Desde Llanes hasta Villahormes por Poo,
Celorio, Barro, Niembro y San Antolín
Después del de Ribadedeva, Llanes es
el concejo costero más oriental de Asturias. Su área norte forma parte del
Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Este territorio costero, con extensas
planicies y formaciones de tipo cárstico es muy reconocido turísticamente; no
en vano, el concejo dispone de un potente sector servicios que alcanza su punto
álgido en los meses de verano.
En esta caminata pudimos contemplar,
e incluso en algún caso pisar, la arena de sus incontables playas; bordear la
rías y otear los numerosos islotes que adornan la costa. Caminata que fue
propuesta en el grupo La Peñuca por Rafa Carretero, quien ya se ha convertido
en auténtico patrón de las rutas por la costa oriental. Fueron unos veinte
kilómetros y medio por siete parroquias, desde Llanes, la capital municipal,
hasta la de Hontoria en el pueblo de Villahormes.
Pisando los arenales -como la playa de Poo- también
se hace camino al andar.
Fue bonito iniciar el camino en la
zona urbana de Llanes; en la parte antigua. Así pudimos recorrer algunas calles,
vimos parte de la bien conservada muralla medieval, pasamos junto al puerto,
bordeamos la playa del Sablón y ascendimos hasta el paseo de San Pedro.
Caminando por este agradable paseo tenemos buena vista de la zona urbana, sus
modernas urbanizaciones y también los terrenos aledaños que por distintas
razones quedaron sin urbanizar. Y después, dejando a la derecha el islote
llamado el Peñón y la conocida como Playina, alcanzamos en amplia zona verde, La
Talá (Atalaya). Desde allí, hacia la parte meridional de concejo, la vista se
pierde en la barrera natural de la sierra de Cuera.
En el paseo de San Pedro la vista se reparte entre
la zona urbana y el mar.
Poco a poco, siempre por buena senda
en zona verde y al borde del acantilado, nos acercamos a la ría de Poo. En este
recorrido podemos contar el buen número de islotes que adornan la rasa costera.
Todos están en el mapa; desde el Castro de Poo hasta la isla de Almenada, ya al
otro lado de la ría. Pero para enfrentarnos con esta isla, la mayor, que cuenta
incluso, en bajamar, con su playa, debemos bordear la ría.
Caminamos, para ello, hacia el Sur,
pisamos la arena de la playa de Poo y cruzamos sobre el río L'Agüera, que nace
cerca de Porrúa y desemboca en la cabecera de esta ría. De nuevo hacia el
Norte, por el acantilado pasamos junto a la playa de San Martín, también frente
a su islote. Cerca de esta playa, vemos las ruinas de la ermita de San Martín y
nos dirigimos hacia Celorio.
El camino por la zona verde que se acerca a la costa.
Es ésta, Celorio, una de las villas
del concejo; con amplio caserío disperso, abundantes chalés, urbanizaciones y
diversas instalaciones turísticas. Nos detenemos en la bonita plaza ante el Monasterio
de San Salvador. Fue fundado como monasterio benedictino a principios del siglo
XII y reformado en el siglo XVII, su época de mayor esplendor. En la plaza
llama la atención la torre románica, cuadrada y de gran tamaño. Tras las leyes
de desamortización del siglo XIX, el monasterio pasó por diversas compras hasta
que en 1919 lo adquirió la Compañía de Jesús, y en la actualidad alberga una
pequeña comunidad de monjas.
Llegando al Monasterio de San Salvador; a la
derecha asoma la torre románica.
Al salir de la plaza, tenemos la
ensenada de Celorio con sus dos playas: la de los Frailes, justo frente al
monasterio, y la de Palombina. Nos toca ahora un tramo de casi tres kilómetros
por carretera. Pasamos junto al cámping y nos acercamos a la playa de Borizu,
frente a la que también destaca una isla de considerables dimensiones. Entre esta
última playa y la Tayada está la punta de Troenzo. Acercarse a su extremo
supone un desvío de kilómetro y medio; y es para ver lo que llaman el Cristo de
Celorio: una rocosidad que, dicen, semeja la figura de un cristo. Tras el
regreso a la carretera después de figurarse aquella imagen en la roca, pero
también apreciar desde la punta una buena vista de la costa desde Celorio hasta
aquí, nos vamos acercando a Barro.
