Para "ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos..."

viernes, 23 de septiembre de 2011

EN LA CUENCA DEL RÍO LUNA

De Abelgas de Luna a Villasecino por los picos Churros y Penouta

            En el mes de julio caminábamos por el norte de León en busca de las fuentes del Omaña; ahora lo haremos por la cuenca del río Luna, partiendo de Abelgas, en el municipio de Sena de Luna, para terminar en Villasecino de Babia. La caminata comienza a la entrada del pueblo, donde hay un viejo molino; allí tomamos el camino que en pronunciada cuesta remonta la riega de Piedrafita por su margen izquierda. Este camino nos lleva a una amplia majada con cercados de piedra y varias cabañas ganaderas; la atravesamos y comenzamos a crestear dejando a nuestra izquierda el valle de Valverde. Así vamos ganando altura hasta llegar a la cumbre del pico Churros que, desde sus 1.989 metros de altitud, nos ofrece la panorámica que estábamos esperando: Las Ubiñas y la comarca de la Babia.
            Es el momento y el lugar adecuados para hacer la primera parada, retomar fuerzas y sobre todo contemplar Las Ubiñas, Puerto Pinos, cuyos pastos disfrutan los ganaderos del municipio de Mieres y, a sus pies, pueblos de la Babia: Pinos, San Emiliano, Torrebarrio, Candemuela… El caminante recuerda que hace un mes estuvo con dos amigos entre las Ubiñas, contemplando desde el alto de El Ronzón estos mismos pueblos y la apacible comarca de la Babia. Allí sentados, cavilaban los tres caminantes sobre aquel rey que, cuando le acuciaban los problemas, abandonaba la capital del reino y se recluía en la tranquilidad de estas tierras. Entonces, la corte era un hervidero de preguntas: “Pero… ¿qué opina el Rey de esto? ¿Por qué no interviene el Rey? ¿Qué hace el Rey al respecto de este asunto?”. Preguntas que sólo hallaban una respuesta de los cortesanos más enterados: “El Rey está en Babia”.

Cumbre del pico Churros
       
     Tras la primera parada, continuamos caminando por la cresta, perdiendo altura hasta los 1.932 metros. Parados en este lugar, los caminantes miran a la cumbre del pico Penouta (2.108 metros) que se muestra imponente, y discurren sobre dos posibilidades de ascenso: una, perder aún unos metros de altura, atravesar un pedrero y ascender por la ladera que parece más fácil; la otra, atacar  desde allí el ascenso casi en línea recta. Optamos por la segunda y, aunque costosa, salvo un par de pasos donde fue preciso emplear las manos para sujetarse a la roca, no resultó difícil. En la cima del Penouta, mientras nos ocupamos del bocadillo, contemplamos en toda su extensión el largo valle de Valverde, por el que corre el arroyo del mismo nombre que mucho más abajo se convierte en el río Abelgas, antes de entregar sus aguas al río Luna justo en la cola del embalse de Barrios de Luna.
            Después de la comida, volvemos a mirar hacia el norte y contemplamos una vez más la cordillera Cantábrica, donde la niebla juega a penetrar por entre las Ubiñas o por el puerto de Ventana; pero la más alta temperatura de estas tierras de León la detiene para que nosotros podamos seguir disfrutando de un día claro y soleado. Iniciamos un primer descenso bastante pronunciado, aunque fácil de realizar, por la falda del Penouta hasta la laguna Bustalgil y desde allí, caminando entre piornales, bordeamos la ladera para alcanzar una serie de collados entre los que destacan los de Peredinas y La Salgadina. Bordeando el collado de Bizarreras, donde nace la riega del mismo nombre, tomamos un camino que se dirige hacia el pueblo de Riolago atravesando varias majadas donde pasta bastante ganado vacuno. Abandonamos este camino para atravesar nuevas praderías y encontrarnos con una pista que, casi en llano y por entre prados de diente, nos lleva hasta Villasecino.

Rosal silvestre en la collada de la Salgadina

Ya a la vista del pueblo, lo primero que topamos es la iglesia: un macizo edificio de piedra con espadaña para una campana, en un campo de abedules. Entre la iglesia y el pueblo una carreterita sin asfalto atraviesa la amplia y fértil vega, cruza un puente sobre el río Luna y nos deja en Villasecino, bonito pueblo del municipio de San Emiliano, capital de la Babia baja, donde después de seis horas y media finaliza esta grata y entretenida caminata que bien se puede dividir en dos partes: la primera, casi en continuo ascenso, desde Abelgas hasta la cumbre del Penouta y, después, el largo descenso hasta llagar a Villasecino; todo ello sin mayores dificultades que atravesar algún pedrero o cuando la senda se pierde entre los piornales.

(Las fotos son de Juan Lobelle)


                           (El grupo de montaña La Peñuca de Gijón realizó esta ruta el sábado, 17 de septiembre de 2011)