Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

jueves, 22 de septiembre de 2016

POR CANGAS DEL NARCEA



Caminos del oso desde Genestoso hasta el Acebo: los Xustrales, Reconco, Fonte Bona, Gargantera, Cabornín...

            De las 54 parroquias que componen el extenso municipio de Cangas del Narcea, la de Genestoso ocupa su sector más suroriental, en el límite con los términos de Villablino (León) y Somiedo. Genestoso es también el único núcleo habitado de su parroquia. Por allí pasa el río Cibea, que nace en las lagunas de los Chanos de los Bueyes y, después de atravesar la parroquia de su mismo nombre, entrega sus aguas al río Naviegu, que viene de Leitariegos y es importante afluente del Narcea, al que desemboca en el lugar de Entrambasaguas, en plena villa de Cangas.
            La caminata que voy a comentar forma parte de GR 203 Por donde camina el oso. Se trata de un gran recorrido por el espacio protegido del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, que se inicia en Corias. Luego por el valle del Coto penetra en Ibias y llega hasta San Antolín; después pasa por Cerredo, Leitariegos y finaliza en la villa municipal de Cangas del Narcea, cerca del lugar donde se inició.

Bonita postal de Magín Casas; serbales en los montes de Cangas del Narcea.
 
            De este amplio recorrido de 16 etapas, eligió y coordinó en el grupo La Peñuca su presidente Albino González Ordiz la etapa número 10 que iniciamos en Genestoso, un lugar situado a 1 180 metros de altitud sobre un hermoso valle en las estribaciones de la cordillera Cantábrica.
            Desde la CN-4 que partiendo de la AS-213 sube al pueblo, lo cruzamos hasta su parte más alta, donde está el edificio que fue escuela, y seguimos el camino por una pista de tierra que asciende por el llamado monte Genestosa. Al fondo, a nuestra izquierda, dejamos el valle por donde corre el río Cibea; atrás queda una buena vista del pueblo y su amplio caserío, y más allá, el hermoso valle de Cacabiechu desde el collado Tres Lagunas, lugar de paso del camino real de Laciana a Cangas.

Al inicio del camino por el monte Genestosa.
 
            El ascenso continúa sin pausa hasta los 1 685 metros de altitud, donde un indicador nos dirige hacia la izquierda para internarnos en los Xustrales; hermoso bosque que cuelga en la ladera hacia el valle del reguero la Mesta, afluente del Cibea. Cruzamos este bosque de abedules y serbales por buena senda en ligero descenso y, después de atravesar un pequeño pedrero, llegamos al Colláu la Gobia (1 682 metros), ya en la parroquia de Cibea.

Hay una pequeña laguna en el Colláu la Gobia.
 
            A partir de aquí la senda va ganando altura por el cordal, lo que nos permite disfrutar de buenas vistas. Al fondo, a nuestra izquierda, parte de los caseríos que se conocen como Cibea: el mayor, La Riela, centro parroquial y La Bichera, el más alto en la ladera del valle y rodeado de pradería. A nuestra derecha, se impone la sierra de Serrantina con bastante niebla, lo que casi impide identificar sus más altas cumbres; es el límite entre los términos de Cangas del Narcea y Somiedo. Más cerca, casi a nuestros pies, en la cabecera del valle de Xunqueras está la braña de Xunqueras, que pertenece a Parada la Vieja, pueblo de la parroquia de Tainás. Es el Xunqueras un largo valle por donde desciende el río que le da nombre hasta unirse al Onón, afluente del Narcea en el lugar de Portiella.

Vista a la sierra de Serrantina. A la derecha, detrás de la niebla,
asoma el Cueto de Arbas, la cumbre más alta de Cangas del Narcea.

