Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 18 de mayo de 2012

REDES EN PRIMAVERA


Por las parroquias de Tarna y Sobrecastiello: La Fumigosa, Cerréu, Arenas, Pociello y La Ablanosa

            Caminando por el Parque Natural de Redes se puede disfrutar en cualquier época del año. En el verano de 2011, por iniciativa de Paniceres, buen caminante del grupo La Peñuca y excelente conocedor del parque pues no en vano sus raíces se hunden en la parroquia casina de Orlé, pudimos disfrutar por el hayedo de Pandellanza a la sombra de los picos Maciédome y Tiatordos; para esta lluviosa primavera, él mismo nos propuso hacerlo atravesando el bosque de Fabucao bajo el paraguas del Cantu del Oso y el Cueto Negro: sin duda mereció la pena e intentaré aquí dejar constancia de ello.
            La caminata discurre por la parroquia de Tarna con algunos pasos por la de Sobrecastiello, dos de las diez que componen el municipio de Caso. Partimos de Las Torres, un lugar a 855 metros de altitud en el kilómetro 55 de la AS-117, poco antes de llegar al pueblo de Tarna. Desde allí se desciende por el Camino Real en busca del río Nalón para cruzarlo por un viejo puente. Comienza entonces un pronunciado ascenso por un camino ganadero entre hayas a la vera de la riega El Campón hasta llegar al collado del mismo nombre, y desde aquí el camino, ya senda, sigue subiendo hasta alcanzar la majada de La Fumiosa, ya a 1.010 metros de altitud, con algunas cabañas en buen estado y una fuente que nos invita a tomar unos minutos de descanso.

 Cabañas y fuente en la majada de La Fumiosa

            El ascenso continúa ahora por la senda que traza la Cuesta de La Fumiosa. Aquí, entre el abundante arbolado surge el retumbar de un golpeteo cual martillo de pilón: el picoteo en el árbol macizo de un pájaro carpintero -el picatueru- que realiza su trabajo ajeno al paso de los caminantes. Llegamos así a los 1.389 metros de la majada de Cerréu, situada entre las dos parroquias que estamos pisando; esta majada, amplia y bella, tiene en su parte más baja una fuente, y en la parte alta, un cueto con buenas vistas, si la niebla no lo impidiera, donde se sitúan las cabañas; al lado de la fuente pudimos ver el primer rebaño de ganado: una docena de vacas del pueblo de La Foz, las primeras que acuden, en época aún temprana, a los pastos del puerto.

Ganado y caminantes acuden a la fuente de Cerréu
            De Cerréu parte la conocida como Senda Ranéu que, pasando por la majada que le da nombre, se utiliza para ascender a la cumbre del Cantu del Oso por la vertiente que cae a Brañagallones. No es lo que nosotros haremos, pues nuestros pasos, con la alegría de ver cómo la niebla inicia su retirada y deja a la vista las altas cumbres que nos rodean, se internan en el monte Fabucao: inmenso hayedo que cuelga en la ladera del Canto del Oso y el Xerru de Príes. Es un placer para el caminante recorrer estos hayedos por una senda limpia y bien marcada; pero ¡ay! el final del bosque llega, y debemos enfrentarnos con el más fuerte ascenso. Llegamos entonces a la majada de Busumerón que, entre cabañas derruidas ofrece una buena oportunidad a los aficionados a la fotografía: al frente, el Cueto Negro, más a lo lejos Peña Ten y parte del Mampodre, pero más lejos aún los Picos de Europa cubiertos de nieve. Otra fuerte subida nos sitúa al fin en la collada Arenas, que con sus 1.686 metros marca el punto de mayor altura de esta caminata.
            La collada Arenas, entre las dos parroquias, es el paso natural al valle de Pociello y La Ablanosa desde Valdebezón, y es el lugar elegido para el descanso y la comida; al fondo, en la cordillera contemplamos las más altas cumbres: la Peña el Viento, la Rapaona y la Rapaína (2.022 metros) que a pesar de su nombre es la más alta de las tres.

Subiendo hacia la majada de Cerréu

            Tras el descanso y la comida iniciamos el prolongado descenso, primero hasta la vega Pociello. Esta amplia vega es uno de los lugares más hermosos del parque: en la parte más alta, se encuentra muy encharcada por los numerosos arroyos que conforman el río que la atraviesa y en la parte baja, cuenta con varias cabañas muy bien conservadas. El río de la Vega Pociello, que más abajo cambiará su nombre por el de río La Ablanosa, acompañará nuestro caminar hasta su desembocadura en el Nalón.

 La amplia y hermosa vega Pociello

            Al salir de Pociello entramos de nuevo en el bosque Fabucao, ahora en su parte más baja y en dirección contraria a la que recorrimos por la parte alta. Al final del bosque está la majada de La Ablanosa con cabañas, una fuente sin agua y prados cercados de piedra donde pastan varios ejemplares de la caballería casina. Desde aquí el camino ya es amplio, pues hasta La Ablanosa acceden tractores y coches.

 Panorámica de las praderías de La Ablanosa

            Por esta pista de tierra descendemos a la vera del río Nalón que cruzamos por el llamado Puente del Corral donde tomamos el Camino Real que por debajo de la AS-117 y remontando el río por su margen derecha nos lleva hasta el pueblo de Tarna. Aquí, en el coqueto pueblo del puerto que cierra el valle del Nalón, termina esta larga caminata que, una vez más por Redes, nos ha permitido disfrutar de un paisaje variado, entretenido y con lugares de gran belleza como Cerréu, Arenas, Fabucao o Pociello.

Entre la niebla, las crestas del Canto del Oso


Las fotos son de Juan Lobelle


                              (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 12 de mayo de 2012)

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