros) parte un camino hacia la aldea abandonada de
El Bao, que también vemos a nuestra derecha; y desde la majada de Rebucho se
nos ofrece una buena panorámica de Peña Redonda y parte de la Cuerda del Ajo, por la que ya
anduvimos en otra hermosa caminata (En el puerto de San Isidro, 30 de
septiembre de 2013). Luego, desde la collada Llaneo lo que se nos ofrece es la
visión de Peñamea y Peñas Negras en la linde entre Aller y Laviana.
Más allá, la vista alcanza hasta Peñamea
Sólo
resta, cuando al caer la tarde el tiempo clarea y aun el sol parece brillar en
las cumbres, el pronunciado descenso hasta el pueblo de Casomera a 620 metros de altitud,
en la AE-6 a
orillas del río Aller, para finalizar esta interesante caminata en la que ni la
lluvia, el viento y la nieve nos pudieron ocultar la belleza del monte en esta
parroquia allerana.
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó
esta ruta el sábado, 8 de noviembre de 2014)
Las fotos son de José María Arnillas
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