Desde La Fragua a la collada de Traslafuente y la cumbre del Vizcares
La sierra de Aves, una loma alargada que se encuentra al sur del municipio de Piloña, en la parroquia de Espinaredo, se puede considerar prolongación de cordal de Ponga. Por sus laderas fluyen distintos arroyos que alimentan los dos ríos que la delimitan: Color e Infierno, ambos afluentes del Piloña; el primero desemboca cerca de Sevares y el segundo, ya con el nombre de río Espinaredo, en los aledaños de Infiesto. A lo largo del cordal y sus laderas se suceden camperas, majadas y collados que ofrecen excelentes pastos, así como diversas zonas boscosas de tejos y acebos; sólo en su mayor altura la roca sustituye al bosque y al verdor de la pradería: se trata del pico Vizcares y éste será el objetivo de nuestra caminata.
En el caserío de La Fragua, próximo a la aldea de Riofabar, cuando el reloj marca las diez de la mañana, comenzamos nuestro caminar por la carretera a la vera del río Espinaredo que a partir de aquí cambia su nombre por el de río Infierno. La carretera finaliza en el área recreativa de La Pesanca y allí comienza una pista que sube, siguiendo el cauce del río Infierno, hasta la foz de Moñacos; nosotros dejamos la pista para tomar una senda que, tras atravesar el río por un puente de madera, remonta el arroyo Estanquera por su margen izquierda. Esta senda, que va ganando altura con rapidez, nos permite contemplar al paso una vieja haya de gran porte y a la que le han salido cual verrugas unos enormes nudos en su tronco robusto. A las dos horas de camino y a 859 metros de altitud, nos encontramos con la majada Cureñu en la que destacan varias cabañas bien distribuidas para dejar libre las mejores zonas de pasto en la pradera. Hay también una fuente con su abrevadero, por lo que es el momento y lugar para la primera parada con refrigerio, mientras contemplamos al fondo y en la distancia la aldea de Ligüeria en la parroquia de El Sellón, limítrofe con la de Espinaredo por donde discurre nuestro caminar.
Cabaña en la majada de Cureñu
Tras el pequeño descanso, media hora más de fuerte subida y llegamos a la collada de Traslafuente, a 1.094 metros de altitud, donde Piloña se encuentra con Ponga y Caso: Redes da la espalda al Nalón y vierte sus aguas a la cuenca del Sella. La subida sigue ahora por un sendero bien marcado, la senda de la Culebrina, que pronto desaparece, y entonces es el caminante quien debe zigzaguear por la ladera buscando la altura hasta llegar a la cresta de la sierra y desde allí alcanzar, sobre las dos de la tarde, la cumbre pelada y rocosa del pico Vizcares. Aquí, a 1.421 metros de altitud, si, como en este caso, el magnífico tiempo otoñal lo permite, encontramos el lugar adecuado para hacer una buena parada y dar cuenta del bocadillo. Lo hacemos extasiados ante la panorámica que se nos presenta: frente a nosotros, el Sueve y todo el concejo de Parres; más a la derecha, el Cuera y la imponente mole del Cornión; sobre las tierras de Ponga, la Llambria deja asomar por detrás al Tiatordos; más a la derecha aún y casi al alcance de la mano, la foz de Moñacos; también, las sierras de Ques y Peñamayor; al fin, mucho más al fondo se difumina la cordillera Cantábrica donde descuellan las dos Ubiñas. Todo un impresionante panorama que merece casi una hora de parada y entretenimiento, con permiso del guía Fernando Espina, buen conocedor de esta zona, no en vano sus raíces familiares se engarzan en la parroquia de Beloncio.
Cumbre pelada y rocosa del pico Vizcares
Pero desde la altitud del Vizcares hay que descender hasta los 300 metros, donde nos espera La Fragua, punto de salida y regreso. Primero vamos perdiendo altura de forma paulatina por la ladera sur de la sierra, sin apenas senda perceptible por entre matojos y piornales. Es la parte más penosa del camino; aunque a este caminante se le torna agradable al percibir de frente la silueta de Peñamayor: cada vez se aprecian mejor en nuestro monte de La Peña los picos La Múa, Varallonga y Orosu; la mata el Texiu, el cordal de Breza, y hasta el pico La Chamaca. Así se llega a un collado donde encontramos una senda que desciende casi en vertical hasta las cabañas de la campa Llanoriu (821 metros). A partir de aquí seguimos el camino por donde sube y baja el ganado de la parroquia de Espinaredo a los pastos que ofrecen las majadas y los collados de la sierra. El camino desciende en fuerte pendiente por entre robles, castaños y abedules hasta encontrar el reguero, uno más de los que alimentan el río Espinaredo; a su vera nos espera el caserío de La Fragua, donde sobre las cinco y media de la tarde terminamos esta jornada montañera plagada de pasos y vistas que harán las delicias de los caminantes.
(Las fotos son de Juan Lobelle)
(El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 15 de octubre de 2011)
¡Está tomando forma este blog!
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Saludos y buen fin de semana.