Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 3 de octubre de 2014

MONTAÑAS DE BABIA



Desde Torrebarrio hasta la Muezca Colines para asomarnos a Quirós, y por Robezo, El Arca y Cuspasante para volver a Torrebarrio

            Torrebarrio es el mayor pueblo del municipio que tiene su Ayuntamiento en San Emiliano de Babia. Su caserío se distribuye en tres barrios: el llamado Barrio, que se asienta en la parte más baja al lado de la LE-481; el de la Vega, sobre el que se sitúa la iglesia parroquial de San Claudio; y el también llamado barrio de Arriba.
           Siempre es un placer caminar por Babia y recorrer sus montañas que lindan con Asturias, por eso acogimos gustosos la propuesta que para el grupo La Peñuca preparó con atención José Manuel Álvarez. Y la caminata se inicia en este pueblo de Babia, a 1 260 metros de altitud, en la plaza donde está junto a una fuente con abrevadero un panel de los Cuatro Valles explicando la Ruta en el entorno de Ubiña, que desde aquí sube hasta el Ronzón para, después de recorrer praderías de Puerto Pinos, descender hasta su final en Pinos pueblo.

El caserío de Torrebarrio desde las primeras rampas del camino

Nosotros seguiremos esta ruta sólo en su primera parte, para lo cual comenzamos por ascender hasta el promontorio donde se asienta la iglesia, un lugar desde el que se domina todo el pueblo. Desde allí tomamos una pista de tierra que deja a nuestra izquierda, al otro lado del valle por donde corre el arroyo Abesedo, el barrio de Arriba, también llamado la Cubilla; la pista se eleva con fuerza y nos va aproximando a la falda de Peña Ubiña.

Detalle del pueblo bajo el Macizo de Ubiña

Pronto, en un pequeño collado, abandonamos la ruta marcada por los Cuatro Valles, que se va hacia nuestra derecha, y seguimos la pista con fuerte pendiente aunque fácil caminar. Sobre nosotros tenemos casi al alcance de la mano la ladera de Peña Ubiña; a quienes siempre la hemos visto e incluso, como contamos en el artículo anterior, alcanzado su cumbre desde Puerto Pinos, impresionan desde aquí sus abismos, y aún impresiona más pensar que intrépidos montañeros suben y bajan por ellos… incluso dicen que cuando en invierno se cubren de nieve. Más allá, siempre a nuestra derecha, los Curieles, el Portillín, el Siete; todos ellos y otros más conforman el llamado Macizo de la Ubiña.

El Macizo de Ubiña desde los llanos de Babia

La pista sigue ascendiendo, cruzamos el arroyo de los Muriales, que va a unirse cerca del pueblo al ya citado Abesedo, y tras un corto llaneo llegamos al collado del Refugio de la Guardería de Montaña a 1 732 metros de altitud: un buen lugar para el primer descanso y el comentario sobre lo mucho que hemos recorrido y lo que aún resta para llegar a la cima.

El collado del Refugio

La Muezca Colines se encuentra sobre nosotros pero hasta allí no hay camino, lo debe hacer el caminante al andar; primero por una exigua pradera y luego por amplio pedrero que en pendiente casi vertical convierte este tramo en el más duro y complicado de la jornada.
La Muezca o Muesca Colines, como su nombre indica, es un corte en la montaña que permite el paso entre ambas vertientes de la misma; aquí se trata de un paso ganadero entre los términos de Babia y Quirós, parroquia de Lindes. Así pues, desde esta muesca a 1 925 metros de altitud podemos contemplar los puertos quirosanos de Agüeria, sus hermosas majadas y el desfiladero que marca el río de la Foz Grande, que más abajo del pueblo pasará a llamarse río Lindes para conformar, más abajo aún, el río Quirós.

Fuerte pendiente a partir del collado de Refugio

La muesca, en pleno macizo, se encuentra entre el pico el Prau y el pico Colines; y a este último de 2 215 metros de altitud tenemos obligado el ascenso, pues es nuestra cumbre de la jornada. No resulta complicado: una fácil y entretenida trepada nos deja en la cima. Desde allí la vista abarca, además de los puertos quirosanos, todo el macizo donde destacan a nuestra derecha los picos del Fontán; hacia el Norte, la mole de Peña Rueda atrae la mirada de los amantes de las más altas cumbres. Es sin duda el pico Colines, asomados a las tierras asturianas de Quirós, el mejor lugar para la comida, el descanso y la conversación; y a partir de aquí ya todo será descenso hacia las llanuras de Babia.

Pico y Muesca Colines, ya desde el descenso

Al reanudar el camino, abandonamos pronto la crestería y, dejando a la izquierda la Peña el Robezo, por una vallina descendemos hasta la vega de Robezo (1 929 metros). Después atravesamos otra muesca, la de la Cigacha, para continuar el descenso hasta la majada El Arca (1 715 metros), amplia pradería con una buena cabaña recientemente restaurada, y desde donde, si miramos hacia atrás, podemos ver la cumbre por donde anduvimos.

Largo descenso por la vallina hacia el llano

Seguimos el camino por un cortafuego y luego senda entre piornales, paralelos al escaso arroyo de la Vallina del Arca hasta que lo atravesamos cuando se une al arroyo de Campo Fermoso para formar el ya importante río la Venta del Pacinero. Poco después llegamos a los invernales de Cuspasante a 1 335 metros de altitud.
Estos invernales son amplias y llanas praderías con varias cabañas y una nave ganadera. Sobre ellos, en el Pedregal hubo explotaciones mineras de carbón: escombreras y restos de instalaciones denotan su funcionamiento no muy atrás en el tiempo. A partir de aquí, el camino ya es todo llano por la buena pista que dio servicio a las minas y hoy es de exclusivo uso ganadero; por ella avanzamos con comodidad entre prados de siega cercados de alambre, hasta encontrarnos con la LE-481 que desde la N-623 sube al puerto Ventana.
 
La majada del Arca y su cabaña

            Seguimos por la pista, ahora en un trazado paralelo a la carretera, y después de cruzar por un puente de piedra sobre el río la Venta que se va hacia el pueblo de Genestosa para más adelante desembocar en el Torrestío, nos encontramos con las ruinas de la ermita de San Bartolomé. Asentadas a la vera del camino sobre un pequeño montículo, estas ruinas en gran parte cubiertas de matorral muestran orgullosas lo que fue su portada y parte de sus gruesos muros de piedra; y a su espalda, a los lejos, en el Macizo de la Ubiña, el pico Colines se asoma en la foto de Albino González que cierra este artículo. Fue una sorpresa, una joya que vino a colmar los últimos metros de esta interesante jornada por las siempre atractivas montañas de Babia.

Las ruinas de la ermita de San Bartolomé

            
               (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 27 de septiembre de 2014)

Las fotos, excepto la citada, son de José  María Arnillas

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