            Así, con todo este amplio panorama, llegamos a la cima del pico Rabo de Asno (1 894 metros), en el límite entre las parroquias de Cibea, desde donde se le conoce como el Santón y Fuentes de Corbero, donde lo nombran el Santo. Este pico con tres nombres es el más alto de la sierra del Acebo y para nosotros la mayor altura de la jornada. Su cumbre, aplanada, con abundante matorral y monte bajo, vértice geodésico y buzón montañero, se nos ofrece como buen lugar para dar cuenta del consabido bocadillo; aunque con corta conversación y escaso descanso, pues, según las cuentas del coordinador, aún restan más de tres hora para finalizar la caminata.

El cordal desde el Colláu la Gobia, a la derecha,
hasta el pico Rabo de Asno, a la izquierda.
 
            Con la niebla asentada en los valles, reanudamos, pues, el camino tras la pausa, bordeamos la Peña de la Burra, pasamos por el collado La Turria y llegamos al collado Reconco (1 660 metros), desde donde es obligado el ascenso al Alto de la Filtrosa (1 752 metros). El descenso desde este alto resulta algo incómodo por una senda entre abundantes piornales, pero pronto se alcanza una pista ganadera que sigue la línea de separación de pastos entre las parroquias de Fuentes de Corbero y Porley, primero y esta última y Carballo, después.
            Rodeados de espesa niebla que apenas nos deja ver las piedras del camino, pasamos por el Texedal y Fonte Bona, para ya dentro de la parroquia de Carballo, llegar al collado de La Gargantera (1 250 metros). Es un amplio monte de abundantes pastos a los que acude el ganado de Las Tiendas y Corveiru, aldeas de esta parroquia.

El Texedal, un monte con varias lagunas.
 
            Entramos ya en la parroquia de Linares, la última de las seis que pisamos en nuestro recorrido por los caminos del oso, y llegamos al Cabornín a 1 179 metros de altitud. Hay aquí un triple cruce de caminos ya asfaltados que salvan la sierra del Acebo: a nuestra izquierda, el camino que sube de Las Tiendas y más abajo de Carballo, ya en la CN-4; a nuestra derecha, el que desciende hasta Castil del Moure, curiosa aldea que sólo tiene entrada por el alto, ya que su espectacular caserío se asienta sobre grandes peñas que le cierran el paso al valle del reguero de Moure, que baja saltarín hacia el río Antrago, afluente del Narcea en la parroquia de Tebongo.

 El descenso del Alto de la Filtrosa, entre la niebla y el monte bajo.

            Se ven por aquí restos de explotaciones de antracita que dieron vida a estos pueblos hasta finales de los años noventa; a partir de entonces su principal recurso económico es la agricultura y la ganadería, con limpias y bien cuidadas praderías, así como excelentes huertos de cultivo. Siempre fue también el Cabornín paso habitual entre los valles del río Cibea y las parroquias que conforman la zona conocida como Partido de Sierra, que ocupa el cuadrante más nororiental del concejo.
            Y el triple cruce se completa con la carretera que nosotros seguimos por la cresta de la sierra y, dejando en otro cruce a la derecha la que va a Linares del Acebo, cabecera parroquial, nos lleva hasta el Santuario, situado entre el pico La Cruz y el propio pico Acebo con sus vistosas antenas.

 El camino cerca del Cabornín; al fondo se adivina el Santuario del Acebo.

            Es el Santuario del Acebo bien conocido y muy frecuentado desde todo el occidente de Asturias y norte de León; un lugar bien cuidado y apacible, desde el que se pueden contemplar gran parte de los valles, montañas, pueblos y aldeas de este extensísimo término municipal de Cangas del Narcea. Aquí, a 1 160 metros de altitud, termina nuestra caminata, que nos trajo a este Santuario desde lo que algunos han dado en llamar "el santuario del queso", en alusión a la fama que tuvo Genestoso por la peculiar elaboración de su queso a base de leche de cabra.

Hermosa vista de Genestoso y el valle de Cacabiechu
desde algún lugar del camino.

              (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 17 de septiembre de 2016).

Las fotos, excepto la primera, son de Juan Lobelle.