Una muestra de los islotes que decoran esta etapa
por la costa oriental.
Barro es una de las tres localidades
de su parroquia, junto a Niembro y Balmori; esta última más al sur, al paso de
la AS-263. Las otras dos, Barro y Niembro, se encuentran al borde de la
ensenada de Niembro, y entre ambas localidades pasamos junto a una
"capilla de ánimas". Algo más allá están la iglesia parroquial y el
pequeño cementerio, sobre un saliente rocoso y al borde del agua. Entre ambos,
el pequeño puerto de El Vau, donde vemos algunas barcas varadas.
Cruzamos Niembro por sus empinadas
callejas y seguimos subiendo por Cabo Prieto hasta el mirador de Cerro
Castiello, donde hay un área recreativa con mesas y bancos. En lo alto de cerro
hay una gran antena que ya habíamos visto a lo lejos, casi al inicio del
camino, desde La Talá de Llanes. Al fondo tenemos la reconocida playa de
Torimbia, a la que sólo se puede acceder por una senda peatonal que desciende
por la ladera del cabo. Sin duda fue un acierto destinar este lugar, mirando al
mar, al momento del descanso, la comida y la conversación.
Espectacular imagen de la iglesia parroquial y
el cementerio de Barro, junto al puerto
de El Vau en la ensenada de Niembro.
Continuamos el camino desde lo alto
del cerro iniciando, por zona boscosa, el descenso hacia la playa de San
Antolín de Bedón, al lado de la N-634. Tengo para mí que este tramo entre
Barro, la ensenada, Niembo, el ascenso al Cerro y el descenso por senda
entre bosque hasta San Antolín, fue el más agradable y bonito de toda la
caminata. Cuando llegamos al llano, cruzamos por puente sobre el río Bedón. Un
río que nace en la vega de Tebrandi, Cabrales, con el nombre de río Las Cabras;
pasa por el concejo de Onís y desemboca en esta playa, dejando en su margen
derecha la parroquia de Posada y en la izquierda, la de Naves.
Después de culminar Cerro Castiello, pasamos, ya en zona
de bosque, junto a esta sorprendente laguna.
Es la de San Antolín la playa más
larga de Llanes, en la que destacan sus arenas blanquecinas. A su lado, también
llaman la atención las ruinas del Monasterio de San Antolín de Bedón. Sus
legendarios orígenes como monasterio benedictino datan de los siglos XI-XII. En
el siglo XVI pasó a depender del de San Salvador, y a partir de la
desamortización, en 1820, comenzó su ruina hasta su actual total abandono.
Detalle del Monasterio de San Antolín de Bedón.
El camino discurre por senda
adaptada paralela a la carretera, hasta que por un túnel cruzamos bajo la vía
del FEVE, para tomar de nuevo rumbo hacia la rasa costera. La siguiente visita
será la espectacular playa de Gulpiyuri, declarada en 2001 Monumento Natural por
el Principado de Asturias. Se trata de una depresión cárstica que comunica con
el mar por una caverna que deja paso al oleaje y las mareas, formando una
espectacular playa rodeada de pradería. Es, por lo demás, un lugar muy visitado,
al que sólo se accede caminando desde un aparcamiento próximo.
Gulpiyuri: la playa y la verde colina que impide la vista al mar.
Sólo nos resta recorrer el último
trecho sobre los acantilados junto a la playa de la Canalina, el Castro de las
Gaviotas y la playa de la Huelga. Nos dirigimos luego hacia el Sur, y después
de pasar junto a las ermitas de Santa Rita y Santa Eulalia, llegamos a
Villahormes, un pueblo extendido a ambos lados de la AS-263. Allí, junto a la
vía del FEVE y al lado de la estación, termina, al caer la tarde, esta
atractiva y entretenida caminata por la costa oriental asturiana.
Niembro, sobre la loma que cierra la ensenada, con su caserío
orientado al Sur y bien visible a lo lejos.
Las
fotos son de Juan Lobelle.
(El
grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 8 de diciembre
de 2018).